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| Foto: Archivo SEMANA

SALUD

¿Por qué tomar en serio la alerta de sarampión en Barranquilla?

Mientras avanza el plan de choque contra el brote de sarampión, surgen varios interrogantes sobre la alerta sanitaria. A días de la semana de receso escolar, ¿es consciente el país de lo que ocurre?

María del Pilar Camargo, periodista de Semana.com
21 de septiembre de 2011

Los siete casos de sarampión reportados en Barranquilla son un episodio histórico en la salud pública del país. El regreso del virus en la Costa Caribe, tras nueve años de ausencia de la enfermedad, es una oportunidad para hablar sobre la vacunación. El pediatra infectólogo Rodolfo de la Hoz le explicó a Semana.com qué es el sarampión, en qué consiste la cadena de frío de la dosis, y por qué es trascendental para el país reevaluar la eficacia de los programas de inmunización.
 
De la Hoz explica que el sarampión es una enfermedad eruptiva y febril, es decir, que se acompaña de un brote de la piel y es la infección viral que más fiebre genera en los niños entre las enfermedades eruptivas.
 
"Usualmente se presentan ojos enrojecidos, tos, diarrea y malestar. En las mucosas de la boca y las mejillas también se presenta enrojecimiento. El problema que produce este virus es que las defensas del paciente se bajan y puede padecer infecciones bacterianas como la otitis y la neumonía, estas son las complicaciones más frecuentes", precisa.
 
El especialista agrega que en los países más pobres se presentan complicaciones como la queratitis, una complicación de la conjuntivitis en niños que tienen deficiencia de vitamina A, especialmente por defectos nutricionales, y la cual puede terminar en una pérdida total de la visión.
 
El sarampión es una de las enfermedades más contagiosas junto con la varicela, y usualmente se contagia por vía respiratoria. "Cuando se tose o se estornuda, en las gotitas de saliva se transporta el virus, cuyo período de incubación es de ocho a doce días", explica. Añade que en las siguientes dos semanas a la incubación aparecen los casos positivos de las personas que no estaban vacunadas.
 
De acuerdo con el infectólogo, algunas veces la primera dosis no es efectiva debido al incumplimiento de la normatividad para la correcta manutención de las vacunas: "Se trata de una cadena de frío, que es la conservación de las vacunas, es decir que, si la vacuna no se almacena en una refrigeración de 4°C, las vacunas se dañan y por consiguiente no protegen si se aplican", explica De la Hoz. Argumenta que este pudo ser el caso de África, donde "a pesar de que recibieron una dosis de vacuna, ésta no fue suficiente para producir los anticuerpos necesarios".
 
De la Hoz considera que el brote de sarampión en Barranquilla es una oportunidad para reevaluar los programas de vacunación. "La alerta en Barranquilla indica que estaban faltando programas de vacunación en ciudades como las de la Costa, donde muy seguramente no se cumple como debe ser con la cadena de frío", apunta.
 
Agrega que es inevitable el riesgo de que algunos niños desprotegidos puedan contagiarse si viajan la semana de receso a la Costa Caribe, y por eso es importante que los menores estén correctamente vacunados.
 
El médico indica que en caso de no recordar la aplicación de la primera o la segunda dosis, el paciente puede aplicarse la vacuna para prevenir. "Si la persona tiene contacto con un caso positivo puede vacunarse en las próximas 72 horas para evitar padecer los síntomas", añade.
 
Explica además que si una persona con la dosis se expone al virus, de inmediato se fortalece el sistema inmune: "si una persona bien vacunada se expone al virus su sistema inmune se activa y se refuerza para prevenir la infección, pero si no está vacunado o si está vacunado en forma incompleta sufrirá la enfermedad".
 
El especialista agrega que un niño con sarampión puede contagiar desde unos tres días antes de comenzar el brote, hasta unos tres o cuatro días después de iniciarlo.
 
El experto recuerda que en el mundo la vacunación contra el sarampión comenzó a mediados de los años 60, y llegó a Colombia unos diez años más tarde. No obstante, aunque desde ese momento comenzó la reducción de los casos positivos, aún en el mundo existen lugares donde el sarampión sigue siendo un problema grave de salud como lo son África y Asia: "el 5 por ciento de los niños no responde bien a la vacunación", subraya.
 
También señala que a finales de los años 80 y a principios de los años 90 se presentó un aumento de casos de sarampión en Estados Unidos, "relacionado con el descenso de las vacunas", un fenómeno similar que también ocurrió en Colombia a principios del año 2000. Por estos antecedentes, el pediatra recomienda la aplicación de las dos dosis de la vacuna contra este virus, y en caso de que se presente un brote, recuerda que puede aplicarse la vacuna a los seis meses de vida.
 
"La protección ideal contra el sarampión la da la aplicación de dos dosis de la vacuna, aplicadas al año de edad y a los cinco años, de tal manera que una persona que solo ha recibido una dosis de la vacuna no está completamente protegida y tiene un riesgo de contraer la enfermedad", apunta.
 
En el tema de la vacunación también se contemplan los mitos. Según De la Hoz, algunas familias no autorizan la vacunación de los hijos por temor a que luego sufran de autismo. "Es una creencia absolutamente falsa", alega el médico. No obstante, advierte que la vacuna puede tener afectos adversos como las convulsiones: "en este caso los pacientes deben tener antecedentes genéticos de convulsiones en la familia, por ejemplo".
 
Cabe recordar que algunos pacientes con sarampión pueden estar más expuestos a la muerte. Se trata de niños con enfermedades inmunosupresoras o renales, un paciente leucémico o portador del VIH.
 
"Además del niño enfermo, el sarampión también representa costos económicos. Y es que su enfermedad la padece durante una semana, tiempo en el que pierde la escolaridad. También hay costos laborales pues generalmente uno de los padres deberá cuidar al pequeño durante su enfermedad", explica el pediatra, quien finalmente recuerda que en un mundo globalizado, "donde la gente llega de muchas partes todo el tiempo, el riesgo de que aparezcan brotes es grande".