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Por la captura de Dairo Úsuga, alias Otoniel, jefe de la bacrim Clan Úsuga, el gobierno ofrece una recompensa de más de un millón de dólares.

NARCOTRÁFICO

La fortuna perdida de Otoniel

Entre decomisos de droga, propiedades y dinero escondido, el jefe de la banda del Clan Úsuga ha perdido cerca de 600 millones de dólares.

18 de julio de 2015

La cifra es impactante y contundente: 599 millones de dólares. Ese es el dinero que ha perdido en los últimos meses Dairo Úsuga, alias Otoniel, jefe de la banda criminal conocida como Clan Úsuga o los Urabeños.

No se trata de un monto cualquiera. Evidencia no solo el poder que alcanzó a tener el capo y su bacrim, sino que también deja en claro la dimensión de la lucha contra su organización criminal y quién es el hombre más buscado del país, por el que se ofrece una recompensa de más de 1 millón de dólares.

El golpe más reciente que recibieron las finanzas de Otoniel ocurrió el martes de la semana pasada. Ese día, en varias operaciones simultáneas desarrolladas por la Dirección de Carabineros, la Dijín, la Dirección Antinarcóticos, la Dirección de Inteligencia de la Policía, junto a varios fiscales, le fueron incautados más de 80 propiedades al capo en diferentes municipios de Antioquia (ver mapa). Los inmuebles, entre los que había desde grandes fincas hasta depósitos, pasando por una docena de apartamentos, tienen un avalúo comercial que supera los 80.000 millones de pesos. Con estos bienes la Policía ajustó un total de 147 propiedades que les han quitado al capo y sus lugartenientes en los últimos tres meses. El valor comercial de todo esto llega a la astronómica suma de 188.000 millones de pesos, cerca de 70 millones de dólares. Solo las 28 fincas incautadas la semana anterior, ubicadas principalmente en su zona de influencia, la región del Urabá antioqueño, el Clan Úsuga perdió más de 140.000 millones de pesos, cerca de 53 millones de dólares. A esto se suma el decomiso de una flotilla de 68 automóviles, la mayoría camionetas con un valor estimado en el mercado de cerca de 5.000 millones de pesos.

Esa ofensiva contra los bienes de Otoniel y su clan es una fracción del llamado Plan Agamenón, que básicamente consiste en la ofensiva que desde finales de enero lanzó el gobierno para capturar al jefe mafioso y desmantelar su organización. Como parte de esa estrategia de cercarlo, en la cual hay más de 1.500 hombres de todas las direcciones de la Policía desplegados por todo Urabá, las autoridades decidieron desarrollar simultáneamente un plan de asfixia económica. Esto consiste esencialmente en atacar toda la estructura de finanzas del grupo.

Uno de los puntos clave fue quitarle a Otoniel los bienes que están identificados como parte de la organización, los cuales le sirven para lavar dinero y como sitios para esconderse él y sus lugartenientes. Pero otro de los factores que más duro han golpeado las arcas del clan ha sido el de impedir que pueda sacar droga para obtener recursos.



En solo cuatro de las principales operaciones que la Policía efectuó durante el primer semestre de este año le incautaron un total de 13 toneladas de cocaína, justo cuando estaba lista para ser enviada rumbo a Centroamérica. En Unguía y Acandí, Chocó, en febrero y junio pasados, fueron encontrados dos gigantescos cargamentos de tres toneladas cada uno. El valor de toda la cocaína que las autoridades le han quitado es de 450 millones de dólares.



Pero así como impedir que saque droga, no menos clave ha sido la cacería que también han hecho las autoridades para dar con el paradero de las caletas en donde Otoniel guarda el dinero. Ese efectivo es utilizado para pagar el funcionamiento de todos los eslabones de la organización, desde la alimentación hasta los escoltas, sicarios y medios de transporte.

La Policía logró dar con seis lugares en donde el clan tenía sus principales caletas. Escondidas en cantinas de leche bajo tierra, paredes falsas de viviendas, llantas de vehículos e incluso bajo los colchones de camas, la cifra de efectivo decomisada llegó a los 35.000 millones de pesos, casi 13 millones de dólares. Una de las principales caletas estaba en una finca en Barbosa, Antioquia, en donde el sobrino del capo tenía escondidos 10.000 millones de pesos. Otra en una casa cerca de La Ceja, Antioquia, en donde su hermana, Nini Johana Úsuga, guardaba en tulas y cajas más de 4.000 millones de pesos en efectivo.



Ese ataque a las finanzas del capo tuvo un efecto práctico que se tradujo en decenas de capturas. “Como está corto de efectivo y no tiene cómo acceder a dinero se ha colgado en el pago de la nómina, lo cual ha generado inconformismo entre sus propios hombres. Muchos de ellos por no recibir su pago hace meses, dieron información clave sobre rutas, caletas, socios y demás”, explicó a SEMANA uno de los oficiales que desde hace meses persigue a Otoniel.

Esa información, sumada al trabajo en terreno de agentes de inteligencia y otras especialidades, se tradujo en que se lograron 350 capturas en el primer semestre de integrantes del grupo. Entre esos arrestos hoy está tras las rejas gente extremadamente cercana y clave para Otoniel, como su esposa, Blanca Madrid, sus cuñadas, hermanas, sobrinos y sus principales hombres de confianza como Daniel Anaya, alias Tierra. Con gran parte de su gente en la cárcel y con un inmenso hueco en sus finanzas el cerco sobre el hombre más buscado del país cada vez se cierra más.