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MUCHO JUICIO

Con resultados esperados, transcurre la primera semana de Carlos Lehder ante los tribunales norteamericanos.

16 de marzo de 1987


Para ser su primera semana en los Estados Unidos después de mucho tiempo de ausencia, ciertamente a Carlos Lehder no le fue como al turista típico que arriba a la Florida. En medio de las más impresionantes medidas de seguridad--que en cualquier otro caso habrían podido calificarse de paranoicas--el narcotraficante colombiano compareció ante el juez Harvey Schlesinger en la Corte de Jacksonville, quien en una audiencia preliminar negó a Lehder la posibilidad de ser liberado bajo fianza y fijó como fecha de iniciación del juicio el próximo 20 de abril.

Ese fue el hecho destacado de una semana que marcó la tónica para cuando comience el largo proceso contra el acusado de 37 años. La actividad en la Corte Federal empezó el lunes 9 a las 3 y 50 de la mañana, cuando Lehder llegó escoltado por un convoy de agentes que lo traían desde la base Navy Air Station. Al parecer, fue en ese momento que uno de los tantos periodistas que habían estado aguardando al detenido, pudo captar las únicas imágenes. Las escenas fueron transmitidas con posterioridad por la CBS y en ellas Lehder aparecía vestido de blue-jeans, chaqueta verde oscura, gorra de beisbolista, esposado y con papeles en la mano. Esa apariencia cambió fundamentalmente cuando se inició la audiencia a las 9 y 30 de la mañana. Lehder llegó con un traje azul oscuro que parecía quedarle estrecho y una corbata roja que le incomodaba visiblemente y le impedía mover el cuello con facilidad.

La importancia del evento era manifiesta. Afuera del salón esperaban 35 camarógrafos y adentro se encontraban unos 50 periodistas y dibujantes. Las condiciones de seguridad fueron tan estrictas que el ujier informó a quienes se encontraban en el recinto que nadie debería pararse cuando entrara el juez Schlesinger, hecho que va en contra del "protocolo" jurídico. Así mismo, el ujier informó que todos debían esperar sentados un minuto después de que el juez y Lehder salieran, y que aquel periodista que intentara hablarle al detenido, sería expulsado definitivamente de la Corte.

Con semejantes advertencias, es lógico el por qué la audiencia se realizó sin ninguna interrupción. En apenas una hora y cuarenta y cinco minutos, Lehder escuchó la lectura de los once cargos formulados contra él por el procurador Robert Merkle y tuvo oportunidad de pasar al estrado y responder algunas preguntas en un inglés calificado como muy bueno por los asistentes. A diferencia de lo que había ocurrido el jueves cinco de febrero cuando en una audiencia inicial, Lehder llegó a alzar la voz, en esta ocasión el acusado mantuvo la calma en todo momento. Al comienzo de la sesión se sentó de perfil al juez y después de pasar al estrado lo hizo de frente, no sin antes sonreirle ampliamente al público, una vez contestó las preguntas que se le formularon. Mientras Merkle leía el pliego de cargos, Lehder se limitó a mirarlo fijamente, al tiempo que jugaba con un esfero que prácticamente no utilizó.

En contraste, buena parte del show le correspondió a Rosemary Camkis, la defensora de oficio que por esas cosas del destino se vio en la labor de defender a Lehder, a pesar de que no le correspondía por cuestiones de jurisdicción (un segundo defensor de oficio, Michael Weatherby, reemplazó a la Camkis el martes). Debido a la premura con que se inició el proceso era evidente que la abogada no conocía muy bien el caso y que no había hablado mucho con su cliente. Un ejemplo típico se dio cuando el fiscal acusó a Lehder de ser un "narco guerrillero" que había hecho amenazas contra funcionarios norteamericanos si continuaban las extradiciones desde Colombia. En respuesta Camkis protestó ante el juez y dijo que las amenazas las había hecho "otro guerrillero", refiriéndose presumiblemente a las declaraciones de Iván Marino Ospina, del M-19, quien en México estuvo de acuerdo con un documento de los extraditables en el cual se hacían las amenazas

Pero la declaración más espectacular de la Camkis tuvo lugar a la salida de la Corte, cuando ante los periodistas la abogada dijo que a su defendido "lo denunció su amigo Escobar". Aunque la noticia no fue confirmada con Lehder por obvias razones, fue suficiente para crear todo el revuelo del caso. Sin embargo, a finales de la semana todavía no se sabía si lo dicho por la Camkis provenía de Lehder, o si más bien era una opinión personal que podía servirle como elemento de negociación con la parte acusadora.

Sea como fuere, lo cierto es que el proceso siguió el curso esperado. Aunque el juez negó la fianza, accedió a la petición de la defensa, en el sentido de hablar con los alguaciles para que estos permitieran una mayor comunicación entre Lehder y sus abogados. Adicionalmente, se aplazó la fecha del juicio, escogida inicialmente para el 23 de marzo y finalmente trasladada a un mes más tarde.

Ese tiempo adicional fue el que aparentemente convenció a Lehder de contratar un abogado particular. Inicialmente, la premura del caso y el ánimo de demostrarse como una persona sin recursos lo llevaron a solicitar un defensor de oficio. Sin embargo, con el mes de más, las cosas cambian. El tiempo adicional permite preparar la defensa y ahora es probable que Lehder logre que a través de su hermano William, o de una tía que llegó a Miami el viernes pasado, se ubiquen los fondos para el abogado. Si lo logra, Lehder conseguirá el doble propósito de asegurarse una defensa especializada y ganar la demanda que en su contra levantó el Internal Revenue Service (la administración de impuestos norteamericana) por supuesto fraude tributario.

No obstante lo anterior, eso no quiere decir que Lehder haya ganado mucho. Al parecer el primer obstáculo que tienen que romper sus abogados es el de las medidas de seguridad. Cuando estaba en Jacksonville, el narcotraficante era cambiado de sitio de reclusión dos veces al día, probablemente entre las tres bases militares que se encuentran allí. Ahora Lehder se encuentra en algún lugar de los Estados Unidos a donde fue trasladado el viernes "para evitar complicaciones".

Por lo tanto, es probable que sólo hasta dentro de un par de meses se vuelvan a tener noticias de Lehder. Hasta el momento sólo resta por conocer los resultados de un examen mental que se le aplicó el martes pasado, con el fin de medir su cordura. Si, como se espera, el resultado es normal, todo hace pensar que el próximo 20 de abril a las 9 y 30 de la mañana, Carlos Enrique Lehder Rivas se siente frente a un jurado de conciencia en Jacksonville, con el fin de responder a cargos que implican una pena máxima de algo así como doscientos años de cárcel.--