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NADA ESTA DEFINIDO

Los dos candidatos liberales comienzan dramática recta final.

14 de marzo de 1988


Ninguna de las 5 grandes ciudades del país está tan cerca de presenciar un voto-finish el próximo 13 de marzo, como Bucaramanga. La reñida lucha entre los dos candidatos liberales (el de la confederación y el del sindicato, como se les conoce), promete sostenerse hasta último momento, dividiendo a la dirigencia y a los votantes de la capital santandereana.

Hasta hace 15 días, el triunfo del ex gobernador Alberto Montoya, respetado dirigente con gran respaldo en los salones del Club del Comercio, era casi seguro. Aventajaba 29.4% contra 12.8% a Emilio Suárez Clavijo, el candidato de la poderosa Confederación Liberal de Santander, del Contralor Rodolfo González y el senador Eduardo Mestre, y que el propio Mestre define como "la más formidable máquina para ganar elecciones". Pero la semana pasada, Suárez repuntó considerablemente. Y aunque Montoya también subió un poco, las distancias se acortaron dramáticamente: ahora Montoya tiene 32.6% y Suárez 21.7%.

Alrededor de Montoya se formó hace algunas semanas el llamado sindicato, al que fueron llegando todos aquellos que cumplían con una sola característica: la de querer derrotar a la hasta ahora invencible confederación de Mestre y el Contralor. Por lo demás, en el seno del sindicato hay profundas diferencias ideológicas que saltan a la vista con una rápida mirada a la lista de sus integrantes: los exministros Alfonso Gómez y José Manuel Arias, dignos representantes de la derecha liberal, el senador Horacio Serpa, líder de la izquierda liberal del Magdalena Medio, y el moderado Nuevo Liberalismo santandereano del senador Alfonso Valdivieso.

La polémica entre quienes respaldan a uno y a otro se ha agriado tanto, que la semana pasada el sindicato denunció con grabaciones y testimonios, que dirigentes de la Confederación como los representantes Norberto Morales Ballesteros y José Luis Mendoza, estaban organizando reuniones políticas con empleados del departamento, para exigirles, según palabras del propio Morales, "una cuota voluntariamente obligatoria" para financiar la campaña electoral. Otras denuncias conocidas el sábado acusaban a la Confederación de estar utilizando su poder burocrático en la Contraloría General de la República, para movilizar unos 5 mil empleados de esta entidad, que debieron inscribirse el mismo sábado para votar en Bucaramanga.

La Confederación no se molesta en rechazar las acusaciones, pero en cambio asegura que las encuestas no están reflejando la verdad. "Organizamos nuestro propio sondeo--dijo el senador Mestre a SEMANA-- y con la ayuda de 550 jóvenes, le preguntamos a 25.800 personas en la ciudad, por quién iban a votar. Ese total de interrogados significa entre el 20 y el 25% de la votación de Bucaramanga. El resultado fue que nuestro candidato aventaja 21% a 19% al ex gobernador Montoya".

En materia de cálculos de maquinaria, la cuestión luce bastante apretada. Montoya espera recibir el aporte de los 8 mil votos de Serpa, los 16 mil de Valdivieso, los 5 mil de Gómez Gómez, y unos 3 mil que serían los de Arias Carrizosa (quien en el pasado había dependido electoralmente de Morales Ballesteros). Esto le daría unos 32 mil votos, contra unos 36 mil de la Confederación (20 mil de Mestre, 12 mil de Morales y 4 mil del grupo del concejal Gustavo Duarte).

Como si esta lucha cabeza a cabeza fuera poco, un ingrediente hace todo esto más dramático: el hecho de que el tercero en discordia, el candidato conservador Carlos Plata no está muy lejos en las encuestas. De hecho, apareció la semana pasada empatado con Suárez en 21.7%, un porcentaje muy similar al que había obtenido una semana antes.

En resumen, la elección de alcalde de Bucaramanga se perfila como una de las más emocionantes. Los candidatos deberán luchar cada voto como si fuera el definitivo y echar mano de cualquier recurso para conseguir el respaldo de ese 15% que ya decidió votar, pero no sabe aún por quién.