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El acoso de varios policías a esta familia se incrementó a pesar de las denuncias. | Foto: SEMANA

INVESTIGACIÓN

La implacable persecución por denunciar a dos policías

Una madre de familia del sector de Suba es víctima de las más duras amenazas por haber denunciado a dos policías que le propinaron una golpiza a su hijo.

27 de agosto de 2014

La historia de Alba Lucía Sotomayor en defensa de su hijo comenzó en noviembre del año pasado, cuando dos hombres atacaron de manera brutal al menor de 16 años para robarle su tablet, un celular, un reloj y 500 pesos que tenía para pagar el pasaje del bus. Este acababa de salir de su colegio en el sector de Suba en Bogotá. Lo más sorprendente es que quienes lo atacaron fueron dos policías vestidos de civil.

Sotomayor dice que desde ese día inició la más grande persecución que ella y su familia hayan podido sufrir. Lo irónico del asunto es que el joven es hijo de un intendente jefe de la Policía que pertenece a la sección de Tránsito, asignado a otra región del país. Según dice Sotomayor, su exesposo no ha podido intervenir por temor a perder su carrera dentro de la institución.

Pero no fue sólo el adolescente, quien hoy tiene 17 años, el único de esa familia atacado por supuestos policías. Su hija mayor, de 21 años, y la menor, de 14, también habrían sido golpeadas hace unos días.
Los policías Éiber Yamid Sierra Roa y Carlos Adolfo González Vergara, culpables del episodio, en principio no aceptaron cargos cuando un juez les imputó los delitos. Pero, tras ser enviados a la cárcel, se allanaron a los cargos. Ahí pudo terminar la historia. Pero la mamá del joven comenzó a sufrir una persecución implacable al parecer por haber denunciado a los dos miembros de esta institución.

El día que sucedieron los hechos se encontró con los dos hombres que agredieron a su hijo en una URI y estos la intimidaron: “Si no cierra la jeta, la vamos a picar”, le dijeron. El entonces comandante de la Policía de Bogotá, general Édgar Sánchez, se comunicó con ella y le dijo que no saliera más a los medios de comunicación. Según ella, el oficial le dio seguridad por dos meses y le ofreció disculpas por lo sucedido con su hijo.

Ella le explicó que estaba en riesgo, además de comentarle sobre los excesivos gastos médicos en que su familia debí incurrir para solucionar los problemas físicos que quedaron de la golpiza recibida por el menor.

Pero nada de eso hizo que las amenazas cesaran. Según Alba, continuaron las llamadas en que le advertían que guardara silencio. Según le dijo a Semana.com, algunos miembros de su familia fueron objeto de seguimientos por personas que se transportaban en camionetas. “Policías llegaron a mi casa y me llegaron a poner revólveres en la cabeza. Tuve que irme de donde vivía”.

¿Nuevo ataque?

Pero la historia no termina ahí. Alba asegura que el sábado pasado la llamaron nuevamente a amenazarla y que ella lo reportó a la estación de Suba la situación. Un día después, cuando sus  tres hijos regresaban a su casa, incluido el menor que agredido meses atrás, un taxi donde se transportaban varias personas les cerró el paso. 

“Luego llegó un panel de la Policía y como cinco o seis patrullas más. Los policías golpearon a mis hijos y los sindicaron de portar armas blancas. Mis niños no tienen apariencia ni de sicarios ni de ladrones, y mis hijas no parecen de la calle”.

Dijo que los uniformados les dijeron a los jóvenes: “Llévenle saludos a su mamá”. Más tarde, los adolescentes fueron puestos en libertad gracias a un uniformado del sector que los conoce y le avisó, pero que de manera oficial nadie la llamó. Explicó que sólo pudo llevarse a los jóvenes luego de firmar un documento. “Escribieron que me entregaban mis hijos en perfectas condiciones, cuando tenían sangre y estaban golpeados”, explicó.

Alba aseguró que ahora busca salir del país porque cree que la van a matar.

Habla la Policía

El teniente coronel Jamer Ocampo, comandante de la estación de Policía Suba, lugar donde ocurrieron los hechos recientes, señaló que ya se reunió con Alba y que el caso tendrá una investigación disciplinaria para establecer lo ocurrido.

“Ella tiene una situación especial de unos hechos que sucedieron un tiempo atrás con dos policías. Ese caso no lo conozco y no podría hablar sobre él en detalle. Este caso (el del domingo) se presenta en el parque principal de Suba al pie de la Alcaldía local, de acuerdo con lo que ella dice”.

El oficial dijo que por el momento no se puede relacionar el hecho con la situación de amenazas que ella tiene por el caso anterior, que ya es de conocimiento de la Fiscalía. Aseguró que los policías bajo su mando le señalaron que lo que ocurrió fue una riña entre los ocupantes del taxi y los hijos de Alba. Pero que si hay responsabilidad de los policías, deben responder. “Lo que no está claro es cómo sucedieron las cosas porque hay versiones de parte y parte. Lo que dije es que hay que someter el hecho a una investigación”.

Con todo, serán las autoridades las que deben establecer si existen o no tales amenazas. Si es así, se trataría de la más cruel persecución a unos miembros de una familia sólo por hacer lo correcto en denunciar a dos miembros de la Policía.