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¡NO RENUNCIO!

Empresarios antioqueños le sacan la piedra a Barco con solicitud de renuncia.

18 de julio de 1988

Muy pocos colombianos entendieron a qué se refería el presidente Virgilio Barco, cuando se fue lanza en ristre contra la oligarquía el pasado jueves 16, en un discurso pronunciado en la Escuela de Cadetes General Santander con ocasión del ascenso a general de tres soles del comandante de la Fuerza Aérea, Alfredo Ortega Caicedo. "Qué fácil resulta pedir que los hijos de la pobreza y de la injusticia social sacrifiquen sus vidas para que los privilegiados de siempre sigan gozando de más comodidades y de más riquezas", dijo el Presidente luego de referirse a quienes, según él, se han convertido en terroristas sicológicos que le prestan un flaco servicio al país y le hacen juego al terrorismo. "Hasta cuándo tendremos que soportar tanto egoismo, hasta cuándo tendremos que soportar tanto cinismo, hasta cuando tendremos que soportar tanta arrogancia...", terminó diciendo el Presidente. Quienes oyeron al Presidente y tomaron nota de su tono enérgico, pensaron que esta vez sí, a Barco le habían sacado la piedra.
Algunos pensaron, sin embargo, que se trataba de un discurso demagógico para congraciarse con los militares. Pero la verdad estaba en una información que la noche anterior había dado Yamid Amat en el Noticiero 24 Horas. Según -el periodista, un grupo de empresarios antioqueños había promovido la redacción de una carta al Presidente en la que, entre otras cosas, se le pedía su renuncia.
Desde hacía algunos días se venía rumorando que Fabio Echeverri, presidente de la Andi, había convocado a cerca de medio centenar de antioqueños a una reunión para discutir sobre la situación del país. Pero fue el diario El Mundo de Medellín, el medio de comunicación que reveló los pormenores de la reunión y de la famosa carta, bajo el título "La conspiración de papel". Según el periódico paisa, después de una intervención de Echeverri en la que analizaba la crítica situación del país, surgieron varias propuestas, entre ellas, la de escribirle una respetuosa carta al Presidente pidiéndole que hiciera un replanteamiento de fondo de las políticas trazadas hasta ahora por el gobierno en la que se hacía alusión a lo que ellos consideraban su precario estado de salud. Como si fuera poco, se le insistía en que el país se le había salido de las manos. SEMANA se enteró que no se dio una reunión, sino dos . La segunda habría coincidido con el homenaje que el sector empresarial rindió al comandante de la IV Brigada, general Jaime Ruiz Barrera.
Luego de las reuniones, en la cuales habrían participado, según el diario El Mundo, entre otros, Alfonso Mora de la Hoz, John Gómez Restrepo, William Jaramillo, Jaime Sierra García, Jaime R. Echavarría y Jorge Pérez Romero, se decidió que esto dos últimos se encargaran de la redacción del mensaje que se le haría llegar al Presidente. Antes de su redacción final el ex gobernador Jorge Pérez Romero hizo una llamada al ex presidente Carlos Lleras Restrepo, quien de inmediato se opuso a la iniciativa y pidió a los organizadores que desistieran de sus propósitos, pues consideraba que no era conveniente ni oportuno. El pedido del ex presidente Lleras tuvo el suficiente peso como para que la carta muriera antes de llegar a su destino. Pero ya era demasiado tarde. Se ha dicho que un borrador de la carta también había llegado a manos de su destinatario antes de que hubiera sido firmada. De ahí que el Presidente se adelantara y respondiera con vehemencia en el discurso antioligárquico que pronunció en la Escuela de Cadetes.
Aun en Colombia donde es un lugar comun decir que el presidente de turno no terminará su período, el episodio de la semana pasada es algo inusual. En primer lugar porque independientemente de si es conveniente o no que Barco renuncie, lo único que es absolutamente seguro es que no va a renunciar porque se lo pidan 18 antioqueños asustados. Más aún si el que encabeza la solicitud de que Barco tire la toalla, es el presidente de la Andi, Fabio Echeverri Correa, quien desde hace cuatro administraciones, siempre quiere cambio de gobierno en el segundo año.
Desde el momento en que es absolutamente imposible que la carta produzca la renuncia, ésta no puede dejar de ser contraproducente, pues intensifica el sentimiento de zozobra y de callejón sin salida que se vive en la actualidad. Fomentar este pánico no puede bajo ninguna circunstancia producir un relevo de un presidente constitucional por otro, sino más bien, puede alborotar los ánimos de quienes prefieren una dictadura militar. Si lo que se busca es un golpe de estado, esto ya es otra cosa.