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Los jóvenes aprovechaban los cambios se luz del semáforo y la congestión vehicular para ‘caerles’ a los taxistas. | Foto: Archivo SEMANA

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Caen los ‘kamikazes’ que robaban a taxistas en el sur de Bogotá

Se trata de una pequeña banda de jóvenes que, según la Policía, estaban dedicados a hurto a mano armada.

6 de julio de 2016

Las autoridades los tenían identificados como los ‘Kamikazes’: un grupo de cuatro jóvenes menores de edad que estaban dedicados al hurto a taxistas en el sur de Bogotá.

En el barrio Las Lomas, de la localidad de Rafael Uribe, los cuatro jóvenes, de entre 15 y 17 años, se habían convertido en el terror de los conductores a quienes les hurtaban los celulares, las tabletas y el producido del día.

Cuando la oportunidad se lo permitía, estos menores de edad también asaltaban a los pasajeros. “Era un negocio redondo y rápido”, dijo uno de los investigadores encargados del caso.

Los jóvenes tenían el mismo modus operandi. Aprovechaban los cambios se luz del semáforo y la congestión vehicular para ‘caerles’ a los taxistas y sus pasajeros, a quienes intimidaban con armas blancas y de fuego.

El trabajo de investigación arrancó cuatro meses atrás cuando los conductores y pasajeros decidieron entablar las denuncias. No era normal que en la semana se presentaran entre dos y tres quejas en la misma zona.

Tras la aprehensión, los investigadores de la Policía encontraron que a pesar de su corta edad, todos eran viejos conocidos de la justicia. En los archivos de las autoridades judiciales encontraron que estaban señalados por hurto calificado y agravado y concierto para delinquir.

Por su condición de menores de edad, los jóvenes “tienen una medida preventiva de aprehensión intramural”, dijo el jefe de Infancia y Adolescencia de la Policía, mayor Rodrigo Mancera.

No es la primera vez que la Policía reporta hechos en los que los menores de edad están involucrados en delitos. Aunque este no es el caso, las autoridades tienen detectado que las organizaciones criminales los usan para ejecutar acciones criminales no sólo porque su juventud los hace más intrépidos, también porque la justicia no les puede aplicar las mismas penas que a un adulto.