Home

Nación

Artículo

PIEDRAS EN EL CAMINO

Tormenta por ultimátum del EPL y agudización de problemas en el Valle, Cauca, Córdoba y Huila en semana negra para la paz

22 de octubre de 1984

Desde las primeras horas del sábado 15, la tropa perteneciente al batallón Ayacucho de la Octava Brigada del Ejército había comenzado a avanzar, cumpliendo con su parte de la operación de cerco a un grupo guerrillero que, según las informaciones de Inteligencia Militar, mantenía a algunos secuestrados de la región, por quienes exigía algo menos de 10 millónes de pesos. La zona, escarpada y de difícil acceso, impedía un avance rápido de los soldados, quienes ya sabían que se encontraban muy cerca de los alzados en armas y que cualquier cosa podía suceder. De pronto, surgieron los primeros disparos y en pocos minutos arreció el combate, que habría de durar más o menos una hora. El enfrentamiento obligó a los dos bandos a detenerse en el corte de una loma ubicada entre Palermo y Tierra Fría, a más de media hora de camino de la cabecera municipal de Riosucio, en el departamento de Caldas. Al día siguiente, los periódicos registraban, con datos confusos, el combate y su cruento resultado: dos militares, un capitán y un cabo primero, y cinco guerrilleros, muertos.
En un principio, se atribuyó la acción a un reducto de las FARC, grupo con el cual, al parecer, se habían presentado días antes algunas escaramuzas. El lunes, a primera hora, se reunió en el despacho del ministro de Gobierno, Jaime Castro, el Consejo de Seguridad, convocado de urgencia después de las exequias de los dos militares muertos, celebradas el domingo en Bogotá. Mientras a puerta cerrada deliberaba el Consejo, en una salita de espera del Ministerio el vocero oficial del Ejército Popular de Liberación, EPL, Oscar William Calvo, se preparaba para una entrevista con el ministro Castro. Los asistentes al Consejo, prácticamente convencidos de que el combate del sábado había sido con una columna de las FARC, comentaban la urgencia de instalar la Comisión de Verificación con el fin de que se estableciera si se había roto la tregua con ese grupo guerrillero, pero una declaración hecha a los periodistas por Calvo habría de cambiar las cosas. El vocero del EPL afirmó: "Hubo un enfrentamiento producido por una emboscada que todavía continúa como acción ofensiva de las Fuerzas Armadas. Es una acción vasta por tierra y aire,a raíz de la cual se dio un enfrentamiento en el cual perecieron 5 combatientes y en una actitud defensiva, evidentemente, cayeron 2 oficiales del Ejército colombiano". La frase, que podría parecer cínica dadas las circunstancias, no dejaba de denotar un cierto grado de sinceridad por parte del EPL y, para los conocedores del lenguaje agresivo de ese movimiento, revelaba en cierto modo un cambio de tono al referirse a "2 oficiales del Ejército colombiano", en vez de hablar del enemigo o cualquier otra denominación peyorativa. Pero aparte de esto, la declaracion resultaba una verdadera bomba que, en pocos minutos, fue difundida a todo el país por las emisoras de radio. El ministro Castro fue el primero en reaccionar: después de haber dicho a los periodistas, al término del Consejo de Seguridad, que no existían condiciones para el levantamiento del Estado de Sitio, fue informado de las palabras de Calvo y decidió no recibirlo.
Entre tanto, en un corredor del Ministerio a pocos metros de la sala donde Calvo era informado por el viceministro Víctor G. Ricardo de la decisión de Castro, el ministro de Defensa, general Gustavo Matamoros, se enfrentaba a las grabadoras de la prensa y daba el tono del sentimiento que reinaba en el estamento militar, con una declaración devastadora que combinaba la diplomacia con la ironía, al responder una pregunta sobre si en Riosucio se había roto la tregua: "yo no sé si matar soldados es romper la tregua".
A RITMO DE ULTIMATUM
La cuestión, que a este punto se encontraba ya bastante enredada, habría de complicarse más. El martes, Calvo convocó a una rueda de prensa con el fín de dar a conocer un documento del EPL sobre el Diálogo Nacional y su propuesta de convocar a una Asamblea Constituyente. La verdad era que el objetivo central del documento era otro y así se estableció cuando Calvo declaró a la prensa: "Hemos decidido que si en 24 horas el gobierno no ha desplazado la Fuerza Militar que tiene cercadas las regiones de Risaralda y Caldas, el EPL considera violado y terminado por parte del gobierno el acuerdo de cese al fuego". Se trataba realmente de un ultimátum que podía implicar el primer fracaso abierto de la tregua con uno de los grupos guerrilleros.
Para todo el mundo era obvio que el gobierno no podía acceder y por eso, muchos consideraron en ese momento que la intención del EPL no podía ser otra que la de retirarse del proceso de paz.
Las razones del gobierno para negarse a ceder ante la petición del EPL no eran sólo de orden institucional.
Lo cierto es que la desmilitarización de la región limitrofe de Caldas y Risaralda, que era en realidad la exigencia central del grupo guerrillero, además de ser un imposible jurídico, era un imposible político, después de lo que había pasado en otras regiones desmilitarizadas, como Corinto y El Hobo, durante la firma del cese al fuego con el M-19. Si desmilitarizar esas dos poblaciones, por encima de la Constitución, había sido viable por tratarse de perseguir un fin pacifista como era la firma de los acuerdos, lo que allí había sucedido con el reclutamiento de jóvenes y el montaje de Radio Macondo por parte del M-19, habia anulado las posibilidades de cualquier desmilitarización posterior que pudiera llevarse a cabo con el fin de evitar roces que se convirtieran en rupturas de la tregua.
Por fortuna para el proceso de paz, al ultimátum del EPL, con todo y lo definitivo que parecía ser, fue retirado pocas horas después por el propia EPL, tras una serie de reuniones y consultas el martes en la noche, en las cuales participaron el presidente de la Comisión de Paz, John Agudelo Ríos, el Alto Comisionado Antonio Duque Alvarez y Calvo. Antes de la medianoche, este último declaró a la radio que los problemas se estaban superando y que el EPL, en vez de lanzar un ultimátum lo que había querido era que la Comisión de Verificación investigara los hechos de Riosucio.
A la mañana siguiente, hacia las 6, se reunieron en Palacio con el Presidente Belisario Betancur, el ministro Castro, Agudelo Rios y Duque Alvarez, y horas después el gobierno anunciaba que no habría desmilitarización. Esta declaración, sin embargo, ya no revestía la gravedad que algunos creían ver en ella, porque en efecto, el EPL habia retirado su ultimátum desde la noche anterior. Lo cierto es que el incidente pareció quedar atrás, después de que todo el mundo puso su "grano de arena" y pudieron pegarse los pedazos rotos de la tregua. Aparte de demostrar la fragilidad que, de cualquier modo, caracteriza al proceso de paz, los problemas de la semana pasada estaban siendo superados, aunque, eso si, dejaban una secuela de cierta gravedad: el hecho de que haya sido necesario aplazar la instalación de la Comisión de Verificación, prevista para el sábado pasado.
ALGO MAS QUE INCIDENTES
Pero más allá de lo sucedido en Riosucio, hay una serie de problemas en varias regiones del país que son algo más que simples incidentes, perjudiciales para el proceso de paz. La proliferación de los secuestros y de la extorsión en vastas zonas agrícolas y ganaderas del país es, a diferencia de las eventuales escaramuzas y combates que se pueden presentar, un obstáculo muy difícil de superar.
En esta materia, el Valle del Cauca es, sin lugar a dudas,uno de los puntos neurálgicos. Si el Magdalena Medio y el Caquetá pueden llegar a considerarse, dentro de las limitaciones conocidas, como los grandes beneficiados del proceso de paz, el Valle es la región más damnificada. Su clase empresarial siente que tiene a los más agresivos sectores de la guerrilla invadiendo su patio trasero. Allí, más que en ninguna otra parte del país, existe un sentimiento de guerra, de pesimismo y de inevitabilidad de que fracase el proceso de paz. Para Jaime Córdoba, presidente de la Sociedad de Agricultores y Ganaderos del Valle, "somos uno de los sectores más afectados con esta ola de terrorismo, subversión, amedrantamiento, invasiones y asesinatos. Cuando se firmó la paz la apoyamos sin reticencias y respaldamos al Presidente y a su gobierno, pero a pesar de la tregua, estos señores siguen creando situaciones intolerables".
Estas circunstancias y las declaraciones que constantemente hacen sus voceros, han convertido al sector empresarial del Valle en el que más distanciado se encuentra del gobierno. Otros dirigentes del Valle consideran en privado que el gobierno es "un idiota útil del comunismo". A su turno, funcionarios del alto gobierno no ocultan que para ellos los empresarios vallunos constituyen "la franja más reaccionaria del país" y recuerdan cómo, cuando se produjo la toma de Yumbo por parte del M-19. numerosos profesionales caleños que habían hecho su curso de reservistas se ofrecieron como voluntarios para combatir, mientras llegaban refuerzos a la zona. Algunas versiones conocidas por SEMANA, revelan que los hacendados e industriales del Valle llevan la delantera en cuanto a sacar plata del país y paralizar sus inversiones en Colombia.
La denuncia central que ellos, así como los hacendados del Cauca, hacen diariamente se refiere a las invasiones, que no consideran un fenómeno social, sino el producto de la subversión. "Ultimamente, entre Cauca y Valle, 3 ingenios azucareros han sido invadidos, en operaciones detrás de las cuales se pueden detectar lideres activos de la subversión llámense M-19, FARC, Moir o Partido Comunista. Aunque no negamos que hay problemas sociales en esta región, lo cierto es que nuestros departamentos están en la mira de la subversión por razones de economía y productividad', agrega Córdoba. Entre otros problemas sociales, SEMANA pudo establecer que la modernización de que han sido objeto los ingenios azucareros, tanto en el Valle como en el norte del Cauca, ha generado un importante desempleo, que estaría obligando a muchos cortadores de caña y trabajadores de esos ingenios a invadir tierras después de haber quedado cesantes. En el Cauca, la tensión entre los propietarios y los desempleados e indigenas invasores es tal, que un grupo de pequeños propietarios se unió recientemente para bloquear la carretera panamericana y anunciarle al país, en tono amenazante aunque sin dar mayores detalles, que están dispuestos a defenderse de las invasiones.

También se están viviendo situaciones criticas en Córdoba y el Huila, donde aparte del boleteo, la extorsión y el secuestro, las madres han denunciado en cartas y documentos que sus hijos están siendo reclutados por la guerrilla. En Córdoba se asegura que "no hay un sólo ganadero, ni un sólo agricultor que no haya sido boleteado".
¿Hasta dónde hay guerrilla y hasta dónde delincuencia común en estos actos? Difícil saberlo. Hace pocas semanas, las autoridades de Policia de Córdoba declararon que de una docena de casos de secuestro investigados, en 9 se había logrado establecer la participación de delincuentes comunes, mientras los demás permanecían pendientes de esclarecerse. Pero para los afectados la diferencia poco importa. Algo similar sucede en el Huila donde, además, recientemente se produjo el asesinato del hacendado Alfonso Tovar. En cuanto al secuestro y a la extorsión, lo cierto es que se trata de una industria que, ligada o no a la guerrilla, es quizá más difícil de desmontar que la mafia del narcotráfico. Es posible que si un día se logra la entrega de armas por parte de la guerrilla, estas prácticas no desaparezcan. Aparte de esto, hay otras denuncias que resulta más complejo evaluar, como las de las madres cordobesas que han escrito al Presidente y que en numerosas declaraciones aseguran que se está dando el reclutamiento de jóvenes entre los 12 y los 16 años por parte de grupos guerrillero que estarían ofreciéndoles un salario de 12 mil pesos mensuales con alimentación.
Al finalizar la semana otro hecho parecía atentar contra el proceso cuando un grupo de guerrilleros se tomó una escuela en el sur de Bogotá se enfrentó a tiros con la Policia, con saldo de un guerrillero muerto y dos agentes heridos. Sin embargo, al tratarse del disidente frente "Ricardo Franco" de las FARC, la seriedad del asalto quedó cuestionada, pues no es más que la repetición de actos absurdos por parte de guerrilleros que siempre se han opuesto al proceso de paz.
Los anteriores ejemplos ilustran a las claras la complejidad del proceso de paz que quizá en forma demasiado ilusoria, fue visto en un principio por algunos sectores simple y llanamente como un problema de tregua y reformas politicas, como paso previo a la entrega de armas y el desmonte de los grupos guerrilleros. Pero, de todos modos, ni siquiera estos sectores más bien optimistas pretendieron jamás que en el camino hacia la paz iban a dejar de encontrarse muchas piedras, grandes y pequeñas.