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Normalidad en cruce fronterizo colombo-venezolano

A pesar de las advertencias de Chavez dadas ayer a los medios de comunicación de prepararse para una posible guerra con Colombia, las cosas en las zonas fonterizas permanecen en calma.

9 de noviembre de 2009

El principal paso fronterizo entre Colombia y Venezuela permanecía abierto el lunes, mientras sectores colombianos pedían que se concreten gestiones de países como Brasil y España, que ayuden a reducir las tensiones políticas entre los dos países.

La senadora Cecilia López, del opositor Partido Liberal, indicó telefónicamente que Bogotá debía concretar una gestión de buenos oficios de un tercer país y descartó cualquier posible conflicto armado entre ambas naciones, como ha dejado entrever Caracas. "Una guerra entre Venezuela y Colombia es lo más absurdo...Hemos sido países amigos", dijo.

El ex canciller Guillermo Fernández de Soto (1998-2002) indicó en diálogo telefónico que esas gestiones podrían ser del presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva, quien tiene buenas relaciones tanto con Chávez como con el presidente Alvaro Uribe.

De Soto agregó que aparte del calor del discurso del presidente venezolano, la diferencia con viejos problemas del pasado entre ambos países es que ahora hay "incidentes con muertos... eso es lo preocupante".

Por su parte, el vicecanciller venezolano, Francisco Arias, dijo en la jornada en una entrevista desde Caracas con la cadena radial colombiana Caracol, que no era ni su país ni Bogotá los que "promueven una guerra" entre las dos naciones vecinas, sino Estados Unidos.

"No pensemos en una guerra que promueve Venezuela, ni en una guerra que promueve Colombia o los colombianos", dijo Arias.

"La verdadera provocación y causa de la guerra", dijo el vicecanciller venezolano, es que con un acuerdo firmado el 30 de octubre entre Bogotá y Washington para que militares de Estados Unidos utilicen bases colombianas, se está "trayendo un elefante para que camine en una cristalería, como son los Estados Unidos".

El presidente venezolano, Hugo Chávez, ha dicho que el acuerdo es una "amenaza" a la seguridad de su país y que Washington desea "apoderarse" de la riqueza petrolera de ese país. Ya Caracas vende gran parte de su petróleo a Estados Unidos, que rechaza, tanto como Bogotá, que intenten un acción militar contra Venezuela.

En las últimas semanas, Caracas elevó el tono de sus críticas a Bogotá y Washington en medio de reportes del asesinato de al menos una docena de hombres, entre ellos nueve colombianos, en una localidad venezolana fronteriza a fines de octubre, y más tarde la muerte de dos guardias nacionales venezolanos, baleados por desconocidos en un punto de control de la zona limítrofe.

Caracas ha dicho que los presuntos autores de la matanza de octubre serían paramilitares colombianos, pero no ha dado otros detalles.

Debido a la muerte de los dos militares el pasado 2 de noviembre, Caracas dispuso el cierre por día y medio de uno de los puntos de cruce fronterizo y el fin de semana esos cierres temporales se reanudaron en el puente internacional "Simón Bolívar", que une la localidad venezolana de San Antonio con la colombiana de Cúcuta, a unos 400 kilómetros al noreste de Bogotá.

El secretario de gobierno de Cúcuta, Juan Antonio Villamizar, dijo el lunes que había paso normal por el puente, "pero dentro de dos horas pueden decir (los guardias nacionales venezolanos) que 'no' y cerrar".

Aunque hay otros pasos fronterizos entre Venezuela y Colombia --más al norte por la localidad colombiana de Paraguachón y más al sur por Arauca-- el eje Cúcuta-San Antonio es el de mayor volumen de tránsito con al menos 20.000 vehículos diarios en ambas direcciones y miles de personas.

La frontera, con un total de 2.200 kilómetros de extensión, "está un hervidero. En este momento es un foco permanente de conflicto", agregó Villamizar telefónicamente a la AP al referirse a la intensificación de chequeos de seguridad en el puente del lado venezolano y los cierres intempestivos que generan protestas entre los moradores.
 
AP.