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"No hice volantín alguno"

El ex presidente Julio César Turbay Ayala explica su controvertida posición frente al proyecto de reelección de Álvaro Uribe.

27 de junio de 2004

SEMANA: En enero de 2004 usted afirmó que a más de dos años de las próximas elecciones no se podía decidir la reelección de Uribe. A comienzos de marzo le envió una carta al Presidente pidiéndole aplazar el proyecto, pero el 15 de junio usted le comunicó que apoyaba su reelección. ¿Qué lo llevó a cambiar de posición política?

Julio César Turbay: Junto con los ex presidentes López y Samper le pedimos al Presidente que aplazara el estudio del acto legislativo sobre la reelección para evitar la polarización que era previsible en el país. El Presidente declaró que la petición nuestra era interesante pero que el factor tiempo no permitía el aplazamiento del proyecto por tratarse de un acto legislativo que debía tramitarse en dos legislaturas sucesivas. A comienzos de junio le escribí al Presidente sugiriéndole la conveniencia de establecer salvaguardas democráticas que garantizaran la solvencia política de la iniciativa de reelección. Pero no he tenido ningún cambio de posición política. Nunca he sido amigo de la reelección como norma porque ella puede dar lugar al abuso del poder en beneficio propio. Y creo que es necesario distinguir entre la reelección que se origina en el beneplácito de la opinión a una excelente gestión de gobierno -como sucede actualmente- y la que tiene su explicación en el afán de los gobernantes de prolongarse indefinidamente en el mando.

SEMANA: ¿Y qué podría garantizar que el presidente Uribe no termine impulsando una reelección que responda sólo a un afán por permanecer en el poder?

J.C.T.: He sugerido que para contrarrestar los peligros de la reelección clientelista, se deben establecer requisitos como la constitución de un tribunal de garantías encargado de regular el proceso electoral, y que el Presidente que busque ser reelegido obtenga al menos el 50 por ciento de los votos válidos en la primera vuelta. No creo que el presidente Uribe vaya a utilizar el poder a su servicio. Estoy convencido de que es un demócrata y de que, en el caso de que el acto legislativo sea aprobado y él someta su nombre a las urnas, no parcializará el gobierno a su favor.

SEMANA: Algunos establecen coincidencias entre su actitud y la elección de su hija María Victoria como directora administrativa del Senado.

J.C.T.: No intervine de ninguna forma para inclinar el voto en la elección de María Victoria. Y sé que por ella votaron congresistas de distintas tendencias, incluyendo a liberales oficialistas como Camilo Sánchez y Piedad Córdoba.

SEMANA: Con posiciones tan divergentes frente a la reelección como la del ex presidente Samper y la suya, ¿cómo apostarle a una reunificación liberal?

J.C.T.: El ex presidente López propuso darle la dirección del partido al candidato vencedor y la convención liberal se orientó a la oposición constructiva. Hoy estamos en la división destructiva. Habrá que buscar una ruta y un candidato para llegar unidos a las próximas elecciones. De lo contrario, la eventual fusión con el Polo producirá un nuevo fraccionamiento liberal y no todos los oficialistas son partidarios de esta salida. Yo creo que el liberalismo tiene la obligación de estudiar el nombre del presidente Uribe como una de sus opciones preferidas. Los ex presidentes tenemos el reto de evitar que el debate personal debilite la búsqueda de soluciones a los problemas del partido.

SEMANA: ¿Qué otras figuras se perfilan en el Partido Liberal como presidenciables?

J.C.T.: Además de Horacio Serpa, entre los liberales, han empezado a tomar fuerza nombres como Enrique Peñalosa, Germán Vargas Lleras, Alfonso Gómez Méndez, Rafael Pardo, Rodrigo Rivera y la propia Piedad Córdoba.

SEMANA: Entonces, ¿definitivamente usted no hizo un volantín frente al tema de la reelección, como lo dicen sus críticos?

J.C.T.: No hice volantín alguno. Siempre he tenido una buena imagen de Uribe y una mala de la reelección clientelista.