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Radiografía militar

Un informe de la Contraloría General contiene reveladores detalles sobre la realidad de las Fuerzas Armadas de Colombia.

23 de febrero de 2019

las Fuerzas Militares (FF.MM.) integran un sector estratégico fundamental del Estado. Sin embargo, por su labor y esencia pocos informes públicos se conocen sobre sus cifras, proyecciones y estadísticas internas. No obstante, el reciente informe realizado por la Contraloría General de la República entrega datos interesantes y también preocupantes.

El documento muestra el panorama de las transformaciones de las Fuerzas Militares en los años recientes, determinadas por factores como el fin de la confrontación con las Farc, el crecimiento del narcotráfico y la obsolescencia de muchos de sus equipos de guerra.

El análisis muestra que el país tiene menos hombres en armas. En 2017, las FF.MM. tenían 237.000 efectivos, 36.000 menos que en 2008, lo que marca una reducción del 13 por ciento en una década. El Ejército tiene el 84 por ciento de ese pie de fuerza, la Armada el 12 y la Fuerza Aérea el 4 por ciento. La caída en las cifras corresponde principalmente a los niveles rasos, pues los soldados bachilleres disminuyeron en 33 por ciento, mientras que los oficiales y suboficiales aumentaron el 20 por ciento.

Para la Contraloría, el crecimiento en estos rangos denota “tecnificación y profesionalización” de las labores que requieren capacidades específicas, en detrimento de la cantidad de soldados. De hecho, la disminución del pie de fuerza se intensificó a partir de 2014, cuando el proceso de paz con las Farc se consolidaba. Las cifras indican que, mientras las FF.MM. disminuyeron su número de hombres, la Policía aumentó 34 por ciento en el mismo periodo y para 2017 completó 175.000 efectivos.

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Pese a que ha disminuido el número de soldados, Colombia se mantiene como el cuarto país con mayor pie de fuerza en América Latina, después de Brasil, México y Venezuela. La colosal población de los dos primeros países explica el tamaño de sus fuerzas armadas, pero esa lógica no se aplica en el caso venezolano. Al comparar las cifras frente a la población, Colombia tiene 49 militares por cada 100.000 habitantes. O sea que no llega ni a la mitad de Venezuela, que tiene 118 y está también por detrás de Uruguay y República Dominicana.

A pesar de la disminución, Colombia tiene el cuarto Ejército más grande de América Latina.

“A partir de los indicadores expuestos, se puede observar que las FF.MM. de Colombia, a pesar de su alta operatividad por el conflicto interno que han librado, no son las más grandes de América Latina; por el contrario, llama la atención que sea nuestro vecino Venezuela el que cuente con las FF.MM. más grandes, debido al problema social y político que allí se presenta, y que a su vez puede representar una amenaza a nuestra seguridad y soberanía nacional”, advierte el informe de la Contraloría.

Aun con menos hombres en las filas, la Contraloría prevé que el gasto militar seguirá creciendo en los próximos años, por dos razones. La primera, apenas natural, el aumento de los pensionados. Y la segunda tiene que ver con que los equipos están cruzando la frontera de la obsolescencia, lo que implica grandes gastos en mantenerlos y renovarlos. Buena parte incluso se acerca al fin de su vida útil, entre los cuales hay aviones de combate, fragatas, submarinos, obuses y vehículos tácticos. Por eso, según los cálculos, el país tendría que invertir alrededor de 28 billones de pesos entre 2018 y 2030 solo para “recapitalizar una parte de sus equipos”.

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En la última década, el presupuesto ha oscilado entre reducciones y alzas. Para 2018, por ejemplo, pasó de 29 a 32 billones de pesos, y fue el rubro de mayor aumento para ese periodo. El peso de las asignaciones de retiro y pensiones crece sostenidamente, y se proyecta que para 2025 alcance los 9 billones de pesos. Eso obligará, calcula la Contraloría, a disminuir otros ítems, como los proyectos de inversión y los gastos generales.

Una de las principales conclusiones del análisis muestra a unas Fuerzas Militares que, con el desarme de su mayor enemigo histórico, se han enfocado en combatir otras líneas de criminalidad. Por lo mismo, la maquinaria de guerra sigue necesitando altos presupuestos para mantenerse en marcha.