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Otra tragedia anunciada

Un invierno inesperado y la dejadez de las autoridades han causado un desastre en Santander, con decenas de muertos y millones en pérdidas.

20 de febrero de 2005

Otras vez el rio destruiría su casa. Ana Mercedes Aguilar, de 60 años, lo supo de inmediato cuando, en la madrugada del pasado sábado 12 de febrero, las violentas aguas del río Frío golpearon las paredes de su vivienda en el barrio La Inmaculada, de Girón, Santander. Lo mismo había ocurrido 30 años atrás. Entonces, como ahora, el invierno y la desidia de las autoridades al permitir construcciones en zonas de alto riesgo fueron los culpables de la tragedia.

Historias como ésta se vivieron en 10 municipios del departamento de Santander, azotado desde hace dos semanas por un invierno sin precedentes en esta época del año. Hasta ahora las autoridades han registrado 42 muertos, pero en las veredas los campesinos hablan de que la cifra podría pasar de 100. Los más perjudicados fueron los habitantes de Bucaramanga y Girón, donde las avalanchas de barro y la crecida de los ríos De Oro y Frío dejaron en la calle a más de 5.000 familias, sin contar las víctimas de las zonas rurales.

El alcalde de Girón, Rafael Horacio Núñez, culpa en parte a quienes en el pasado no han hecho cumplir las normas para impedir que se construyan barrios de invasión a la orilla de los ríos o en las laderas. De los 42 barrios afectados en ese municipio, 22 son subnormales y el resto, aunque fueron construidos legalmente, no cumplen con los requisitos mínimos de seguridad.

Un caso dramático es el de Brisas Campestres, un asentamiento ilegal de ranchos en lo más alto de una ladera. Cuando arreciaron las lluvias, desde allá se desprendió una avalancha que fue cubriendo de lodo las viviendas de otros cuatros barrios montaña abajo. Uno de ellos, Portal de Castilla, "fue construido sobre una cañada", denuncia hoy el alcalde Núñez, a pesar de que los habitantes de Rincón de Girón, la siguiente urbanización colgada a la ladera, intentaron evitarlo a través de acciones de tutela.

Ahora, con el agua hasta el cuello, ha comenzado el juicio de responsabilidades. El defensor del Pueblo, Volmar Pérez, llamó la atención a las autoridades ambientales para que cumplan con su misión y dijo que la tragedia en Girón se originó por un desprendimiento de tierra en las laderas de la cuenca, como consecuencia de la deforestación. Sin embargo, según el director de la Corporación Autónoma Regional para la Defensa de la Meseta de Bucaramanga, Freddy Anaya, "la aerofotografía evidenció más de 1.500 deslizamientos en la cuenca de los ríos Frío y De Oro, incluso en zonas totalmente reforestadas y donde no había una sola vivienda".

Los habitantes de Girón, como en tantos otros municipios en Colombia, parecen estar condenados a que, cada cierto tiempo, el invierno deje muertos, desaparecidos y millones de pesos en pérdidas materiales. También, a escuchar las explicaciones de las autoridades, siempre las mismas, que de poco sirven cuando el desastre ya ha ocurrido y menos si nunca se llevan a la práctica.