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PORQUE SAN ANDRES

SEMANA revela qué es lo que esta pasando en San Andrés que tiene tan inquieto a Estados Unidos y preocupado al gobierno de Colombia.

20 de marzo de 1995

A FINALES DE NOVIEMBRE de 1993 el procurador departamental de la isla de San Andrés, Germán Navarro Palau, denunció la presencia de pequeñas aeronaves que estaban siendo utilizadas para arrojar al mar pasta de coca proveniente del interior del país. La droga era recogida por lanchas rápidas, conocidas en la isla como 'voladoras', que la transportaban a buques y yates de mayor calado y de allí era trasladada a México, Nicaragua y Estados Unidos. Las 'voladoras' cumplían varias funciones en altamar: en ellas se recuperaban los galones de combustible para abastecer a las grandes embarcaciones que transportaban la droga y realizaban viajes San Andrés-Nicaragua para llevar drogas y traer armas, modalidad que en su momento los isleños conocieron como la 'ruta de la langosta'.
Sin embargo el sistema que más se ha usado en la isla para el tráfico de drogas es el del 'bombardeo', que consiste en sobrevolar a muy baja altura y lanzar la droga a altamar para que esta sea recogida por los lancheros. De esta manera los traficantes han logrado, desde 1991, evadir los controles de las autoridades sanandresanas, especialmente en la vigilancia que se ejerce a través del radar instalado en la isla.
La Procuraduría no fue el único organismo que denunció el tráfico de drogas en San Andrés. A finales del mismo 1993, un informe de la Policìa Nacional hacìa referencia a la manera como el archipiélago de San Andrés y Providencia se estaba convirtiendo en el epicentro para el tráfico de narcóticos. El documento oficial hacia referencia a que "falta control en el aeropuerto Simón Bolívar, en el puerto marítimo y comercial y en los puertos particulares, a las aeronaves que llegan o salen de las islas y el personal que transportan. El territorio insular está siendo utilizado para el ingreso permanente de armas, municiones, explosivos y la llegada de dólares ilegales, producto del comercio de narcóticos igualmente, las islas están siendo utilizadas como depósitos transitorios para el almacenamiento de cocaína para exportar a Centroamérica, México, Estados Unidos y Europa.
En esa misma tónica se encontraba el Consejo Nacional de Estupefacientes, que en ese mismo año había alertado a las autoridades gubernamentales sobre el alarmante incremento del tráfico de narcóticos en la isla. "Tenemos informaciones en el sentido de que embarcaciones y motonaves llegan allí para aprovisionarse de combustible, para luego desplazarse al extranjero. Pero el problema es mucho más grave: hemos establecido la ocurrencia de lavado de dinero, tráfico de armas tanto de guerrilleros como de narcotraficantes", declaró un funcionario del Consejo de Estupefacientes que sesionó en San Andrés en agosto de 1993.

SIN LEY
A finales del año pasado los organismos de seguridad conocieron una serie de casos mucho más patéticos. Se trataba de denuncias hechas por ex oficiales de la Armada Nacional que habían prestado sus servicios a esa institución en la isla y que posteriormente tomaron la decisión de pedir la baja ante las irregularidades que se estaban presentando dentro de dicho organismo. De acuerdo con las denuncias, en el segundo semestre de 1989 el buque ARC-Pedro de Heredia, al servicio de la Armada en San Andrés, recibió información proveniente de una corbeta estadounidense que se refería a la preseneia de un barco cargado con cocaína en Providencia. Al realizar la operación, los uniformados encontraron en la embarcación 'Doña Olga' 214 kilos de cocaína y una alta suma de dólares. Las siete personas que integraban la tripulación fueron detenidas. Cuando el comandante del ARC-Pedro de Heredia pidió apoyo al Comando Específico de San Andrés, fueron enviados como refuerzos seis infantes que acababan de prestar 24 horas de guardia. Como si fuera poco, llegaron sin provisiones para su armamento.
El barco fue trasladado posteriormente al muelle del Comando Específico. Hasta allí fue un grupo de personas, quienes estrangularon a dos suboficiales qúe custodiaban la embarcación. Pero lo más aberrante sucedió después: ocho meses más tarde el 'Doña Olga' fue devuelto a sus propietarios porque, a pesar de las evidencias, no fue posible probar que estaba dedicado al tráfico de narcóticos.
Los ex oficiales también denunciaron el tráfico de narcóticos a través de embarcaciones previamente acondicionadas. "Ellos cogen un casco (embarcación en muy mal estado), lo reparan y lo cargan con una tonelada de cocaína y en 30 horas la ponen en Jamaica sin que nadie haga nada para evitarlo", dijo a SEMANA uno de los oficiales retirados. Para ellos, la experiencia del 'Doña Olga' desmotivó a oficiales que prestan guardia en las costas de San Andrés. "A veces uno tenía información de un buque cargado de coca y no hacíamos nada. ¿Para qué? ¿Para que nos pasara como nos pasó con el Doña Olga?"
Los ex oficiales también denunciaron el caso del 'Capitán Junior', un barco pesquero de bandera hondureña, que fue detenido en 1992 en época de veda de langosta. Fue llevado a los muelles del Comando Específico y de allí, cuando se suponía que estaba custodiado, se lo llevaron a plena luz del día. "Nosotros lo vimos pasar por nuestras narices sin poder hacer nada"; declaró a SEMANA uno de los ex oficiales.
Esos episodios sirven para demostrar que durante los últimos años los traficantes de droga se han movido por la isla sin Dios ni ley. Los documentos lo demuestran. De acuerdo con un informe de inteligencia conocido por SEMANA, "la proximidad territorial de Nicaragua y la crisis económica de dicho paìs ha generado una especie de comercio irregular con San Andrés, en el que se intercambia de todo, hasta pasta de coca, lo que es propiciado por los nicaraguenses residentes en San Andrés ".

EL COMIENZO
Para las autoridades, el pionero de las inversiones cuestionadas en San Andrés fue el polémico Evaristo Porras, quien construyó en la isla varios negocios, entre ellos una sofisticada discoteca. Más tarde fueron los socios de Pablo Escobar los que vieron el potencial de la isla como escenario para sus inversiones cn el campo turístico. Pero quienes descubrieron que San Andrés, por su condición geográfica, brindaba grandes posibilidades no solo para invertir sino para traficar, fueron los narcotraficantes de Cali. "Hoy en día los caleños no solo están traficando sino que también están invirtiendo". Invertir es para ellos, según las autoridades, una forma de lavar dinero proveniente de sus actividades ilícitas. Es muy frecuente en la isla encontrar hoteles vacíos que aparecen en los libros como si estuvieran llenos de turistas. "El aparecer como si estuvieran al tope de su capacidad es una forma de justificar las enormes ganancias que les deja su verdadero negocio: el lavado de dólares", dijo a SEMANA una fuente del gobierno.
Recientemente el gobierno conoció una lista de controladores aéreos que prestan su servicio en el aeropuerto de San Andrés que están vinculados a actividades relacionadas con narcotráfico. La investigación que se adelanta desde hace varios meses permitió establecer cómo los controladores están al servicio de los carteles de la droga y permiten la salida de aviones cargados de cocaína y la llegada de aeronaves cargadas de dólares. Todas estas denuncias fueron conocidas mucho antes de que el prestigioso diario estadounidense The New York Time pusiera el dedo en la llaga al hacer público un fenómeno que se venía ventilando en las propias esferas del gobierno. Tanto es así que en este momento nadie pone en duda que el manto del narcotráfico empieza a arropar al archipiélago de San Andrés y Providencia.
El auge en el sector de la construcción ha sido uno de los factores que más llama la atención de las autoridades. En los últimos años en la isla se han levantado decenas de edificaciones, especialmente hoteleras, en las que figuran como accionistas personas que hoy son investigadas por las autoridades como presuntos narcotraficantes. "El problema es que para poder demostrar la infiltración que ha obtenido el narcotrafico en la isla es bien complicado porque la mayoría de las obras suntuosas están a nombre de entidades anónimas que aparecen con registro en Cali o Medellín. O a nombre de testaferros", señaló a SEMANA un funcionario de la Procuraduría en San Andrés. Por su parte, los sanandresanos, con el humor propio de la gente del Caribe, se refieren a un sector de la isla, donde más se observan las edificaciones ostentosas, como 'Cali mío'. "A nosotros nos mandan para Sur Endy ellos se quedan en North End", dice un nativo de la isla.

¿QUE SIGUE?
Toda esta situación llevó a que el gobierno realizara a mediados de octubre del año pasado un consejo de seguridad, en el que participó el propio presidente Ernesto Samper, para buscar una salida a la crisis de la isla. Después de una labor de inteligencia y de estudio que se prolongó por 45 días, el gobierno le planteó a Estados Unidos la necesidad de hacer un frente común para combatir el tráfico de droga y el lavado de dólares en la isla de San Andrés. El ministro de Defensa, Fernando Botero, le entregó un detallado informe al embajador de Estados Unidos, Myles Frechette, sobre qué se debería hacer en la isla y de qué ayudas requería el gobierno colombiano para hacer efectivos esos controles. La ayuda solicitada por Botero consistía en dos lanchas y un helicóptero para patrullar la isla y el mar territorial. El gobierno colombiano pondría a disposición las instalaciones del Comando Específico para realizar las operaciones conjuntas con la Marina de Estados Unidos. La respuesta por parte de la embajada nunca llegó y hace dos semanas el embajador Frechette le hizo saber a Botero que no había interés por parte de su gobierno en colaborar en el problema de San Andrés. Entonces el gobierno decidió tomar cartas en el asunto. Una flotilla de lanchas patrulleras -unas compradas en Europa y otras trasladadas desde Cartagena- ejerce el control de las aguas territoriales en la isla.
No obstante, los esfuerzos realizados por las autoridades colombianas se están efectuando con las uñas, pues los narcotraficantes continúan con mucho poder. Lo único que se ha hecho es relevar a los mandos superiores y a un centenar de oficiales de la isla para combatir el alto grado de corrupción que, de acuerdo con Botero, se venía presentando en la isla. "La pelea contra los narcos es desigual: mientras ellos cuentan con lanchas de más de 500 caballos de fuerza para traficar, nosotros tenemos lanchitas para perseguirlas", dijo a SEMANA un alto funcionario del gobierno.