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El candidato del Pacto Histórico Gustavo Petro presenta a su equipo de campaña, en el que Alfonso Prada estará como jefe de debate
El candidato del Pacto Histórico Gustavo Petro | Foto: Prensa Pacto Histórico

Elecciones 2022

Pacto Histórico, ¿hay desespero en la campaña?

Gustavo Petro es hoy, a juzgar por las encuestas, el más opcionado para llegar a la Casa de Nariño. Pero algunos de sus líderes vienen cometiendo todo tipo de errores.

10 de mayo de 2022

A pesar de que Gustavo Petro lidera la intención de voto para las elecciones presidenciales, según las más recientes encuestas, en el Pacto Histórico parece haber desespero por no poder cumplir con el objetivo de ganar en primera vuelta.

Por lo menos así lo muestran las acciones que ha emprendido esta convergencia política tras las elecciones de marzo.

Contrario a los demás candidatos, que tienen como principal objetivo pasar a segunda vuelta, en el Pacto Histórico la consigna es ganar en primera. Saben que si la elección no se define el 29 de mayo pondrán en peligro su llegada a la Casa de Nariño, pues el sentimiento anti-Petro se les podría venir en contra en una segunda vuelta, sea quien sea su contendor.

“Vayan por los abstencionistas y por los que todavía no están convencidos de Petro”, pidió el senador con rostro y dejo de preocupación a sus seguidores en un video publicado en Instagram, mientras conducía su vehículo.

“Si no ganamos en primera vuelta no habrá mañana, no habrá ese sol para todos”, añadió Bolívar, con tono de angustia. El senador también ha dicho recientemente: “Solos no ganamos en primera vuelta ni tendremos mayorías en el Congreso”.

Estas expresiones de Bolívar podrían explicar por qué el Pacto Histórico, a pesar de estar liderando la intención de voto, ha estado constantemente a la ofensiva.

Generalmente, como lo explica el consultor político Carlos Escalante, autor del libro Gana quien menos se equivoque, los candidatos que están al ataque de manera permanente son los que van por debajo en las encuestas para tumbar a quien lidera.

“Si tú estás perdiendo una elección, la única forma de tumbar al que está arriba es jugar a la piñata, es darle, tú sabes que si estás arriba vas a recibir golpes”, indica Escalante.

Pero en el caso de Petro ha sido al contrario. Prueba de ello fue lo revelado por SEMANA sobre un plan del equipo de Petro que consistió en infiltrar la campaña presidencial de Federico Gutiérrez en la costa Caribe.

Así lo admitió el propio abogado Miguel Ángel del Río, quien es asesor jurídico del Pacto Histórico. “Claro que los tenemos infiltrados, tenemos a una persona en cada casa electoral, ya están adentro”, le dijo Del Río a esta revista.

A esto se suman las palabras desobligantes de Isabel Zuleta, senadora electa del Pacto Histórico, quien aseguró que a Sergio Fajardo ya lo habían “quemado” y que ahora iban por Fico Gutiérrez, lo que muestra que en esta convergencia se le estaría apostando a la campaña negativa y al juego sucio.

En el video de dos minutos que ha rodado por Twitter, la congresista electa confiesa: ”Ya a Fajardo lo quemamos y fue una tarea dura, una tarea hasta Procuraduría y Contraloría, fue dura”.

El episodio generó todo tipo de reacciones. Incluso se habló de que la confesión de Zuleta tendría consecuencias penales.

De hecho, uno de los fuertes de este sector político, que es el de la movilización social, ha pasado a ser censurado por miembros del Pacto Histórico por el temor de que cualquier manifestación se les pueda venir en contra desde el punto de vista electoral.

El pasado 28 de abril, durante el aniversario del Paro Nacional, el senador Gustavo Bolívar se mostró bastante preocupado y les pidió a los jóvenes no salir a protestar. El senador puntualizó que las marchas, supuestamente, iban a ser infiltradas.

“El Centro Democrático está ambientando en el Congreso que mañana en el aniversario del estallido social habrá desmanes. Seguro infiltran encapuchados para encender un nuevo estallido y tener pretexto de aplazar las elecciones”, afirmó.

Más llamativos resultan los ofrecimientos que constantemente hace el propio Gustavo Petro a organizaciones criminales, a las que les ha hablado desde las plazas públicas de crear “una JEP para el narcotráfico” con “beneficios jurídicos” o también de “segundas oportunidades” para los paramilitares. Incluso habló de un “proceso de paz integral” con todos los grupos ilegales.

A esto se suman los personajes cuestionados a los que les ha abierto la puerta, entre los que está, por ejemplo, la senadora Piedad Córdoba, investigada, entre otras, por supuestos nexos con Álex Saab, señalado testaferro de Nicolás Maduro, posibles vínculos con las Farc y conversaciones con extraditables en las cárceles. La presencia de la senadora electa del Pacto Histórico se volvió tan incómoda que el propio Petro tuvo que pedirle que se apartara de su campaña.

Desde Semana Santa, cuando estalló el escándalo del perdón social, Petro tiene suspendida su presencia en debates y conversatorios. Además, las entrevistas en medios son escasas. El candidato del Pacto Histórico busca evitar los escenarios en los que sea confrontado.

En el petrismo hay cierto temor debido a que algunos analistas consideran que el candidato no tiene mucho espacio para crecer y sus acciones cada vez parecen alejarlo más del centro, el único espectro en el que podría captar votos.

Eso sí, un hecho innegable es que Petro es hoy, a juzgar por las encuestas, el más opcionado para llegar a la Casa de Nariño y su narrativa de acabar con el continuismo ha calado en un sector de la población. Pero el antipetrismo también es muy grande y ya le costó en 2018.