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¿Niños sin Dios?

Un enfrentamiento de sectas que comenzó en Estados Unidos, pasó por Europa y llegó a Argentina, podría desatarse en Colombia en cualquier momento.

18 de octubre de 1993

UN HECHO CONMOVIO MAS a Argentina que la estruendosa derrota que sufrió su selección de fútbol ante su similar de Colombia. Ni antes ni después del partido los argentinos mostraron más interés por el fútbol que por la suerte de los líderes de la comunidad religiosa La Familia, conocida como la Secta de los Niños de Dios, y de 136 adolescentes retenidos por las autoridades. La retención se produjo porque algunos de sus ex miembros denunciaron maltrato físico y abuso sexual, practicados presuntamente contra los menores por parte de algunos líderes de dicha comunidad.
El escándalo fue de tal proporción que casi todos los periodistas colombianos que viajaron a Buenos Aires a cubrir el encuentro terminaron hablando más de las atrocidades de la Secta de los Niños de Dios, y de la forma prolija como los medios de comunicación abordaron el espinoso tema, que de las causas y consecuencias del histórico 5-0.
Cuando se conoció el caso en Colombia, a algunas autoridades el nombre de los Niños de Dios les resultó familiar. Y las denuncias también. En 1977 el Ministerio de Justicia solicitó la cancelación de la personería jurídica de la comunidad, luego de que uno de sus líderes en Bogotá se viera involucrado en denuncias de abuso sexual, maltrato físico de menores y extorsión.
Aunque las sindicaciones nunca prosperaron, los líderes más representativos de la comunidad debieron salir de Colombia cargando con una buena dósis de desprestigio sobre sus hombros. Muchos de ellos pensaron, entonces, en radicarse en países como Ecuador. Pero su propósito fue denunciado por el Ministerio de Justicia nacional que, mediante el oficio 125 de 1977, alertó al Ministerio de Gobierno del vecino país y le enunció las razones por las cuales había solicitado la cancelación de la personería jurídica de los Niños de Dios.
EL COLETAZO ARGENTINO
Con esos antecedentes, como era de esperarse, el coletazo del escándalo argentino terminó por tocar a los representantes de los Niños de Dios en Bogotá, Medellín y Cali. Ellos habían regresado al país luego de que bajara la espuma del escándalo de 1977. Un estudio realizado por la Facultad de Teología de la Universidad Javeriana en 1981 reveló la presencia nuevamente de los Niños de Dios en Colombia, aunque no de forma significativa, como había sucedido a mediados de los 70. En los últimos años, sin embargo, su presencia volvió a ser considerable. En la actualidad, los Niños de Dios no tienen personería jurídica, cosa que a ellos parece no importarles mucho: "La palabra de Dios no necesita de personería jurídica para propagarse", dijo uno de sus voceros a SEMANA.
LA BIBLIA NO PROHIBE
Una vez desatado el escándalo en Argentina, los colegas de Colombia salieron en su defensa, a través de los medios de comunicación. Pero de la ofensiva inicial pasaron a la defensiva, llevados por los periodistas que cuestionaban todo lo relacionado con sus vidas, incluyendo su visión bastante liberada del sexo, que les permite practicar, sin mayor puritanismo y con mucha sinceridad, las relaciones extramaritales y la masturbación individual y grupal. Ellos, militantes de un cristianismo fundamentalista y apocalíptico que se aferra única y exclusivamente a lo que dice la Biblia, debieron explicar lo que para muchas personas, desde castas hasta mojigatas, resultaba inexplicable: que el sexo no es pecado.
Las explicaciones resultaron tan polémicas como sus preceptos. Uno de los líderes de los Niños de Dios en Bogotá dijo a SEMANA que "no hemos hallado en la palabra de Dios ningún precedente que nos lleve a condenar ciertas actividades sexuales como la autosatifacción o masturbación, por lo cual la consideramos una actividad permisible en tanto que se realice con moderación y en privado ".
A ese reconocimiento por parte de los líderes de la secta se han sumado los testimonios de presuntos ex integrantes de los niños de Dios, quienes han contribuido a llevarlos poco a poco por el desaguadero. Una joven de 19 años, que dijo haber pertenecido a dicha secta y que la abandonó en 1992, confesó: "Cuando tenía 14 ó 15 años me pedían que fuera al primer piso y ellos, los líderes del grupo, nos mandaban a los muchachos uno a uno y yo debía, supuestamente, enseñarlos a besar, masturbarlos y ellos tocaban mis senos".
Una cosa es tomarse ciertas libertades sexuales, sin embargo, y otra muy distinta es estar sindicado de abuso sexual, maltrato de menores, relaciones sexuales de adultos con adolescentes y utilización de niñas para videos pornográficos, como sucedió en Argentina.
Pero también está claro que una cosa son los testimonios y otra las evidencias. En el caso de los Niños de Dios los primeros abundan, las segundas escasean. Lo único cierto es que hasta el momento esa comunidad religiosa no ha sido condenada en ninguna parte del mundo, pese a que son pocos los países en los cuales no se ha visto envuelta en problemas.
¿GUERRA RELIGIOSA?
Si los Niños de Dios no son tan malos como los muestran, ¿entonces qué es lo que hay detrás de la serie de escándalos en los que aparecen vinculados?
Lo que los analistas tienen claro hasta el momento es que libertad sexual -una de las sindicaciones- no significa, necesariamente, aberraciones sexuales. Es más: para los líderes de los Niños de Dios en Bogotá y Cali, entrevistados por SEMANA, lo uno no tiene nada que ver con lo otro. La libertad sexual no es un pecado. Para ellos lo que existe es una confabulación internacional que busca desbaratar a la comunidad, mediante el desprestigio social. Esa persecución tendría todos los elementos necesarios para un best seller: odio, amor, sexo, dinero, intriga, suspenso.
La historia comenzó casi con el nacimiento de los Niños de Dios, en 1968, cuando el hippismo y los grupos religiosos se encontraban en la cresta de la ola, debido a la crisis social y cultural que vivía el mundo, pero, sobre todo, a la enorme crisis de la Iglesia que no se preparó para orientar espiritualmente a un mundo que exigía cambios radicales.
Surgieron entonces centenares de comunidades religiosas en Estados Unidos que buscaban un redescubrimiento de Jesús, en momentos en que se vivía un verdadero desconcierto en el seno de la Iglesia, lo mismo entre los clérigos que entre los seglares. Entre esos líderes surgió David Berg, quien con sus cuatro hijos fundó un grupo que llamó "Teens for Christ" (Jóvenes por Cristo) en Huntington Beach, California. Las primeras ovejas que pretendió llevar al redil fueron los hippies, naturalmente. El movimiento fue un éxito. A finales de 1972 existían 130 colonias de los Niños de Dios en 15 países. Pero cuando la luna de miel amelazaba con prolongarse, el movimiento fue disuelto súbitamente en febrero de 1978. Una serie de informes de casos de mala conducta y abuso de autoridad cometidos por 300 dirigentes de la secta, entre ellos Débora (Linda) Davis, hija del fundador, y su compañero Bill Davis, llevó al propio Berg a disolver la secta.
La organización que nació luego de la disolución de la primera secta resultó tan polémica como la anterior. La Familia del Amor, como se llamó, empezó a realizar una evangelización más íntima y personal, a la que llamaron Flirty Fishing, algo así como "pescar con coqueteo", una estrategia que interpretaba a cabalidad la corriente de liberalidad sexual de las época. Berg decía entonces que "apoyándose en la gracia de Dios, a los cristianos les es lícito hacer lo que fuere necesario con el fin de manifestar palpablemente el amor de Dios a otro ser humano, llegando, incluso, al extremo de satisfacer sus necesidades sexuales".
El escándalo no se hizo esperar. Hubo medios de comunicación que llegaron a llamarlos Prostitutas de Jesús. De redentores pasaron a ser considerados depravados, esquizofrénicos y maníacos sexuales. Pese a que en 1987 Berg ordenó la suspensión de la "pesca con coqueteos", aún persiste esa imagen en muchos países del mundo.
LOS ENEMIGOS
Los que al parecer sacaron mayor provecho de esos pecadillos juveniles fueron los enemigos de los Niños de Dios. En especial la Cult Awareness Network (CAN), organización fundada por Ted Patrick, un sicólogo que utiliza, según los Niños de Dios, una técnica de lavado de cerebro similar a la aplicada en la guerra de Corea.
Para dicha organización trabajan la propia hija de Berg y su compañero, además de Edward Alden Priebe, Richard Dupuy, Daniel Welsh y Samuel Ajemian, quienes habrían preparado todo el escándalo en Argentina.
Contra ellos existen demandas presentadas por los propios Niños de Dios. Contra Priebe, por ejemplo, existe una demanda por hurto. Priebe habría sido la persona que robó en Filipinas los videos pornográficos presentados en Argentina que sirvieron de base a la persecución de la secta y que fueron filmados por un miembro de la misma.
Los líderes de los Niños de Dios en Colombia insisten en que todo no es más que un montaje de sus enemigos. Para ellos, quienes están detrás de esta versión moderna de la Inquisición son los miembros de CAN, que en el caso argentino tiene como filial una organización llamada SPES y que en cualquier momento podría poner sus pies en Colombia para continuar con su campaña de exterminio de los nueve mil miembros de esa comunidad en el mundo.
En todo caso, luego de hechos tan macabros como el sucedido en la hacienda Waco en California, donde murieron incinerados todos los miembros de una secta religiosa, las autoridades están más alerta para evitar que tragedias como esa se repitan. Y la sociedad se muestra más sensible a cualquier expresión de fanatismo. Más en casos como el de los Niños de Dios y el CAN, en los que hay elementos tan explosivos como para producir una verdadera hecatombe.