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NEGOCIACION LIBERAL

A puerta cerrada, Horacio Serpa y Juan Manuel Santos se han reunido para buscar un acuerdo sobre en qué 'ring' van a enfrentarse por la candidatura liberal.

12 de enero de 1998

Si las cosas siguen como van lo más probable es que el Partido Liberal llegue muy debilitado a las elecciones presidenciales del próximo año. Mientras que la controvertida Dirección Nacional Liberal ya tomó la decisión _por siete votos a favor y uno en blanco_ de convocar una consulta popular para el 15 de febrero, la junta de parlamentarios programó una convención para el 15 de enero, en la cual se escogerá el candidato del partido. Nadie sabe a ciencia cierta cuál de las dos determinaciones es la que realmente vale. Mientras unos aseguran que la junta de parlamentarios revocó la decisión de la DNL, otros aseguran que la junta no tenía la competencia para ello ya que solo se reunieron 60 de los 150 parlamentarios liberales. Para revocar una decisión de la Dirección Nacional Liberal se necesitan por lo menos las dos terceras partes de los votos. Pero la confusión no termina allí. Si la decisión de la DNL llega a mantenerse y hay consulta el 15 de febrero, Horacio Serpa se abstendrá de participar y el candidato oficial posiblemente sea Juan Manuel Santos. De ser así, lo más seguro es que el partido salga derrotado en las elecciones y Serpa iría independiente pero con el apoyo de las maquinarias a la primera vuelta. Si por el contrario, triunfa la convención del 15 de enero, ésta adolecerá de serios vicios de legitimidad y legalidad, ya que la elección de los delegados municipales y departamentales está planeada para el 4 de enero, fecha en la cual lo más probable es que la asistencia sea mínima. Además la escogencia de un candidato a puerta cerrada por parte de una convención de políticos es de mal recibo en la opinión y sería un lastre para el candidato escogido, que muy probablemente sería Horacio Serpa. Así las cosas, hace un par de semanas la Dirección Nacional Liberal decidió buscar un acercamiento entre las posiciones. Emilio Lébolo tomó la iniciativa y llamó directamente a Horacio Serpa y a Juan Manuel Santos para preguntarles si estaban dispuestos a reunirse informalmente para llegar a un acuerdo. El argumento de fondo que esbozó es que de no haber consenso pronto el partido va a perder el poder en las próximas elecciones. Ambos candidatos accedieron.La primera reunión se llevó a cabo el jueves 4 de diciembre en el apartamento de un hijo de Emilio Lébolo, al norte de Bogotá, en la calle 84 con carrera 11. Estuvieron presentes Horacio Serpa, Luis Fernando Jaramillo, Emilio Lébolo y Juan Manuel Santos. Allí Santos tomó la palabra para dejar en claro que la consulta el 15 de febrero no había sido idea suya. Aseguró estar dispuesto a todas las alternativas siempre que incluyeran el mecanismo de consultar por voto directo a los liberales. Serpa, por su parte, planteó que ese mecanismo genera interferencias, ya que él sabe muy bien que tiene malquerientes conservadores e independientes que buscarían participar para atajarlo. Santos intervino nuevamente para aclarar que se sentía maltratado. "No me jugaron limpio" aseguró, ya que desde hace un año venía discutiéndose la consulta liberal y cambiaron las reglas de juego de un momento a otro. Eventualmente se plantearon tres alternativas posibles: la primera es la fórmula del ex presidente, Alfonso López que implicaría escoger jefe único del partido en las elecciones parlamentarias del 8 de marzo, para posteriormente nombrarlo candidato. La segund fue la de hacer una especie de convención por cuerpos colegiados de carácter muy amplio, en la cual se incluyan ex diputados, ex concejales, ex ministros, ex parlamentarios o ex convencionistas liberales. La tercera alternativa era hacer una encuesta para definir a los más opcionados, seguida de una serie de debates en televisión entre estos y, finalmente, una última encuesta para decidir quién es el ganador. Esta reunión terminó sin mayores sobresaltos. Los candidatos decidieron consultar con sus asesores y volverse a reunir. Se juntaron de nuevo al día siguiente en Medellín, luego del Congreso Ideológico del liberalismo. La reunión fue a las 10 de la noche en la habitación de Santos en un hotel de Rionegro. En ella no se avanzó gran cosa y quedaron de reunirse nuevamente el martes 9 de diciembre en la casa de Luis Fernando Jaramillo en Bogotá. En esa tercera reunión se descartó la opción de López por tener los mismos problemas de la consulta del 15 de febrero. Quedaron vivas las alternativas de los cuerpos colegiados o los debates con encuestas. Se nombraron compromisarios para seguir negociando: el senador Julio César Turbay Quintero y el ex ministro Guillermo Alberto González por Serpa, y el senador Luis Guillermo Vélez y el ex embajador Gabriel Silva por Santos. Estos se reunieron un par de veces la semana pasada pero no llegaron a ningún acuerdo. Los candidatos volvieron a hacerlo el jueves y el viernes pasados, pero no hubo humo blanco. Se espera que se citen en el transcurso de esta semana para hacer un último intento. La verdad es que pocos esperan que se logre un acuerdo final, simplemente porque los intereses detrás de las posiciones de cada uno de los candidatos son claramente irreconciliables. Santos quiere un sistema que incluya dentro de lo posible a la totalidad de los votantes o electores en la decisión para contar con todo el apoyo del antiserpismo. Mientras tanto Serpa quiere un mecanismo que garantice que sean los miembros del partido quienes decidan, ya que sabe que entre ellos es inderrotable. A pesar de esto, al cierre de esta edición todo parecía indicar que las alternativas se estaban reduciendo. Parece haber un frágil consenso alrededor de los mecanismos de utilizar una encuesta para reducir el número de aspirantes y de usar debates televisados en horario triple A para foguear a los ganadores. Pero las dos campañas no se han puesto de acuerdo sobre el mecanismo final de elección. Santos prefiere una encuesta en la cual se filtre a todos aquellos que no sean liberales, mientras que Serpa se inclina por cuerpos colegiados al estilo de los colegios electorales de Estados Unidos. De no llegar a un acuerdo, con seguridad el gran perdedor será el liberalismo. De hecho, en opinión de algunos observadores, la suerte del partido más antiguo de Iberoamérica podría estar en manos de estos dos precandidatos y de lo que decidan en el transcurso de la semana.