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La victoria de Álex Char, uno de los empresarios más importantes de Barranquilla, estaba anunciada por la encuestas.

Barranquilla

No a Name

Con las victorias de Álex Char y Eduardo Verano arranca una nueva era en Barranquilla y en Atlántico.

27 de octubre de 2007

Álex Char es un hombre muy afortunado. En las elecciones del pasado domingo y casi sin querer queriendo, como diría el Chavo del Ocho, ganó por punta y punta. Primero logró un abrumador respaldo de los barranquilleros: 58 por ciento votó por él -seis veces más que el siguiente candidato a alcalde-. Y segundo y no menos importante, fue testigo de la sorpresiva derrota del cacique político José Name Terán a la Gobernación del Atlántico. Aunque las encuestas le daban grandes posibilidades al ex ministro Eduardo Verano, en Barranquilla se creía que era imbatible la maquinaria de Name, que había dominado la ciudad y el departamento en los últimos 20 años. Era tanta la percepción de que era imposible derrotar a Name, que Char, un joven empresario con excelente imagen, decidió aliarse con ese político tradicional para evitar contratiempos en su candidatura.

Durante meses aguantó con mesura las preguntas sobre su jugada política y sobre cómo pensaba manejar la ciudad con Name de gobernador. Gracias al 'palo' electoral de Verano, esos interrogantes perdieron pertinencia.

¿Por qué triunfó Char? "Ganó de pecho", dice un veterano líder político que prefiere que se omita su nombre. Es decir, ganó por las encuestas que siempre lo dieron ganador y por la falta de un candidato opositor de peso. En Barranquilla todos querían estar con el constructor Alejandro Char Chaljub, un ingeniero de 37 años que gerencia la empresa constructora más grande de la costa y la tercera del país, a la que le calculan proyectos por más de 100.000 millones de pesos. Incluso Verano también se unió a Char.

Para el politólogo Horacio Godoy, director del Programa de Estudios Políticos de la Universidad del Norte, sorprende que un tipo poco conocido, que no ha dicho gran cosa, por lo menos públicamente, haya tenido una intención de voto constante y en las últimas semanas un crecimiento de 10 por ciento en intención de voto, hasta llegar al 60 por ciento. Godoy cree que esa aceptación hacia el alcalde electo se debe al reconocimiento a su padre, el ex gobernador y ex senador Fuad Char Abdala y a su madre, Adela Chaljub, y dos marcas muy apreciadas en la ciudad: las Supertiendas Olímpica y Atlético Junior, cuyos dueños son los Char.

Después de los Char, no hay ningún nombre más conocido en Barranquilla y el Atlántico que Name. Esa familia liberal ha manejado los hilos del poder en la región por décadas. Por eso, cuando el ex senador José Name anunció al principio de esto año que estaba interesado en ser gobernador y que de ñapa lo haría en alianza con los Char, se dio por descontado que ganaría. Hasta las primeras encuestas confirmaban ese vaticinio. El partido de La U, al cual se unió Name después de años de militancia liberal, rápidamente le otorgó su aval. Todo parecía consumado.

No obstante, varios sectores políticos del Atlántico se negaron a rendirse ante esa realidad. Infructuosamente trataron de persuadir al ex vicepresidente y hoy director de El Heraldo, Gustavo Bell, de que se metiera en la contienda. De repente, en ese invierno de la desesperación, se les apareció el Verano. El ex ministro de Medio Ambiente se atrevió a meterse en la boca de lobo y enfrentar al Goliat. Con el paso del tiempo, Verano se ubicó al frente de las encuestas. Aun así, parecía una aventura quijotesca. Más de una vez Name y su maquinaria política habían dejado en el ridículo a los encuestadores. Sin embargo, el domingo pasado la llamada verdadera encuesta -la de los votantes de carne y hueso- le entregó a Eduardo Verano la Gobernación del Atlántico.