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Valentín Alfaya, director de Ferrovial España; David Bojanini , presidente del Grupo Sura; Juan Alberto Fernández, presidente de SCL Energía Activa y Shawn Qu, CEO de Canadian Solar. | Foto: Guillermo Torres

EL PAPEL DEL SECTOR PRIVADO EN LA MITIGACIÓN DEL CAMBIO CLIMÁTICO

“Una nueva agenda para la región”

Entre el 14 y 15 de junio se dieron cita en Bogotá altas autoridades del gobierno, banqueros, empresarios y tomadores de decisión interesados en identificar nuevas oportunidades para invertir en negocios sostenibles.

25 de junio de 2016

Durante décadas, los llamados a tomar acción frente al cambio climático se encontraron con un argumento difícil de enfrentar: disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero podría debilitar la economía global. Hoy sabemos que es peor no hacer nada y que los sectores público y privado deben tomar acciones decisivas.

La vigésima primera conferencia sobre el cambio climático (COP 21), realizada en París a finales de 2015, registró dos cambios fundamentales entre los líderes globales. Primero, tomaron conciencia de la necesidad de producir modificaciones estructurales en los sistemas energéticos y productivos. Segundo, el sector privado hizo público su compromiso de ser parte de la solución contra el cambio climático. Como ha repetido el presidente Barack Obama, no cabe duda de que los países que hoy lideran la economía de energías limpias serán los lideres de la economía global en el siglo XXI.

En este marco, la Corporación Financiera Internacional (IFC) y Foros Semana, con el apoyo de la Cooperación Española e Icex, realizaron el Climate Business Forum 2016. Kristtian Rada, líder del programa de Ciudades y Negocios del Clima para América Latina en IFC, aseguró que el objetivo del evento fue “definir el papel que podría jugar el sector privado en conjunto con los gobiernos para contribuir en el cumplimiento de las ambiciosas metas establecidas en la COP 21”. Y así fue: a la participación del presidente Santos y los ministros de Hacienda, Mauricio Cárdenas; Comercio, María Claudia Lacouture; Ambiente, Luis Gilberto Murillo, y el director del Departamento Nacional de Planeación, Simón Gaviria, se unieron destacados líderes de la banca, el empresariado y las instituciones multilaterales de toda la región. Entre ellos estuvieron David Bojanini, presidente del Grupo Sura; Juan Alberto Fernández, presidente de SL Energía Activa; Shawn Qu, presidente y CEO de Canadian Solar; Valentín Alfaya, director de Ferrovial; Miguel Chavarría, vicepresidente de Morgan Stanley, y Anil Markandya, ganador del Premio Nobel de la Paz en 2007 por su trabajo dentro del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC por su siglas en inglés).

Colombia se ha comprometido a reducir para 2030 sus emisiones en 20 por ciento, para lo cual el Departamento Nacional de Planeación estima necesario invertir anualmente 3,2 billones de pesos, 45 por ciento de los cuales deben provenir del sector privado. De estas cifras, casi el 70 por ciento corresponden al sector transporte y 15 por ciento al sector agropecuario y a los cambios en el uso de suelo en general. El responsable de la región Andina de IFC, Carlos Leiria Pinto, confirmó el compromiso de esa entidad en continuar apoyando el desarrollo de esas iniciativas en Colombia.

El balance final fue muy positivo. IFC calcula que las oportunidades de inversión en energías limpias entre hoy y el año 2030 suman 60.000 millones de dólares. Más de la mitad corresponde a Brasil, Chile y México. Según Liz Bronder, directora de IFC para América Latina y el Caribe, en Colombia las oportunidades de invertir en energía renovables son enormes: IFC calcula que suman 4.500 millones de dólares para solar, 6.000 millones para eólicas y 2.250 millones para bioenergía. Si se suman las inversiones esperadas en hidrogeneración, equivalentes a 13.350 millones, el total es de 27.500 millones de dólares.

La financiación está disponible: solamente IFC ha invertido más de 13.000 millones de dólares a largo plazo para proyectos climáticamente inteligentes, mientras que han apoyado la inversión de más de 5.400 millones a través de asesorías. Asimismo, han desarrollado herramientas innovadoras como bonos verdes, con más de 5.000 millones de dólares en bonos emitidos a la fecha.

IFC, con los empresarios y líderes del sector público que participaron, hará seguimiento a las oportunidades identificadas en la región. Además, la entidad se comprometió a abrir espacios que permitan que los contactos establecidos durante el foro sirvan para continuar promoviendo el papel del sector privado, en los cambios necesarios para que las economías latinoamericanas prueben ser resilientes al cambio climático.

Las oportunidades para negocios e innovaciones climáticamente inteligentes están en todos los campos. Estos son algunos de los avances que se destacaron durante el foro.

Energías renovables

La posición geográfica, la meteorología y la extensión territorial de los países latinoamericanos ofrecen un enorme potencial para generar energías renovables. Para algunos representantes del sector financiero, como Christopher Wells del Banco Santander, el mercado ya se está moviendo hacia las renovables porque “sencillamente representa un mercado de menor riesgo que el de los no renovables”.

Sebastián Kind, subsecretario argentino de Energías Renovables, afirmó que “la Ley de Energías Renovables es una política de Estado y no de gobierno”. El modelo de su país ha buscado darle un vuelco al mercado de la energía, al hacerlo funcionar gracias a cuotas y licitaciones públicas para que los distintos tipos de generación no compitan entre ellas. El éxito, según Kind, radica en las señales claras a largo plazo que da el nuevo marco regulatorio, las cuales han incentivado la confianza de los inversionistas en los nuevos proyectos.

Ciudades sostenibles

Para el alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, las ciudades son el principal espacio de oportunidad para las iniciativas climáticas “No solamente son el motor de la economía, sino las impulsadoras de la reducción de la pobreza y la creación de empleo”. No es un secreto que el alcalde considera que la movilidad y el transporte son los principales retos para la capital colombiana, una de las más compactas y densas del mundo. Por eso, para lograr que la urbe se expanda sin afectar la calidad de vida de los habitantes, es imperativo darle prioridad a las vías, a los incentivos al uso de la bicicleta, y a la ampliación y mejoramiento de sistemas de transporte público.

Para Peñalosa, trabajar con el sector privado en el desarrollo de modalidades innovadoras de financiación para la movilidad requiere de instituciones públicas fuertes, que señalen el rumbo y den certidumbre a los ciudadanos y los inversionistas. El Distrito continuará trabajando en proyectos como el metro, la ampliación de las troncales de TransMilenio y las asociaciones público-privadas de infraestructura en la ciudad y la región. Con eso estuvo de acuerdo su secretario de Transporte, Juan Pablo Bocarejo, para quien hacer del transporte público la mejor opción requiere de recursos. Por eso la actual administración ha planeado invertir, a través de mecanismos como las alianzas público-privadas, 43 billones de pesos en movilidad.

Otro gran reto climático para las ciudades es cómo disponer de sus basuras. El especialista sénior en industria de IFC, James Michelsen, resaltó las enormes oportunidades que hay para el sector privado en esa actividad. En el tema es relativamente sencillo alinear los intereses de públicos y privados; el desafío está en que las instituciones estatales ofrezcan estabilidad jurídica y garantías que atraigan la inversión.

Gonzalo García, consejero Económico y Comercial de la Embajada de España, se refirió al potencial de la región latinoamericana para convertir a sus centros urbanos en ciudades inteligentes, concepto que se refiere al uso de la tecnología y la información para prestar servicios eficientes en temas como alumbrado público eficiente, movilidad y disposición de residuos. El modelo ha sido exitoso en las ciudades españolas, que tienen mucho en común con las latinoamericanas. La clave, según García, está en involucrar a los ciudadanos y generar condiciones para alianzas entre públicos, privados y usuarios.

Innovaciones en el sector financiero

Para Raúl Solís, de la Nacional Financiera de México (Nafin), la financiación climática es una revolución que, como cualquier otra, necesita líderes. Hasta ahora ese papel ha estado en manos de la banca de desarrollo (CAF, BID, Banco Mundial, IFC, entre otros), pero ahora el mercado financiero está apropiándose de su papel de liderazgo. Kurt Vogt, de HSBC, fue aún más lejos para decir que, con los incentivos correctos “el cambio climático es la oportunidad de inversión del siglo”.

El sector financiero tiende a alejarse del riesgo, pero el cambio climático por definición representa una mayor incertidumbre. Según los banqueros, pequeñas señales de los Estados serían de enorme ayuda para avanzar hacia herramientas como préstamos para la transformación energética, bonos e hipotecas verdes. Según Vogt, “Hasta el más pequeño incentivo tributario ayudaría a presentar evidencia cuantitativa de las ventajas en el desarrollo de nuevas herramientas”.

El mercado de los bonos verdes, una de las herramientas más innovadoras, se ha triplicado entre 2007 y 2016. Para Sean Kidney, CEO de la Climate Bonds Initiative, las oportunidades para su crecimiento en América Latina se deben a que hay una iniciativa global que ofrece modelos de bonos verdes adaptables a las necesidades de cada Estado y del sector privado. El del Banco Mundial, por ejemplo, apoya el desarrollo de medidas de crecimiento verde para las economías y ha sido muy efectivo en aumentar los niveles de confianza. El papel de los inversionistas, dice Kidney, no se debe subestimar: “Ellos tienen la obligación de sugerir y exigir. De hecho, los gobiernos pueden trabajar de la mano con el sector privado. No hay un motivo por el cual deban ser rivales en el desarrollo de estos instrumentos”. Afirma Arias: “Hay muchas investigaciones que muestran que invertir en empresas sostenibles tiene un grado de riesgo de desempeño menor. Más que lo cuantitativo, lo que hay que mirar es cómo disminuye en esos negocios el riesgo al rendimiento”.