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Ofensiva Capital

Los bogotanos están desconcertados por la presencia de grupos paramilitares en la capital de la República. ¿Qué hay detrás de esto?

6 de octubre de 2003

Los oficiales de la Sijin de la Policía Metropolitana de Bogotá habían seguido a los dos hombres desde hacía varios días. Sabían quiénes eran y qué iban a hacer en la capital. Siguieron paso a paso cada una de las reuniones que sostuvieron en diferentes sitios y el viernes de la semana pasada tomaron la decisión de capturarlos con 'las manos en la masa'. Y así fue. Poco antes del medio día una patrulla interceptó un carro Lada azul en la avenida 19 con calle 152. Para evitar una balacera en uno de los sectores más concurridos del norte los policías simularon estar efectuando registros a varios vehículos.

Cuando llego el turno del Lada los dos hombres que iban en su interior intentaron escapar. Uno de ellos fue capturado en el lugar. El otro consiguió escapar. Cuando los oficiales revisaron el interior del vehículo encontraron dos fusiles de asalto AK-47 y seis proveedores. Dos horas después del operativo el hombre que había escapado fue detenido por la Policía en el centro. Aunque las autoridades ya tenían la información los dos capturados confesaron a la Policía ser miembros del Frente Capital, un grupo paramilitar que está empezando a operar en la ciudad. Estas detenciones son la última evidencia de que en Bogotá comienza a aparecer de manera incipiente aún un fenómeno peligroso: el interés de grupos paramilitares de controlar barrios y usar a la capital de retaguardia.

"Han llegado para intentar tomar posición de ciertos territorios, confirmó a SEMANA el comandante de la Policía Metropolitana de Bogotá, general Jorge Daniel Castro. Desde finales del año pasado detectamos el fenómeno con la presencia de miembros del Bloque Centauros de Miguel Arroyave, que opera en los Llanos, y de los hombres del clan Buitrago de las autodefensas de Casanare", afirma el alto oficial, quien hace más de un mes, durante un operativo de control de armas en San Andresito, ya había hablado de la presencia de miembros de las autodefensas en la capital.

El tema no es nuevo y el año pasado algunos comerciantes habían comenzado a hablarlo en privado. Sin embargo en los últimos meses las denuncias sobre las actividades de estos grupos ilegales se han vuelto cada vez más frecuentes y públicas y provienen de cada vez más diversos sectores.

Las denuncias comenzaron en zonas como los sanandresitos pero se han ido extendiendo a otros centros de comercio. "La primera vez que llegaron a mi negocio fue en noviembre del año pasado. Uno de ellos me dijo que eran miembros del Bloque Capital de las autodefensas y que debía colaborar con una cuota de 100.000 pesos para la seguridad del sector y sacar a la gente que no debería estar", dijo a SEMANA el dueño de un local de venta de ropa en ese sector, que por obvios motivos pidió omitir su nombre. "Ellos han ido tomando posiciones en los sectores en donde hay gran actividad económica, en donde pueden extorsionar a los comerciantes. Así es como aparte de los sanandresitos tenemos plenamente identificados que están operando en el 7 de Agosto, Corabastos, el Restrepo o las zonas de los frigoríficos", dijo a SEMANA el general Castro.

Hace cerca de dos años la presencia de paramilitares se limitaba a un grupo llamado Frente República, el cual pertenecía al Bloque Autodefensas Campesinas del Casanare, que según las autoridades comanda 'Martin Llanos'. Poco tiempo después llegó un grupo enviado por los comandantes del Bloque Centauros, denominado Frente Capital.

La convivencia 'pacífica' de los miembros de las dos estructuras en la ciudad duró poco y desencadenó una pugna por el control de sitios específicos, como Corabastos o los sanandresitos. La disputa, que afortunadamente no dejó demasiados muertos, se saldó a favor del Frente Capital.

Para operar en la ciudad los paramilitares de este grupo han venido realizando algunas alianzas estratégicas con grandes bandas de delincuentes en Bogotá. Con este apoyo fue como, según las autoridades, este grupo fue armando sus estructuras para operar. De acuerdo con la información oficial los paras tienen 'oficinas' en varias localidades, que funcionan como centros de operación para diferentes labores, que van desde el cobro de cuentas, por medio de sicarios, hasta el tráfico de armas y labores de la mal llamada 'limpieza social'. Algunas de las bandas que trabajan con el Frente Capital ofrecen una especie de servicio de 'seguridad privada', que básicamente consiste en cobrar una suma de dinero a los comerciantes o residentes de algunos barrios, principalmente los más marginados y pobres donde hay poca presencia policial, para 'eliminar' a los pequeños delincuentes, como ladrones o vendedores de droga, que le hacen imposible la vida a la gente.

"Les dicen a los más pudientes de un barrio: 'Hagan una colecta que nosotros les limpiamos esto y les damos seguridad' y muchas personas confundidas creen que eso les soluciona un problema y aceptan", dijo un funcionario del gobierno. No obstante, explicó que estos 'atajos' salen caros y esas mismas bandas que les dan seguridad hoy, mañana se vuelven la pesadilla del barrio extorsionando a todo el que no les pague.

"Nosotros no hacemos labores de limpieza social. Tampoco realizamos extorsiones ni secuestros. Operamos en las afueras de la cuidad en labores estrictamente contra la guerrilla. Cuando hemos entrado a Bogotá es para realizar algún operativo en contra de guerrilleros o sus colaboradores. Los que cobran plata a nombre nuestro son declarados objetivos militares", dijo a SEMANA 'Sebastián', el comandante del Frente Capital.

No obstante, según el general Castro, en lo que va corrido de este año la Policía ha capturado a 28 personas del Frente Capital realizando extorsiones. "También hemos detenido a 13 sicarios en flagrancia vinculados con ellos", dijo.

Es claro que la ciudad no se enfrenta, aún, a una situación de dominio paramilitar de barrios enteros o de actividades económicas como las que viven Medellín u otras ciudades del país. Esto se debe en gran medida a que estos grupos, así como la guerrilla, no han encontrado el terreno abonado en Bogotá. Por el contrario, la labor de la Policía, el Ejército y los demás organismos de seguridad ha impedido el avance de estos grupos. Pero igualmente importante es que las fuerzas policiales trabajan de la mano de las autoridades civiles de la ciudad. La inversión social en zonas críticas, así como el diseño y funcionamiento de planes ciudadanos como los frentes de seguridad locales, han sido pilares fundamentales para evitar una mayor actividad de los paramilitares o de guerrilleros en la capital. A todo esto se suma una fuerte colaboración ciudadana, que con sus denuncias es esencial para controlar el fenómeno.

De todos modos es importante que los bogotanos estén alerta a la avanzada paramilitar en sus barrios, y antes que colaborar o dejarse amedrentar por estas bandas -pertenecientes o no a un grupo de autodefensas- deben denunciar ante las autoridades.