Home

Nación

Artículo

Clara López y Jorge Robledo. | Foto: Archivo SEMANA

POLÍTICA

La paz política entre Clara y Robledo

Los dos referentes del Polo se declaran dispuestos a deponer sus diferencias a cambio de la unidad del partido. Lo harán en memoria de Carlos Gaviria.

14 de mayo de 2015

Clara López y Jorge Robledo, los máximos referentes del único partido que les ha hecho oposición a Uribe y a Santos, completan 12 meses distanciados. Se hablan lo necesario y cada uno parece recorrer caminos paralelos.

Pero este fin de semana en Bogotá, en el IV Congreso Nacional del Polo, los dos dirigentes buscarán zanjar sus diferencias. Y aunque se pensaba que la una y el otro buscarían imponer sus tesis por encima del contrario, Clara y Robledo llegan a esta cita con el propósito de fumar la pipa de la paz.

Las diferencias entre Robledo y Clara se remontan a las elecciones presidenciales del año pasado. Robledo no estuvo convencido de que la fórmula vicepresidencial de Clara fuera Aída Avella, de la UP, y se indignó cuando Clara, después de haber obtenido dos millones de votos, decidiera apoyar la reelección de Juan Manuel Santos.

Pero las diferencias van más allá. Clara López lidera una corriente en el Polo denominada ‘Polo por la paz’, que propone consolidar la unidad de la izquierda con una mirada de apertura a otras expresiones, sobre la base de la necesidad de una mayor confluencia para convertirse en alternativa real de poder. “Proponemos un frente unitario al estilo del que lideró el presidente José Mujica en Uruguay, entre todos los sectores de la izquierda sin exclusión, para llegar a regentar el proceso de paz desde el 2018”, le explicó Clara López a Semana.com.

Robledo, el senador con mayor votación en las pasadas elecciones, es el máximo dirigente del Movimiento Obrero Independiente Revolucionario (MOIR) y dice que su bandera es que el Polo Democrático mantenga su identidad y su rumbo, que no es otra cosa que mantener la oposición al actual gobierno.

“Nosotros (el Polo) no somos parte de la tradición liberal-conservadora, somos un partido de ruptura, de independencia programática y política frente a las fuerzas tradicionales. Queremos que eso se confirme como valor principal en nuestro próximo Congreso”, dijo Robledo a este portal.

El senador explica que en la práctica lo que pretende es que el Polo sea “ni-ni”: ni con Juan Manuel Santos ni con Álvaro Uribe, ni con la Unidad Nacional ni con el Centro Democrático, porque para Robledo ambos son “hijastros” de esa hegemonía liberal-conservadora.

Otros dirigentes plantean que la discusión entre los dos sectores mayoritarios del Polo nace porque Clara respalda a Santos y Robledo propone una oposición feroz al Gobierno; Clara propone hacer coaliciones con otros partidos y Robledo plantea que el Polo debe ir en solitario a las elecciones; y que mientras que Clara busca un frente de izquierda que incluya a Marcha Patriótica, la Unión Patriótica, el Partido Comunista y otros, Robledo es de la idea de mantener el proyecto del Polo sólo con quienes quedan en el partido.

Todas las diferencias se resolverán en el IV Congreso, y ni Clara ni Robledo llegan con las mayorías absolutas, pues prácticamente se repartieron por igual los votos en la pasada consulta interna del Polo.

Aunque hay quienes esperan una dura confrontación, ese ánimo no coincide con las intenciones de Clara y de Robledo. Por el contrario, ambos quieren alcanzar la unidad y darle un nuevo impulso al partido, como alternativa de poder.

Para Clara, los polistas tienen el reto de buscar fórmulas sobre por lo menos dos temáticas: el grado de involucramiento del partido en el apoyo al proceso de diálogos para la paz y la política de alianzas o, concretamente, los mecanismos de convergencia con las fuerzas de la izquierda, alternativas y la democracia para avanzar en materia de poder local y regional, tanto en las elecciones de octubre y como para disputar con éxito el poder político nacional en el 2018.

Y dice que son más los espacios de convergencia que se deben respetar: la defensa de la soberanía nacional y la unidad latinoamericana y del Caribe, la oposición al modelo neoliberal que hoy encarna el gobierno nacional, la defensa de los derechos sociales, el empleo decente, los servicios públicos y la defensa de lo público, entre tantos elementos de coincidencia que llevaron a distintas expresiones, algunas hoy separadas, a pactar un ideario común que siguen compartiendo.

Robledo, por su parte, pide al Congreso del Polo prepararse para las elecciones de octubre y para que en el 2018, a la cabeza de un proyecto de gran amplitud ciudadana, derrote cada candidatura presidencial continuista de la Unidad Nacional y del Centro Democrático, sectores con las mismas concepciones sobre el modelo económico, social y político y que, según las noticias, hasta podrían coincidir en el proceso de paz.

“La historia enseña que los congresos que más les convienen a los partidos, incluido el Polo, son los que controlan las diferencias que inevitablemente se presentan en su seno, de manera que ratifican los acuerdos medulares que les dieron vida y van unidos a las batallas políticas de la hora. Esto incluso dejando sin resolver asuntos, permitiendo énfasis diferentes, dando tiempo a que se resuelvan los desacuerdos y se amplíen los consensos, sin duda la mejor forma de tomar decisiones. De victorias pírricas, es decir, de aquellas que se logran al costo de destruir la fuerza propia, está lleno el mundo de las soberbias”, escribió Robledo en una carta a los polistas.

Y ese ánimo de los dos dirigentes, en parte, está fundamentado en honrar la memoria de Carlos Gaviria, el mayor elector de la izquierda en toda la historia y quien era el sabio del partido.

“Como lo reiteró Carlos Gaviria, el Polo no se concibió como un proyecto efímero, estribo para otras propuestas personales o de grupo, sino como uno con vocación de permanencia y de poder, estabilidad que sus miembros deben cuidar como el bien más preciado de la política nacional”, señaló Robledo.

Hace cuatro años, en el III Congreso, Robledo llegó con las mayorías necesarias para imponer sus posiciones al Polo. No lo hizo. En cambio depuso sus aspiraciones personales y en procura de la unidad del partido aclamó a Clara López como presidenta y candidata presidencial. Ellos ahora esperan que en el 2015 la historia se repita, y que la foto del IV Congreso, de nuevo, sea el abrazo entre sus dos máximos dirigentes.