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Martha Ordóñez, consejera presidencial para la Equidad de la Mujer. | Foto: Archivo SEMANA

ENTREVISTA

“Hay que romper el silencio para librarnos de la violencia”

Martha Ordóñez, consejera presidencial para la Equidad de la Mujer, habla sobre los retos de la igualdad de género y la participación femenina en el acuerdo de paz.

24 de noviembre de 2016

El Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer se celebra desde hace 17 años el 25 de noviembre, pero en Colombia sigue siendo un drama cotidiano que está lejos de ser erradicado.

Por este motivo, se lanzó en el país “El día que Colombia se quedará sin mujeres”, una iniciativa que busca la reflexión sobre el “vacío” que dejarían si no están disponibles como profesionales, madres, profesoras, etc. La jornada apunta a que las mujeres se ausenten de sus trabajos varias horas, principalmente de 9 de la mañana a 2 de la tarde, y de ser posible se presenten con un par de tacones en el Parque Nacional.

El propósito es crear conciencia sobre los abusos que deben sobrellevar cientos de mujeres en Colombia, desde la violencia psicológica y económica hasta la violencia intrafamiliar, los ataques con ácido, la tortura y el feminicidio. Se busca entonces que los colombianos se comprometan a eliminar todos los tipos de violencia de género, para que dejen de presentarse lamentables casos como el de Natalia Ponce de León o Rosa Elvira Cely.

Frente a esta coyuntura y sin dejar de lado las macabras dinámicas internacionales que han venido apareciendo en los últimos meses -como la marcada misoginia en la campaña del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump-, Semana.com habló con Martha Ordóñez, consejera presidencial para la equidad de la mujer, quien destaca la necesidad de “romper el silencio” de la violencia.

Semana.com: En el día de la erradicación de la violencia contra las mujeres, ¿cuál es su mensaje?

Martha Ordóñez: Hoy 25 de noviembre, en una fecha emblemática, les decimos a las mujeres que es importante dejar a un lado el miedo, romper el silencio para avanzar hacia una vida libre de violencias, exigir siempre ante las autoridades el cumplimiento de la ley y el respeto a la dignidad de las mujeres. Y a quienes somos testigos de un hecho de violencia no callar, y solicitar la actuación diligente de las autoridades.

Semana.com: ¿Cómo acabar con la violencia de género en un país en el que cada 15 minutos se agrede a una mujer y donde se registran cuatro feminicidios diarios, con una impunidad cercana al 90 %?

M. O.: Erradicar las violencias implica una transformación cultural, involucra a la sociedad en su conjunto. El movimiento social de mujeres que viene trabajando desde los 1980 para el posicionamiento de los derechos de las mujeres en los ámbitos jurídicos, políticos y sociales, ha sido clave. Son ellas quienes, al romper el silencio y llamar la atención a sus gobernantes, han promovido que las mujeres trasciendan el mundo de lo privado y denuncien las situaciones de violencias que se ejercen contra ellas o la vulneración de sus derechos.

Semana.com: Después de años de lucha, los últimos meses han demostrado la posibilidad de que se retroceda en los derechos de las mujeres. ¿La polémica por la supuesta ‘ideología de género’ podría poner en jaque los avances del enfoque de género?

M. O. : La diferencia entre enfoque de género e ideología de género es que el primero hace referencia a la obligación que tiene el Estado colombiano a garantizar el principio de igualdad y no discriminación establecido en la Constitución Política. Y para ello el medio es el enfoque de género. La ‘ideología de género’, por su lado, no es una categoría de análisis, no es una herramienta que impulse el logro de la igualdad y equidad entre las personas. Hace referencia a un dogma o a una doctrina, alejado del espíritu de nuestra Constitución en la cual se establece que Colombia es un Estado social de derecho y su deber es promover las condiciones para que la igualdad sea real y efectiva y adoptar medidas en favor de grupos discriminados o marginados. La ideología de género no existe en el acuerdo de paz.

Semana.com: ¿Cómo se define entonces el enfoque de género?

M. O.: Es una herramienta de análisis que permite visibilizar la discriminación y desigualdad entre los sexos y/o construcciones de identidad de género diversas. Reconoce que una misma situación afecta de manera diferente a las personas según su sexo, edad, etnia, condición social y familiar, estrato, lugar en el que vive y el papel que desempeña tanto en la familia como en la sociedad. Y, lo más importante, permite identificar frente a una situación determinada los elementos de desigualdad y plantear alternativas para superarla. Se busca que el Estado cumpla con una de sus compromisos en materia internacional: reducir la brecha de inequidad.

Semana.com: ¿Qué busca la Consejería Presidencial para la Equidad de la Mujer?

M. O.: Es el ente rector para la política pública de equidad de género. Lo que hacemos es llevar toda esa asistencia técnica sobre derechos humanos de las mujeres, la normatividad, las rutas de atención, transversalizar el enfoque de género en todas las entidades. Acompañamos en la formulación de la política pública de equidad de género pero tenemos una responsabilidad grande en materia de seguimiento a la normatividad. Tenemos más de 20 secretarías técnicas para hacerle seguimiento a la ley de 2008, la columna vertebral para garantizar, prevenir y apoyar a las mujeres víctimas de cualquier tipo de violencia, de discriminación, y para seguir trabajando en esa igualdad, pero sobre todo para atender a las mujeres víctimas de cualquier tipo de violencia como física, emocional, psicológica, económica, patrimonial… Trabajamos de la mano con la Cancillería el tema de los acuerdos, convenios internacionales. La Consejería trabaja de la mano con las entidades, con los ministerios, para transversalizar ese enfoque de género, cuando se plantean los planes de desarrollo nacionales o municipales, para que la mujer no se invisibilice.

Semana.com: ¿Cómo se aplicó el enfoque de género en el acuerdo de paz con las FARC?

M. O.: El acuerdo de paz en todos sus puntos tiene absolutamente claros los derechos de las mujeres, sobre todo aquellos que fueron vulnerados. Por eso algo que en los espacios internacionales ha sido reconocido y aplaudido es que Colombia hizo algo que en otros procesos de paz en otros países no se había logrado: tuvimos la subcomisión de género en la Mesa de la Habana, plenipotenciarias, visibilizamos en las negociaciones el enfoque de género.

Semana.com: ¿Cuál era el principal objetivo?

M. O.: La prioridad es que a las mujeres víctimas se les garantice, se les crea, se les repare integralmente. En la Unidad de Víctimas hay más de 8 millones de personas registradas que sufrieron el conflicto armado en carne propia y más de la mitad son mujeres. ¿Quiénes vivieron muchísimo la violencia y por eso se produjo el desplazamiento? Las familias rurales. Las campesinas. Estas mujeres rurales fueron las que perdieron a sus hijos, al papá, al esposo. Este ha sido el único proceso que ha llevado un grupo de víctimas a la mesa de negociaciones, donde había 36 mujeres. Y las organizaciones de mujeres que participaron muy activamente, aportando a la subcomisión de género para ver de qué manera al implementar cada uno de los puntos del acuerdo podemos garantizar que no se sigan vulnerando los derechos y garantizar integralmente la reparación.

Semana.com: En el día a día cientos de mujeres denuncian violencia intrafamiliar. Pero a veces cuando llegan a las comisarías de familia, ante los fiscales y jueces, las tratan como culpables y no como víctimas, o sus perpetradores solo son juzgados por lesiones personales. ¿Cómo luchar contra esta realidad?

M. O.: En la Consejería tenemos unas herramientas, así no hagamos atención a mujeres, pero sí lo hace la Fiscalía, Medicina Legal, la Defensoría del Pueblo, la Procuraduría donde acuden las víctimas para recibir el acompañamiento. Pero lo que tenemos para combatir y eliminar la violencia de género en las asistencias técnicas es el “violentómetro”, un termómetro que nos sirve para medir la violencia, y que cada vez que le entregamos a las mujeres ellas reaccionan.

La comunidad internacional ha dicho que esta normatividad es muy amplia y además reconoce que es buena, contundente, pero nos toca estar hacer seguimiento, viendo que se cumpla, capacitando a los servidores públicos para que no vayan a revictimizar, para que atiendan como lo tienen que hacer, que sean conocedores y apliquen el marco normativo. Y sobre todo que cuando les llega una mujer vuelta nada emocional, física, sexualmente, sean sensibles.