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Para la libertad

Los secuestros han disminuido notoriamente en el país. Y Cundinamarca muestra las cifras más alentadoras.

16 de julio de 2001

Aunque no se note porque la paranoia sobre la seguridad sigue siendo la misma o peor, lo cierto es que los secuestros en Colombia han bajado dramáticamente. Y por eso, pese a la tragedia que significa que en este año hayan sido secuestradas 923 personas, 171 de las cuales son niños, hay razones para el optimismo porque esta cifra —que no deja de ser escandalosa— representa una caída del 42 por ciento frente al mismo período de 2000.

El caso de Cundinamarca es el más visible pues en su territorio los secuestros han disminuido en un 73 por ciento, según datos de su Departamento de Policía, que explica qué hay detrás de estas cifras. Si bien existen razones que no tienen nada que ver con las autoridades, como el que la gente se cuida más, no viaja tanto a los municipios rurales, invierte más en seguridad privada y las autodefensas han aumentado su presencia en el departamento, lo más decisivo, según Juan Francisco Mesa, director del programa antisecuestro de la gobernación Fondelibertad, es el trabajo que han realizado el Ejército y la Policía.

El Gaula de la Policía en Cundinamarca ha hecho dos cosas fundamentales. Por un lado, ha desmantelado bandas de secuestradores en Bogotá, que se encargaban del ‘levante’, es decir de raptar a las personas en la ciudad y luego vendérselas a las Farc. “Se han quedado sin las personas que tienen contacto urbano”, afirma Mesa. El coronel Alvaro Sandoval Gómez, comandante del departamento de Policía en Cundinamarca y uno de los principales responsables de estos éxitos, explica que, por ejemplo, en Soacha han realizado operativos masivos con 400 hombres que han logrado mermar la red de infiltración de la guerrilla en el sur de la capital del país.

Por otro lado, la Policía creó un Gaula (Grupos de Acción Antisecuestro) en Fusagasugá que ha debilitado al frente 42 de las Farc, que maneja las finanzas de este grupo. En lo que va corrido del año, afirma el coronel Sandoval, han capturado 22 guerrilleros con el apoyo de las denuncias de la comunidad y mediante un trabajo de inteligencia en Viotá, donde las Farc tenían una base.

Con el apoyo de los alcaldes de la zona, que se unieron para darles mantenimiento, la Policía creó Grupos de Reacción Inmediata en Ubaté y en la provincia de Oriente (Choachí, Ubaque, Fómeque), que les permiten reaccionar de inmediato a cualquier denuncia de secuestro en esa zona. También han organizado los Frentes de Seguridad Rural, parecidos a los que se han creado en Bogotá, para que la gente reporte movimientos sospechosos en la zona.

El Ejército también ha desempeñado un papel clave, según Mesa. “Sin la presencia del nuevo batallón del Ejército en Sumapaz no hubiéramos tenido esta baja”, afirma el funcionario. Explica que haberle arrebatado a las Farc, responsables de la mayoría de plagios en Cundinamarca, su principal refugio, ha tenido un impacto grande sobre este delito. El Gaula del Ejército en este departamento, con operaciones de choque, ha efectuado 20 rescates exitosos en los últimos cuatro meses parecidos al de Gutiérrez hace dos semanas.

Ambos Gaulas han fortalecido su inteligencia electrónica (interceptación telefónica, radiocomunicaciones, etc.) con un aporte de 197 millones hecho por Fondelibertad, cuatro veces lo que se invirtió el año pasado, y trabajan cada vez más coordinadamente.

Todo lo anterior ha hecho que Bogotá y Cundinamarca hayan pasado de poner el 11 por ciento de los secuestros del país al 2 por ciento y que de 17 secuestros mensuales en la capital se haya pasado a uno. Y sus autoridades siguen luchando porque aún esa es una cifra exagerada.