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María Lorena Gutiérrez | Foto: dinero.com

GOBIERNO

El regreso de la mano derecha de Santos

María Lorena Gutiérrez fue secretaria general y ministra de la Presidencia durante los primeros cinco años de gobierno. Tras casi un año en la embajada de Colombia en Alemania acepta trabajar al lado de Santos, en el último año de su gobierno.

2 de agosto de 2017

Desde el pasado 17 de julio, cuando los 16 ministros  presentaron su renuncia protocolaria, había expectativa por los movimientos y las posibles caras nuevas que llegarían al equipo de gobierno. Hubo cábalas de todo tipo, pero este martes el presidente Juan Manuel Santos despejó los acertijos. Aceptó la renuncia a solo cuatro de sus ministros, y designó a quienes se sumarán al gabinete para afrontar el último año de su mandato.

La expectativa se cumplió a medias. De las tres caras nuevas que el mandatario presentó como nuevos coequiperos, dos son conocidas, pero no por ello dejaron de sorprender. Sobre todo una de ellas, la bogotana María Lorena Gutiérrez, que parecía haber cerrado su capítulo en el alto Gobierno hace 16 meses, cuando renunció al último cargo que había ocupado en la Casa de Nariño, nada menos que el ministerio de la Presidencia.

Desde aquel momento, Gutiérrez oficiaba como embajadora de Colombia en Alemania, y su regreso no se advertía tan inmediato. Había desparecido del radar y había dejado atrás su paso por el palacio presidencial donde llegó a tener fama de ser la que allí mandaba. No en vano fue secretaria general de Presidencia, su segundo cargo en el gobierno Santos. No había un nombramiento que no pasara por su consentimiento, ni una hoja que se moviera sin su aprobación.

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Su poder se había consolidado desde el día uno del gobierno de Juan Manuel Santos. El presidente la designó como alta consejera para el Buen Gobierno, y sobre sus hombros recayó la reingeniería del Estado, uno de los primeros retos que se trazó el mandatario. Varios cercanos al presidente la recomendaron, pero también influyó su amistad con Fernando Carrillo, precisamente a quien Santos le había encargado el empalme con el gobierno de Álvaro Uribe.

En sus primeros meses en el palacio presidencial, María Lorena pasó con bajo perfil, pero a medida de que conseguía éxitos no solo se fue ganando la confianza del presidente, también notoriedad. Tanto que se convirtió casi que en la jefe del gabinete, pues en su momento trascendió que evaluaba a los ministros con un tablero y un sistema de semáforos, y le hacía seguimiento a  la ejecución presupuestal y a las metas de cada cartera con indicadores concretos.

Para el presidente Santos, María Lorena también fue apaga incendios. La encargó en el ministerio de Minas en el primer semestre del año pasado, donde tuvo que enfrentar la crisis energética, que tuvo al país varios meses en vilo a las puertas de un racionamiento de energía. Tal vez fue el momento en el que los colombianos más la reconocieron, pues salía en la televisión a diario reportando el ahorro de energía que registraban los hogares y empresas, a petición del Gobierno. Una prueba más de la confianza que el presidente depositó en ella, y que por lo visto aún mantiene, a pesar de que su salida de la Casa de Nariño fue traumática.

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Gutiérrez decidió apartarse del Gobierno cuando el presidente Juan Manuel Santos presentó la terna de candidatos para fiscal general. Ella había sido la encargada de recibir las hojas de vida de todos los que se postularon, y rechazó que el mandatario incluyera a Néstor Humberto Martínez, quien había sido ministro de la Presidencia antes que ella.

La relación entre Martínez y Gutierrez en la sede de gobierno no fue la más armónica. Algunas veces se pisaban las mangueras. El ministerio de la Presidencia tenía como principal tarea la coordinación de todos los miembros del gabinete, la misma responsabilidad que la secretaria general, que en ese entonces era María Lorena. Las constantes tensiones fueron una de las causas para que Néstor Humberto renunciara, y Gutiérrez lo reemplazara en el cargo.

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Antes de llegar a Palacio, y durante seis años y medio, fue decana de Administración de Empresas en la Universidad de los Andes y, aparte de unas consultorías en el sector público, era ajena al mundo político. Pero en la sede palaciega su oficina era visitada por congresistas de todos los partidos. Los de la U, los liberales, los conservadores, no tuvieron queja, pero con los de Cambio Radical sí hubo enemistad. 

Puede que la mujer poderosa durante los cinco primeros años del Gobierno Santos llegue con bajo perfil. Armando Benedetti, senador del partido de la U, considera que llegará la mano derecha del presidente para apoyarlo en asuntos de gobierno. Dice que la cartera de Comercio Exterior probablemente le permita algunas licencias, pero ya no será la “cuchilla” que raje a todos los ministros. A pesar de su trayectoria y jerarquía llegará como una más del gabinete.  

Quizás, el presidente Santos le haya confiado una misión específica, la obsesión del mandatario por entra al club de los países más ricos del mundo, la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (Ocde). Desde la consejería para el gobierno, María Lorena Gutiérrez conoce en detalle el proceso, y coordinó a todas las carteras para cumplir con los criterios de ingreso. La mujer que le habla al oído al presidente Santos está de regreso.