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A paso de tortuga

A cuatro semanas de las vacaciones parlamentarias, el balance de la legislatura para el gobierno pinta bastante pobre.

19 de diciembre de 1994

LA COSA VA MAL. A CUATRO semanas del cierre de la primera etapa de la legislatura 1994-1995 parece claro que, para el gobierno, el resultado no va a ser el mejor. En la Casa de Nariño y en algunos ministerios hay gran preocupación. Para un presidente como Ernesto Samper, quien en sus primeros tres meses de gobierno ha hecho gala de una gran capacidad de iniciativa, llegar a las vacaciones de diciembre con un número escaso de leyes aprobadas en el Congreso resulta bastante desalentador.

Tanto el Legislativo como el gobierno se echan mutuamente la culpa de la situación. Los congresistas esgrimen toda clase de argumentos. El primero y el más frío de ellos es que el gobierno fué tan diligente en anunciar los proyectos como lento en presentarlos. Otros parlamentarios más sinceros van directo al grano y argumentan que en la lentitud del trabajo del congreso tiene mucho que ver la insatisfacción de la clase política con la nueva administración. Senadores y representantes se quejan de que los ministros no los atienden, que no los toman en cuenta a la hora de los nombramientos y que los altos funcionarios del gobierno no les pasan al teléfono. Como le dijo a SEMANA un parlamentario liberal "a Samper lo elegimos los políticos, y ahora el está gobernando con los tecnócratas". Y todo parece indicar que se lo están cobrando.

Por su parte, la actual administración también tiene sus quejas. Asegura que el Congreso se ha dedicado casi exclusivamente a citar a los ministros y a los altos funcionarios sin que los debates lo ameriten. Adicionalmente, como aseguró a SEMANA una fuente del gabinete, "a los ministros se nos ha ido el tiempo atajando los 'goles' de los parlamentarios, como en el caso de los narcoproyectos".

Ese pulso entre la clase política y el gobierno ya tuvo su primer round durante el debate a la Ley de Presupuesto. Después de que el gobierno se dedicó a alertar al país sobre el desbordamiento del gasto público y las necesidades de restringirlo, paradójicamente aumentó las partidas regionales para satisfacer las expectativas de los políticos locales. Fué eso justamente lo que permitió que el proyecto saliera adelante ya que, por la naturaleza misma de la iniciativa, al ceder a las presiones el gobierno contentaba a los parlamentarios, y eso empujaba la propuesta.

Pero el caso del presupuesto es excepcional. En los demás proyectos el gobierno ha tenido poca suerte a la hora de interesar a los parlamentarios y, salvo unas pocas excepciones, la mayoría de las iniciativas ni siquiera han recibido su primer debate. Esto se debe, al menos en parte, a las elecciones del mes pasado, por cuenta de las cuales la mayoría de parlamentarios se dedicó a trabajar en sus regiones para atajar el embate de los antipolíticos.

EL BALANCE
Aparte del presupuesto, uno de los pocos proyectos que al parecer será aprobado antes de diciembre es el que ratifica los acuerdos comerciales entre Colombia, Venezuela y México, en el marco del llamado Grupo de los Tres. La iniciativa ya fué votada en las comisiones de ambas cámaras y debe pasar próximamente a plenarias. Otro acuerdo internacional que esta 'de un cacho' es el protocolo II de Ginebra, al que no le falta sino una plenaria. Pero el resto no está tan avanzado.

El gobierno ha señalado como prioritario el Estatuto de la Justicia, pero esta iniciativa aun no ha sido aprobada por la Comisión Primera del Senado, donde fué presentada. Si no es enviado al Congreso un mensaje de urgencia -algo en lo cual el Gobierno ya esta pensando-, lo más seguro es que el proyecto no sea aprobado antes de diciembre. En cuanto al Estatuto Anticorrupción, aunque ya salió de la Cámara, no está definida aun su aprobación en el Senado. Otro tema que avanza lentamente es el acto legislativo que pretende reformar la Constitución con el fin de penalizar la tenencia y el consumo de drogas. Aunque la iniciativa ha tenido buen ambiente y el apoyo de experimentados senadores, como Luis Guillermo Giraldo, puede ser que al comenzar las vacaciones legislativas no haya completado la primera de las dos vueltas que requiere su aprobación.

Por el camino se han ido quedando otros temas prioritarios para el gobierno. Tal es el caso de la Ley de Ordenamiento Territorial, cuya aprobación se esperaba para antes de diciembre. Pero hoy por hoy, ante la evidencia de que el tiempo de trabajo legislativo es corto, la aspiración de la administración es que avance un poco y sólo esté listo mucho después de marzo. Algo similar sucede con la propuesta que busca transformar al Ministerio de Gobierno en Ministerio del Interior, y la cual está de cierta manera atada a la Ley de Ordenamiento Territorial. De igual modo, la creación del Fondo de Estabilización Petrolera -proyecto que la administración Samper considera clave- parece que será postergada hasta después de marzo. También está varado por el camino el proyecto de ley que reglamenta la vicepresidencia de la República, y todo indica que el marco de funciones del segundo cargo del país seguirá sin establecerse hasta mediados del próximo año.

El caso de la Ley de Televisión es bastante particular. A pesar de que las comisiones sextas de Cámara y Senado han sesionado simultáneamente para ganar tiempo y hacerlo avanzar, los desacuerdos entre el gobierno y los ponentes han sido tan grandes que, de no existir un rápido consenso que permita su paso a plenarias, es casi imposible que sea evacuado antes de las vacaciones de fin de año. El viernes pasado, en declaraciones a los medios, el ministro de Comunicaciones, Armando Benedetti, se mantuvo en la posición de que el proyecto de televisión es una de las prioridades del gobierno, pero reconoció que era probable que no saliera antes de finalizar el 94. En este sentido se expresó una fuente de la Casa de Nariño, la cual afirmó que "aunque aun aspiramos a que la iniciativa esté lista para fin de año y estamos avanzando en la búsqueda de acuerdos, no nos vamos a hacer matar para que esa meta se cumpla".

En mayor estado de postración se encuentra el proyecto que crea el Ministerio de la Cultura, uno de los primeros que el gobierno presentó a consideración del Congreso y que obtuvo el respaldo tanto del Presidente como de la primera dama. Pero es evidente que puede esperar. "No tendría presentación que mientras se ahogan iniciativas más importantes, a esta la empujaran con un mensaje de urgencia", aseguró un miembro de la Comisión que estudia la iniciativa.

Ante la pobreza de la primera etapa del trabajo parlamentario, en la Casa de Nariño hay cierta resignación. El consuelo es que, a diferencia de lo que sucedía antes de la promulgación de la nueva Constitución, la legislatura no se acaba en diciembre, sino que se suspende hasta marzo y termina en junio del próximo año. "Con la vieja Carta los proyectos que no salían en diciembre tenían que esperar un año más. Ahora, con las sesiones que van de marzo a junio, la evaluación de la legislatura tiene que hacerse de manera diferente", aseguró el consejero presidencial Juan Fernando Cristo.

Sea como sea, la administración esta preocupada y esta semana va a tratar de dar la ultima batalla, empujando los estatutos Anticorrupcion y de Justicia y presentando otros proyectos que estaban pendientes, como el Estatuto de Oposición y la Ley de Fronteras. Todo esto con el fin de ver si, ya en la recta final y a punta de pupitrazos, puede romper el ritmo de operación tortuga que ha caracterizado la evacuación del trabajo parlamentario en la presente legislatura.-