Home

Nación

Artículo

El testimonio de Salvatore Mancuso es importante para esclarecer qué sucedió en la masacre que tuvo lugar en octubre de 1997.
El testimonio de Salvatore Mancuso es importante para esclarecer qué sucedió en la masacre que tuvo lugar en octubre de 1997. | Foto: Revista Semana

JUSTICIA

Mancuso, Uribe y El Aro: la masacre en la que todavía no hay verdad. En video por María Jimena Duzán

La columnista recuerda la importancia del testimonio de Salvatore Mancuso en el expediente que ahora conocerá el ente de control y pide que no quede engavetado como en ocasiones pasadas.

15 de septiembre de 2020

Ahora que la Corte Suprema de Justicia trasladó la investigación contra Álvaro Uribe por la masacre de El Aro a la Fiscalía, vuelven a cobrar relevancia los testimonios dados por el exjefe paramilitar Salvatore Mancuso ante los tribunales de Justicia y Paz sobre esa matanza ocurrida en octubre de 1997, cuando el líder del Centro Democrático era gobernador de Antioquia.

Sobre Mancuso se han dicho muchas falsedades. La primera es que él no ha cumplido con el compromiso de contar la verdad que adquirió como postulado de Justicia y Paz. Eso lo dijo el propio comisionado de Paz ante los medios cuando afirmó que el cabecilla de las autodefensas había desaprovechado su oportunidad de cumplirles a las víctimas con la verdad.

Vea: Uribe, Mancuso y El Aro, la masacre que no termina

Eso no es cierto: Mancuso ha sido el exjefe paramilitar que más ha contribuido con la verdad y sus testimonios han servido para esclarecer cerca de 60 masacres en Justicia y Paz. También sus revelaciones han sido clave para dilucidar casos de aforados en la Corte Suprema de Justicia.

En el caso de la masacre de El Aro, que duró diez días, Mancuso ha dado su testimonio en, por lo menos, tres ocasiones ante los tribunales de Justicia y Paz. La primera vez lo hizo el 18 de noviembre de 2008, luego el 20 de septiembre de 2012 y posteriormente en noviembre 28 del mismo año. Otro tanto ha hecho con la masacre de El Salado y con la de Mapiripán.

Por cuenta de esta colaboración con las victimas, su defensa asegura que él ya pagó su condena de ocho años en Justicia y Paz y tiene cómo probar que ese tribunal le habría reconocido ese tiempo dentro de los 15 años que pagó en Estados Unidos.

Sin embargo, el Gobierno insiste en que Mancuso todavía debe los ocho años de Justicia y Paz, y que si es extraditado a Colombia, debería ser objeto de una orden de captura para que termine de pagar su condena.

Lo cierto es que Mancuso no solo ha sido el único exjefe paramilitar en develar los nexos con los militares y los políticos, sino en aceptar que ellos mismos fundaron sus propias Convivir en Antioquia y en revelar que fue el propio Pedro Juan Moreno quien les ayudó a que estas fueran aprobadas. (Según alias HH, las Convivir fueron el motor de la guerra de los paramilitares porque impulsaron las autodefensas y les permitieron expandir sus redes criminales).

En esas condiciones Mancuso ha dicho que quiere ir a la JEP para seguir contando la verdad, una verdad que las víctimas quieren oír, pero que muchos quieren acallar.

A pesar de que Mancuso ha contribuido con la verdad, la mayoría de sus testimonios se han quedado en letra muerta y este Gobierno tampoco parece muy interesado en ella. El gobierno de Duque se equivocó en cuatro oportunidades con el trámite para su extradición y hoy sus ofrecimientos de verdad vuelven a perderse en medio de una polarización política que se ha agudizado desde que la Corte Suprema de Justicia decidió imponerle una medida de aseguramiento al expresidente Uribe por un proceso que se le sigue por manipulación de testigos, varios de los cuales lo señalan de haber tenido presuntos vínculos con los paramilitares y por la masacre de El Aro. La Corte había previsto llamar a Uribe a versión libre este 16 de septiembre (o sea, mañana), pero con el traslado del proceso a la Fiscalía esa diligencia vuelve a refundirse.

La indagación fue abierta en el año 2000 por la Fiscalía de Alfonso Gómez Méndez y fue cerrada antes de que terminara su mandato. Luego fue reabierta y pasó a la Corte porque el expresidente Uribe fue elegido senador. Allí duró dormida varios años en el escritorio del magistrado Gustavo Malo, hasta que se creó la Sala de Instrucción que revivió el proceso y llamó a Uribe a versión libre. Con la decisión de Uribe de renunciar a su fuero, el proceso vuelve de nuevo a la Fiscalía a hibernar.