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Pocos creyeron que el alcalde Alejandro Char mostrara tanta decisión a la hora de replantear las concesiones de servicios públicos que hicieron quienes lo antecedieron en el cargo

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Milagro en la Arenosa

En 15 años, Barranquilla prácticamente se privatizó. Ahora el alcalde, Alejandro Char, que ha logrado niveles históricos de popularidad, le puso fin al polémico contrato de recolección de impuestos con Métodos y Sistemas, y dice que vienen más.

26 de julio de 2008

Desde hace 10 años ningún alcalde de Barranquilla se había anotado un hit en las encuestas como lo hizo Alejandro Char en la última de Gallup: logró una favorabilidad de 83 por ciento. Un porcentaje al que sólo había llegado en julio de 1998 el cura Bernardo Hoyos.

¿A qué se debe? En algo tiene que ver su elección. Char llegó a ser alcalde prácticamente sin oposición. Lo apoyaron los dos grandes electores del Atlántico -los senadores Roberto Gerlein y José Name- y él mismo representa el grupo de su padre, el ex senador Fuad Char. Su aspiración no tenía pierde, arrancó con una intención de voto del 50 por ciento y fue elegido con el 60 por ciento. Logró la más alta votación para comicios de alcalde en la historia de la ciudad y acabó con la hegemonía de 15 años del grupo de Hoyos. Y, ahora, en menos de cinco meses, logró escalar 20 puntos más en los sondeos.

Una de las decisiones que lo han hecho crecer es haberle puesto punto final de manera unilateral al polémico contrato que Barranquilla había suscrito con la firma privada Métodos y Sistemas para recaudar los impuestos. Cuando anunció el fin del contrato, el alcalde dijo además que iba a revisar las demás concesiones de la ciudad. Ese mensaje pegó en el corazón de una capital en la que las privatizaciones han sido grandes protagonistas.

A principios de los 90, Barranquilla vivía en caos. Estaba en quiebra. El agua de la llave salía amarilla y sólo a ciertas horas. La luz no se iba... llegaba. Los escándalos por corrupción y despilfarro saturaban las páginas de los diarios locales. El padre Bernardo Hoyos -que lideraba una alianza con movimientos de izquierda- decidió privatizar. La primera en ser liquidada fue Empresas Públicas Municipales (acueducto, alcantarillado y aseo), y en su reemplazo se creó la Triple A, de capital mixto. Y luego se dio la cascada de concesiones: el alumbrado público, las fiestas del carnaval, el mobiliario urbano, la publicidad exterior, la semaforización, el recaudo de los tributos, la malla vial y la operación y la gestión de tránsito. Barranquilla, literalmente, fue privatizada.

El cambio de manos fue bien recibido porque permitió, en términos generales, un mejor funcionamiento de la ciudad. Pero también ha sido cuestionado porque, para algunos sectores, la ganancia de los operadores es desventajosa para el Distrito. Situación que se ha vuelto más crítica luego de que la nueva administración, tras depurar la contabilidad, encontró una deuda pública de medio billón de pesos y pocas alternativas para pagarla.

Hace 10 días el alcalde Char comenzó a echar tijera, como lo había prometido, y acabó el contrato de recaudo de impuestos con Métodos y Sistemas (M&S). Sin duda era un contrato signado por la polémica. El padre Hoyos lo otorgó pocos días antes de terminar su período, en diciembre de 2000, a Inversiones Los Ángeles. Luego su sucesor, Humberto Caiaffa, en su segundo mes de gobierno, febrero de 2001, terminó el contrato y suscribió uno nuevo con David Char Navas, quien cedió sus acciones a M&S. A partir de junio de 2004, se complicó aun más el caso cuando fue asesinado el principal accionista de M&S, Eduardo Losada Manotas. Los sicarios que lo mataron fueron capturados de inmediato y las autoridades confirmaron que habían llegado de Cali horas antes. La orden de asesinarlo se dio, supuestamente, por una deuda con el Cartel del Norte del Valle. Y en enero de 2007, le cayó otro manto de duda a M&S cuando Hoyos dijo que el jefe paramilitar 'Jorge 40' le había dicho que Losada (el accionista de M&S) era su gran amigo, que lo habían asesinado personas interesadas en grandes contratos de la alcaldía y que no estaba dispuesto a dejar perder los 2.500 millones de pesos entregados por Losada para la campaña de Hoenigsberg.

El argumento de Char para poner fin al contrato con M&S es que este es ilegal, pues el recaudo de los impuestos es una función pública indelegable y en la transacción que hizo el gobierno de Caiaffa no hubo licitación pública. Curiosamente, uno de los socios de M&S es David Name, empresario muy poderoso de la Costa y hermano del ex senador José Name, que apoyó a Char en su aspiración a la Alcaldía.

Pero más allá de los argumentos jurídicos o de la polémica de este contrato, el gobierno distrital -según le dijo el propio alcalde a SEMANA- considera que las concesiones son onerosas para la ciudad y va a empeñarse en recuperar la credibilidad para la administración pública. Y puede no faltarle razón.

En el caso de M&S, por ejemplo, en seis años de recaudo de impuestos recibió honorarios por 76.000 millones de pesos. En su defensa la empresa ha dicho que gracias a su gestión, el recaudo se aumentó de 110.000 millones en 2003, a 234.000 millones en 2007.

Construseñales, que tiene a su cargo la semaforización, el mobiliario urbano y la publicidad exterior, ha recibido en nueve años 128.000 millones. Y parte de esta ganancia es el 25 por ciento del recaudo del impuesto de alumbrado público que tiene la tarifa más cara del país.

La concesión del alumbrado público ha recibido en 12 años 148.000 millones. En este caso, según asesores de Char, el contratista reconoce que existe desequilibrio, pues la tasa de retorno de la inversión es del 64 por ciento anual.

Una cuarta concesión, la de la Malla Vial, ha recibido en ocho años 176.000 millones de pesos, recursos que provienen de la sobretasa a la gasolina. El contratista invirtió, según la Alcaldía, 67.000 millones de pesos. A cambio, recibe 31.000 millones de pesos anuales por 20 años. Al posesionarse, Char les pidió que se pusieran la camiseta porque la mayoría de las vías de Barranquilla son unas trochas intransitables. Entre los socios de la Malla Vial están un hermano y un sobrino de Roberto Gerlein, quien también apoyó la aspiración de Alejandro Char.

El caso de la Triple A genera sentimientos encontrados. En 15 años ha hecho 'milagros': amplió cobertura de acueducto del 78 al 93 por ciento, la del alcantarillado del 70 al 75 por ciento y el aseo del 90 al 99 por ciento. ¿Qué es lo que preocupa? Que el Distrito no podrá recibir las regalías por el uso de las redes antes de 2013, pues autorizó a la empresa para que las destine a expandir la cobertura. Y, por otro lado, la participación accionaria del Distrito ha disminuido, del 87 por ciento en 1996 al 14 por ciento hoy, porque en sucesivas capitalizaciones en las que ha tenido derecho de preferencia no participó y le dejó el campo abierto a Inassa, el socio operador español, que ya tiene el 82 por ciento.

Los empresarios, con influencia en el poder político, están esperando que el alcalde Char les muestre las cartas para saber qué tanto cambiará el juego. Hay quienes apuestan a que el alcalde no llegará tan lejos, y que sólo busca que los contratos cambien de dueño.
En todo caso, lo que llama la atención a muchos barranquilleros es que los mismos políticos locales que no supieron administrar las empresas públicas, ahora lo estén haciendo tan bien con las privadas.