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Desde los ocho páramos delimitados la semana pasada, nace el agua que riega 180.000 hectáreas de cultivos.

MEDIOAMBIENTE

Límites en los páramos, ¿qué hay detrás?

El Ministerio de Ambiente acaba de delimitar las fronteras de ocho ecosistemas. Estos son los retos que se esconden en el anuncio.

26 de marzo de 2016

Hace casi año y medio, luego de una larga polémica sobre la conservación de la naturaleza y el desarrollo económico derivado de la minería, se delimitó oficialmente el páramo de Santurbán entre los departamentos de Norte de Santander y Santander.

Por primera vez se llevó a cabo la compleja tarea de hacer cumplir un fallo de la Corte Constitucional de este año que establece que los proyectos mineros en los páramos ponen en riesgo el acceso de los colombianos al agua y, por tanto, deben ser detenidos para proteger los ecosistemas. Lo anterior supone que, previamente, las fronteras entre las zonas de páramo y las que no lo son deben estar establecidas.

La decisión sobre Santurbán, que terminó frenando iniciativas para la extracción minera en todo el país, fue un precedente para los 35 páramos restantes que existen en el territorio nacional. Así, por cuenta del caso pionero, el Ministerio de Ambiente quedó con la tarea de ejecutar una estrategia para preservar el contenido biológico de estas zonas y para proteger a las más de 300.000 personas que viven en ellas.

La semana pasada, con motivo de la celebración del Día Mundial del Agua, el ministro de Ambiente, Gabriel Vallejo, junto al presidente Juan Manuel Santos anunció la delimitación de ocho nuevos páramos. En su visita al páramo de Belmira, en Antioquia, el ministro afirmó que la nueva delimitación cubre un área de casi 100.000 hectáreas desde donde nace el agua que beneficia a más de 3 millones de personas en ocho departamentos y 64 municipios.

Este anuncio, que eleva a nueve el número de páramos delimitados, tiene varios significados. Primero, constituye un avance en materia de protección biológica que tiene como máxima consideración el hecho de que actualmente los páramos proveen el 70 por ciento del agua que consumen los colombianos y son el hábitat de miles de especies. Segundo, dado que los páramos albergan 68 especies endémicas de frailejones, que son claves para la captura de agua que alimenta los embalses en todo el país, pone el acento sobre la necesidad de cuidar los recursos hídricos para evitar periodos de alta sequía. Además, son estas y otras plantas las que en estos territorios capturan el CO2 en el ambiente y contribuyen a la disminución de gases de efecto invernadero.

Pero, quizás, el asunto más importante de la decisión es el que se refiere a los habitantes de estas zonas. Según el ministro Vallejo, para mitad de año se espera haber logrado la delimitación de 17 páramos que representan la mitad de los existentes. Si bien este es un objetivo posible, de acuerdo con Carlos Sarmiento, coordinador de proyectos de páramos del Instituto Alexander von Humboldt, el tiempo que tomará llegar a esta meta no solo depende de definir la línea en un mapa, sino de la caracterización de los actores que van a recibir los impactos de la delimitación, tanto positiva como negativamente.

Según Sarmiento, la delimitación es solo la primera parte de la tarea. Lo fundamental, y aquello que permitirá que a largo plazo estas zonas permanezcan protegidas y se les dé un uso agrícola sostenible, son las acciones de manejo posterior. Las comunidades que habitan los páramos deberán recibir acompañamiento del gobierno y las corporaciones autónomas regionales para que se prioricen recursos para la gestión del ecosistema de páramos, y se den procesos de compra de predios, pago por servicios ambientales y, sobre todo, reconversión de las actividades agrícolas.

La decisión de delimitar la claridad de las fronteras de los páramos nacionales se suma a la que había tomado la Corte Constitucional hace poco más de un mes, en la que prohibía la realización de actividades mineras y de explotación de hidrocarburos en zonas de páramo.

El ministro Vallejo, en conversación con SEMANA, aseguró que ya está en marcha un plan para articular a la Policía Nacional, el Ejército, la Fiscalía, la Unidad de Gestión de Riesgo y las corporaciones autónomas regionales dentro del sistema ambiental nacional. De la eficacia de este equipo dependerá que las delimitaciones no se queden en el papel sino que permitan que los pobladores de páramos puedan migrar a formas de cultivo con bajo impacto ambiental, que les permitiría quedarse en estas zonas y cuidar ellos mismos de las áreas protegidas.