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P O R T A D A

“Me voy a dejar contar”

En diálogo con SEMANA Noemí Sanín revela por qué decidió no tirar la toalla.

11 de marzo de 2002

SEMANA: ¿Cree usted que con el 5 por ciento su campaña es viable?

Noemi Sanin: En términos estrictamente de encuestas hemos sufrido un revés. Digamos que un desmayo. Pero el país ya sabe qué tan rápido me recupero yo de los desmayos.

SEMANA: Hablemos concretamente de su situación. Usted puede subir o bajar en las encuestas. Asumamos que baja. ¿Qué perspectivas tiene una campaña por debajo del 5 por ciento?

N.S.: Yo sinceramente pienso que vamos a subir. Creo que las cosas van a cambiar radicalmente y tan rápido como han cambiado hasta ahora. Estoy convencida de que Alvaro Uribe no ganará en la primera vuelta. Lo veo muy sólido en encuestas pero enredado en apoyos y contradictorio en propuestas. Serpa, mientras tanto, ha pasado de ser el candidato oficial del liberalismo al candidato disidente. Lo único que le falta es irse contra la clase política tradicional. Así que la única con problemas no soy yo.

SEMANA: ¿Cree que tiene alguna posibilidad de pasar a la segunda vuelta?

N.S.: No soy una mujer ingenua. Reconozco que como están las cosas no es seguro que yo pase a la segunda vuelta. Pero hay una cosa de la cual sí estoy segura: si paso a la segunda derroto a Uribe.

SEMANA: Todo eso está muy bien, pero si en vez de cumplirse ese escenario usted baja del 5, al 4 o al 3 por ciento, ¿qué pasa?

N.S.: Aunque baje al 1 por ciento, no hay ninguna posibilidad de que yo me baje de este proyecto político. Yo no dejo las cosas a mitad de camino. Me voy a dejar contar.

SEMANA: ¿No es esta una actitud un poco suicida?

N.S.: Para ustedes los periodistas y para algunos políticos es muy fácil recibir una encuesta, entusiasmarse con el ganador y descartar el resto. Resulta que detrás de una propuesta como la mía hay toda una vida de trabajo; hay cientos de personas que suspendieron sus carreras por creer en una causa; hay docenas de personas que se dedicaron a estudiar a fondo los problemas del país. Y hay muchísima gente que ha creído en esto. Todo esto no se puede botar por la borda para satisfacer la actitud oportunista de algunos columnistas.

SEMANA: ¿Entonces bajo ninguna circunstancia se retiraría antes de la primera vuelta?

N.S.: Se lo pongo en otros términos porque ustedes me quieren hacer aparecer como una terca irracional. Un general se retira del campo de batalla sólo cuando lo derrota el enemigo o cuando se lo piden sus propias tropas. Pero nunca cuando se lo piden las tropas del enemigo que es lo que me está pasando a mí.

SEMANA: ¿Qué quiere decir cuando afirma que es más grave la situación de Serpa y que Uribe se está enredando en sus apoyos?

N.S.: Primero contestemos lo de Serpa. El ya se había mandado a hacer la banda presidencial. Hace apenas un mes, más que candidato se consideraba presidente electo. Hoy está perdiendo hasta los votos amarrados. Yo creo que lo que él está sintiendo en este momento, no es lo que siente un candidato cuando le va mal en las encuestas sino un presidente cuando lo tumban.

SEMANA: Pero el presidente electo hoy parece ser Uribe.

N.S.: Yo sé de política y reconozco el fenómeno de Alvaro Uribe. Pero nunca en la historia de la política y de las encuestas una subida tan espectacular se ha podido mantener 12 semanas. Ustedes lo pueden verificar.

SEMANA: Usted pasó de hablar de unos problemas de apoyos a hablar de encuestas.

N.S.: Listo. Retomemos el tema puesto que están entrelazados. Cuando uno está en el 60 por ciento sus apoyos se hacen evidentes y aumenta el escrutinio. Cuando Uribe estuvo de tercero en las encuestas pudo recibir el apoyo de Alberto Santofimio o de Rodolfo González y no pasó nada. Pero cuando uno tiene tanto chance de ganar, como es obvio, todos los ojos deben estar encima. Paradójicamente hay tanto proceso 8.000 y politiquería en la candidatura de Uribe como en la de Serpa.

El unanimismo del establecimiento está llevando al absurdo de que resulte plausible para Uribe lo que era inaceptable para Serpa. Con tanta doble moral, el país no va para ninguna parte.

SEMANA: ¿Está usted insinuando que Alvaro Uribe es el candidato de los paramilitares?

N.S.: Yo no soy persona de rodeos ni de insinuaciones. Yo no estoy diciendo que él está en eso. Pero los paramilitares sí. Y no es bueno al país apostarle a las extremas.

SEMANA: Pero el apoyo a Uribe va mucho más allá que los sectores extremistas. Uno no puede decir que el 60 por ciento del país está paramilitarizado.

N.S.: Evidentemente, la candidatura de Alvaro Uribe representa la extrema derecha. Pero tampoco se puede decir que el país se volvió de derecha. Yo creo que el auge de Alvaro no tiene nada que ver con ideologías ni con sus propuestas. El simplemente recogió mejor que los otros candidatos una expresión colectiva de repudio al desengaño del proceso de paz. Y por cuenta de eso su candidatura ha adquirido una dimensión mesiánica que yo considero malsana. Cuando las expectativas no corresponden a las realidades se pueden producir frustraciones peligrosas. Con la experiencia de Pastrana el país ya conoce algo de esto.

SEMANA: Pero a usted le pasa lo contrario. Por el momento su candidatura no parece despertar mayores expectativas.

N.S.: Eso puede ser verdad, pero fíjense en esto. Todos los analistas, incluyéndolos a ustedes, están de acuerdo en lo siguiente: que el programa de Noemí Sanín es el mejor. Que el equipo humano que la rodea es el mejor. Que yo estoy preparada para ser presidente. ¿No les parece un poco contradictorio todo eso?

SEMANA: Usted ha sido crítica en algunas ocasiones con los medios. ¿Los ve a todos muy uribistas?

N.S.: Ojalá. Los veo más bien oportunistas. Cuando yo ganaba en las encuestas eran noemicistas. Cuando me pasó Serpa, se volvieron serpistas. Y ahora que Alvaro está en la delantera, son uribistas.

SEMANA: ¿Entonces por qué tiene el 5 por ciento de las encuestas?

N.S.: Les voy a dar mi propia interpretación. Yo creo que Colombia después de haber sufrido tantas decepciones en las últimas décadas, estaba políticamente madura para la llegada de una mujer al poder. Los colombianos no son tontos y saben que una mujer puede ser más organizada y más honesta que lo que han visto hasta ahora. Pero la guerra vuelve machista a la gente. Finalmente la guerra la inventaron los hombres.

SEMANA: ¿Usted le atribuye todos sus problemas a ese machismo?

N.S.: No de otra forma se puede explicar la incongruencia entre el reconocimiento de la seriedad de mi campaña y las encuestas. Si me preguntaran cuáles son objetivamente mis principales cualidades para buscar la presidencia, yo diría que la fortaleza de carácter y el liderazgo. Todas las personas que han trabajado conmigo lo saben. Pero en el mundo de imágenes sin sustancia en que se han convertido las campañas presidenciales, la gente confunde la falda o el desmayo con debilidad. Esa es mi desgracia.

SEMANA: ¿Entonces usted cree que puede derrotar a la guerrilla y al paramilitarismo?

N.S.: Claro que sí. Nunca he dudado de que yo tengo el temple y la preparación para ganar la guerra. Lamentablemente, para hacerlo tengo primero que convencer al país de que una mujer puede ser presidente. Paradójicamente puede ser más fácil ganarle a la guerrilla que ganarle al machismo.

SEMANA: Pasemos al interrogatorio concreto. Pregunta número 1. ¿Cuál es su balance del gobierno de Pastrana?

N.S.: En manejo económico, social y en orden público, catastrófico. En lo internacional, bien. Buena parte de su equipo, dirigido con mejor batuta, hubiera dado mejores resultados.

SEMANA: ¿Por eso pidió la renuncia del Ministro de Hacienda?

N.S.: Pero no sólo por los resultados, sino por la intención permanente de ocultarlos. Yo creo que a la gente le indigna no tanto la miseria que vive como los comunicados del gobierno diciendo que todo va bien.

SEMANA: ¿Si Alvaro Uribe le ofreciera la vicepresidencia usted aceptaría?

N.S.: No.

SEMANA: ¿Existe la posibilidad de que usted sea la oposición al próximo gobierno?

N.S.: ¿Cómo cree que voy a hacerme oposición a sí misma? Frente a la pobreza creciente, al terrorismo y a la inseguridad tenemos que cerrar filas todos.

SEMANA: Y ya para terminar, ¿cuál ha sido la mayor satisfacción y cuál la mayor frustración en esta campaña?

N.S.: La mayor satisfacción ha sido encarnar la esperanza de la gente, cuando tengo contacto directo de la gente, son ese 5 por ciento que va a crecer. Y la mayor frustración es no haber logrado aún la confianza y cariño de la gente en intención de voto.