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Omar Suleiman, vicepresidente de Egipto. | Foto: AP

MUNDO

Omar Suleiman, ¿la clave de la transición en Egipto?

La solución a la crisis egipcia podría pasar por su vicepresidente. Pero, ¿quién es el hombre que parece destinado a reemplazar a Mubarak? ¿Duraría en el poder?

Alianza BBC
1 de febrero de 2011

Decenas de miles de personas reclaman en las calles de El Cairo y Alejandría la salida del poder del presidente egipcio Hosni Mubarak.
 
Pero según Jim Muir, de la BBC, la atención empieza a centrarse en un posible diálogo entre el gobierno y los grupos opositores. Y cada vez más gente parece dispuesta a contemplar la posibilidad de que Mubarak continúe en el cargo hasta las elecciones de septiembre, si promete no buscar la reelección y se ofrecen garantías sobre la transparencia del proceso.
 
Según Kadry Said, un general retirado y el director de estudios militares de al-Ahram, un importante centro de investigación de El Cairo, incluso los militares "comprenden que Mubarak debe renunciar. Pero hay un problema de metodología".
 
Mientras algunos mandos militares creen que Mubarak debe renunciar inmediatamente, otros están a favor de esperar hasta las elecciones de septiembre, le dijo Said al programa Newshour de la BBC.
 
Así las cosas, todo parece indicar que Omar Suleiman estará llamado a jugar, tarde o temprano, un rol clave en la solución de la crisis y la gestión de la transición. Pero, ¿quién es Omar Suleiman?
 
A cargo de la inteligencia
 
Aunque para muchos es casi un desconocido, Omar Suleiman, de 76 años, ha sido un personaje clave en la política egipcia y en la diplomacia de Medio Oriente.

Durante años en la trastienda del poder, este cercano colaborador de Mubarak y jefe de su servicio de espionaje, fue adquiriendo un papel cada vez más visible en los últimos tiempos y salió completamente de las sombras el pasado sábado al convertirse en el nuevo vicepresidente de Egipto.
 
Internacionalmente se ganó una buena reputación en Occidente con su intervención en las negociaciones para el alto el fuego que terminó la ofensiva militar israelí contra Gaza en 2009 y se le atribuyen gestiones para intentar liberar al soldado israelí Gilad Shalit, en manos de Hamás.

Suleiman, sin embargo, no es una figura popular entre los manifestantes. Pero con más de 70 años, su edad puede convencer a muchos de que no intentará aferrarse al poder más de lo necesario.
 
Un "amigo" de EE.UU.
 
Desde que Egipto se convirtió en el primer país árabe en firmar la paz con Israel en 1979, Suleiman ha sido visto como un personaje en buena sintonía con Mubarak, quien a su vez es uno de sus principales aliados de Estados Unidos en la región.
 
Y también en la política interna egipcia Suleiman es un actor importante. En 1954 inició su carrera en el ejército y, tras recibir formación militar en la Unión Soviética, estudió la carrera de ciencias políticas en la Universidad de El Cairo.
 
Su participación en las guerras de Yemen en 1962 y en las guerras árabe-israelíes de 1967 y 1972 le valieron un amplio reconocimiento en el ejército, quizá la institución más poderosa de Egipto.
 
Aunque no es miembro del gobernante Partido Nacional Democrático, en 1991 fue nombrado director de inteligencia militar y dos años después, director de inteligencia.

Al frente de los servicios de espionaje egipcios –para muchos uno de los principales aparatos represivos del gobierno- Suleiman, a quien el diario estadounidense The New York Times describe como "la mano derecha de Hosni Mubarak", se convirtió en uno de los colaboradores más próximos del presidente egipcio.
 
¿Hacia una transición?

A pesar de haber mostrado pocas ambiciones políticas en público, hace tiempo que algunos analistas lo señalaron como uno de los posibles sucesores de Mubarak. En este sentido se interpretó su nombramiento como vicepresidente este sábado en un momento de máxima tensión social.

Este lunes, Suleiman aseguró que el presidente egipcio le había encargado "abrir negociaciones inmediatas con las fuerzas políticas para comenzar un diálogo sobre las cuestiones relacionadas con las reformas constitucionales y legislativas".

Para algunos, ese "encargo" podría ser un paso previo a la salida de Mubarak del poder. Un movimiento que algunos sectores de la oposición podrían interpretar como intento continuista de transición desde dentro.

En ese escenario, incluso si no fuera el próximo presidente o si sólo adquiera poderes transitorios, para algunos analistas, Omar Suleiman podría representar una función decisiva en el futuro político de Egipto.

Sin embargo, este relevo –en caso de producirse- mantendría en el aire cuestiones clave como una eventual reforma democrática en el país y, más a corto plazo, la satisfacción -o no- de los protagonistas de las protestas de los últimos días.