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Muerte y belleza

El asesinato en Bogotá del organizador de un concurso de modelaje abre interrogantes sobre el mundillo de esos certámenes.

10 de noviembre de 2003

¿Por qué un empresario exitoso, con fama de complaciente y generoso, miembro de una tradicional familia cartagenera y amigo del jet-set criollo termina víctima de los sicarios? Es la pregunta que se hacen hoy no sólo las autoridades sino modelos, diseñadores, fotógrafos, periodistas de farándula, estilistas y todos los que tienen que ver en Colombia con el mundillo de los certámenes de modelaje, y que conocieron a Gustavo Alberto Borda Guerrero, el organizador del concurso Chica Med.

El lunes de la semana pasada Borda viajaba en un taxi en compañía de Abraham Mayorga. Venían de Armenia, donde el último acababa de ser elegido Chico Med, e iban para el apartamento de Borda, al norte de Bogotá, donde pasarían la noche para madrugar a cumplir compromisos del concurso. Pasadas las 8 de la noche, muy cerca del apartamento, un vehículo cerró al taxi y dos hombres abrieron fuego contra Borda y Mayorga. Según éste, Borda trató de protegerlo con su cuerpo. Lo consiguió. Mayorga se recupera de cinco impactos de bala, pero Borda murió.

No era la primera vez que atentaban contra él; en julio del año pasado, había escapado a otro intento. Ese día salvó la vida pero perdió la tranquilidad. Borda era hijo de un respetado matrimonio cartagenero y primo de la ex señorita Colombia Sandra Borda Caldas. Moviéndose con astucia, Gustavo Alberto había llegado a la gerencia de mercadeo en Colombia de los exclusivos Club Med, y fue entonces cuando tuvo la idea de hacerle publicidad a la cadena a través de una 'chica' Med. La primera, elegida hace un lustro sin concurso ni jurado, fue María José Barraza. "La mía fue una experiencia muy distinta a la de las siguientes Chicas Med, dice María José, porque se trataba de una estrategia publicitaria a través de notas en televisión". El año de María José fue de oro para Borda, que aprovechó para hacer generosas invitaciones a diseñadores, modelos y periodistas. "No había anfitrión como Alberto, comenta Paola Romero, directora de la revista TV y Novelas. El puso en el mapa a mucha gente, a odontólogos, cirujanos, maquilladores, a personas que antes no figuraban. Era un obsesionado de la belleza ajena y de la propia".

María José entregó en Girardot su 'corona' a Amada Rosa Pérez (hoy protagonista de La costeña y el cachaco), la primera Chica Med elegida sin mediación de la casa Mediterranée porque Borda había decidido independizarse. Conservó el nombre, explicando que se trataba, de ahora en adelante, de la Chica Moda Estilo y Diseño, concurso respaldado por su firma, Eventos y Producciones. Borda se puso al frente de una impecable estrategia para que el 'nuevo' nombre siguiera sonando, como recuerda su jefe de prensa, Luz Marina García: "El se propuso convertir a Amada Rosa Pérez, la segunda Chica Med, en una estrella, y los resultados hoy son evidentes para cualquiera. La gente lo adoraba". Hasta ahí Borda el impecable anfitrión y el empresario dueño de una marca envidiable en el país de los reinados. Pero por lo que dicen quienes lo conocieron había otro Borda en cuyas actuaciones podría hallarse la clave del crimen.

Su primer tropiezo se presentó en 2000 cuando, 15 días después de su elección como Chica Med, Bianca Arango tuvo que entregar su corona a Mariana Ríos. "La destitución mía, dice Bianca, fue por los líos en que estaba metido. Era un tipo querido pero con unos 'negros' muy grandes en la vida". Aunque Borda explicó que se había tratado de un error en los votos y aunque ambas concursantes aceptaron la decisión, fue un paso en falso. Comenzaron a circular comentarios sobre la injerencia de Borda sobre los jurados, muchos de ellos -como reveló uno a SEMANA- llegaron a manifestarle su incomodidad. Personas cercanas al concurso sostienen que las intrigas y dineros que se mueven en un certamen como ese comenzaron a ganar terreno y que Borda llegó a hacer compromisos que habrían molestado a los 'patrocinadores' de ciertas candidatas. "El error de Alberto, dice la Chica Med 2001 Marilyn Patiño, fue que no se preocupó por revisar las hojas de vida de las niñas. Lo fundamental es saber quién es la niña, de dónde viene, quiénes son sus novios. y Alberto era muy flexible en ese aspecto". Comenzó a vérsele rodeado de escoltas y algo distante de los periodistas, a quienes, sin embargo, continuaba invitando con gran generosidad.

Lo cierto es que los líos no venían solamente de la Chica Med sino del segundo 'hijo consentido' de Borda, el concurso Chico Med, que comenzó bien pero terminó sumándose al de la Chica Med para una sola ceremonia anual, la última de ellas en Armenia. Aunque comercialmente el Chico Med no compartía las cifras de la Chica, el concurso generaba tantas pasiones que las autoridades creen que allí podría hallarse otra de las explicaciones del asesinato.

¿Y qué pasará con los concursos? "El futuro del evento, dice Luz Marina García, está en manos de la familia. Ellos y los abogados se reunirán para estudiar balances y ver si es viable mantenerlo vivo". Y decidirán, además, en qué queda el proyecto de internacionalizarlo, porque estaban muy adelantadas las conversaciones para elegir Chica Med México. Si los eventos continúan, los herederos tendrían que designar a alguien que se ponga al frente. Alguien que se le mida a mantener la idea y a extremar los filtros para que no suceda lo que suele pasar en Colombia cuando se mezcla belleza con dineros y pasiones de alto voltaje.