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Monseñor Héctor Fabio Henao y el Alto Comisionado para la Paz, Miguel Ceballos.

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Pacto de no agresión: ¿Obligación de La Habana disfrazada de iniciativa?

Después de los múltiples llamados de la oposición, el Consejo Nacional de Paz, en compañía del comisionado Miguel Ceballos, convocó a todos los partidos políticos a firmar un pacto el próximo 26 de agosto. ¿De qué se trata?

26 de agosto de 2019

Desde la Casa de Nariño, el alto comisionado de paz, Miguel Ceballos, en compañía de monseñor Héctor Fabio Henao hicieron pública una convocatoria a todos los partidos políticos. Les pidieron a los representantes de las colectividades que el próximo 26 de agosto firmen un pacto por la no violencia.

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El anuncio habría pasado desapercibido sino fuera por el convulsionado escenario que vive el país y la insistencia de la oposición para que se cumpla uno a uno los puntos que quedaron pendientes del acuerdo de La Habana. Uno de ellos, precisamente, es un pacto "para que nunca más se utilicen las armas en la política", que fue lo que se acordó implementar en la isla. 

Desde el 27 de octubre de 2018 la MOE ha registrado 317 líderes políticos, sociales y comunales víctimas de violencia.

Lo que ocurrió este jueves en la Palacio tiene todo y nada que ver con La Habana. Es decir, el gobierno puso a andar otro de los puntos que había pendientes. Sin embargo, lo hizo en sus propios términos. En ese sentido, no se habla de un pacto para separar las armas de la violencia, un discurso que no acepta el partido de gobierno por el trato que recibieron los excombatientes de las Farc, sino que se refieren a "un pacto por la no agresión". 

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"El Consejo Nacional de Paz ha invitado a todos los partidos políticos a firmar el 26 de agosto un pacto por la cultura política y la no violencia en la campaña electoral. Es un pacto que busca responder a la necesidad de que exista todo el respeto por la pluralidad. Que exista la solidaridad, la equidad y los principios y valores que le dan vida a la democracia", dijo monseñor Henao. 

Más de 430 líderes sociales han sido asesinados desde la firma del acuerdo de paz; dos aspirantes a concejos municipales en el sur de Bolívar fueron hallados sin vida en una semana: por lo menos 130 excombatientes de las Farc han perdido la vida. Solo en el Valle del Cauca, un precandidato resultó herido y dos más terminaron por fuera de la contienda por las balas. 

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Durante el encuentro que se llevará a cabo el próximo lunes en la Casa de Nariño, el defensor del pueblo, Carlos Negret; el procurador, Fernando Carrillo; el jefe de la Misión de la ONU, Carlos Ruiz Massieu; la directora de la MOE, Alejandra Barrios y la Conferencia Episcopal servirán de testigos al compromiso que adquirirán los partidos. Su presencia permitirá hacerle seguimiento al tema y conseguir que se cumpla. 

"El presidente va a ser testigo de excepción de este pacto por la cultura política y no violencia. Algo que el ya había suscrito cuando era candidato a la presidencia. El mismo monseñor fue quien les pidió a los candidatos que firmaran ese pacto y si algo respetó el candidato Duque fue la no agresión y violencia en esa campaña", agregó a su turno Ceballos. 

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Ante la oleada de violencia que se reactivó en el país, donde la Misión Electoral ha registrado desde el 27 de octubre de 2018 hasta el 27 de julio de 2019, que 317 líderes políticos, sociales y comunales han sido víctimas de algún tipo de ataque, realmente no importa de quién es la propuesta mientras esta logre contener lo que está pasando

Sí pero no

Quienes están interesados en la minucia de la política, no pueden dejar pasar el tema por alto. ¿La razón?, parece certeras las sospechas que algunos sectores tienen de que el Gobierno está implementando los temas pendientes del acuerdo sin llamarlo con ese nombre. Y, el pacto por la no agresión, parece ser uno de ellos.

El fin del perverso vínculo entre las armas y la política, siempre fue prerrequisito para que la apertura democrática de la que tanto se habló en La Habana fuera posible, pues las partes que firman el acuerdo entendieron que solo en un clima de pluralismo, libertad de expresión y tramitación dialogada de las controversias puede realmente ambientarse la convivencia. 

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Sin embargo, para sacar las armas de la política no era suficiente con la disolución de las Farc como grupo armado insurgente. Casi tres años después de la firma del acuerdo y, dos desde que se desmontó todo su andamiaje armamentístico, se mantiene la misma tradición en la que las diferentes fuerzas políticas y tendencias ideológicas no coexisten pacíficamente. 

El pacto por la no agresión es otro de los ítems que se acordó para abonar ese camino tan anhelado. Pese a las diferencias léxicas entre las dos iniciativas, en el fondo tienen el espíritu y buscan los mismo: reducir el elevado número de actos violentos en el marco del ejercicio de la política. 

"Promever desde las regiones y sobre todo en las más afectadas por el fenómeno, hacer efectivo el compromiso de todos los colombianos para que nunca más se utilicen las armas en la política, ni se promuevan organizaciones violentas como el paramilitarismo que irrumpan en la vida de los colombianos vulnerando los derechos humanos, afectando la convivencia y alterando las condiciones de seguridad que demanda la sociedad", detalla la página 80 del acuerdo. 


Por su parte, este jueves, monseñor Henao manifestó casi en esencia lo mismo: "Queremos responder a las situaciones de estigmatización violencia, intolerancia que existe en torno a la campaña política. El consejo como expresión de la alta pluralidad de la sociedad colombiana con 70 sectores de sociedad civil y 35 de la sociedad invita a los partidos, en nombre de la sociedad, a firmar".

Las diferencias que hay quizás radican en la dimensión y alcance de cada una. Mientras que la iniciativa que se cocinará el próximo lunes, por ahora, solo tiene en cuenta a las personalidades activas de la política nacional y se promociona en el marco de la contienda electoral, la otra, se proyectó como una forma de ponerle punto final a cualquier expresión de violencia e incluía a todos los actores de la sociedad civil. 

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Los gremios, la sociedad organizada, las comunidades en los territorios, sindicatos, el Consejo Nacional Gremial y los diferentes gremios económicos, los propietarios y directivos de los medios de comunicación, las iglesias, confesiones religiosas, organizaciones basadas en la fe, la academia e instituciones educativas, las organizaciones de mujeres y de población LGBTI, de personas en condición de discapacidad, jóvenes, los pueblos y comunidades étnicas, fueron algunos los tenidos en cuenta. 

Habrá que ver qué tanta fuerza tienen las expresiones simbólicas cuando se trata de explorar todas las vías necesarias para contener el baño de sangre. Sin embargo, tres conclusiones quedan después del anuncio de esta semana: Iván Duque no es tan esquivo con el acuerdo de pazel Consejo Nacional de Paz -que estaba muy callado- se está moviendo y se están explorando estrategias para ponerle fin a la violencia.