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ELECCIONES

Prohibido encuestar

La Corte debilitó su compromiso con la libertad de prensa para equilibrar la campaña electoral, y se quedó sin el pecado y sin el género.

12 de febrero de 2006

Hay algunos aspectos del fallo de la Corte sobre la famosa ley de garantías que afectan la libertad de expresión y han pasado inadvertidos. Sobre todo, que implican un cambio de postura de una institución que hasta el momento se había jugado por decisiones garantistas y había defendido una concepción radical del artículo de la carta que establece que "no habrá censura". Ante esta norma se habían chocado varias iniciativas de congresistas dirigidas a imponerle controles al trabajo periodístico. Ahora, sin embargo, la Corte tuvo una motivación diferente: equilibrar la campaña presidencial y ponerles contrapesos a las ventajas que tendrá el presidente Álvaro Uribe como candidato. El tema de acceso a los medios había sido uno de los más debatidos y varias de las disposiciones de la ley que reglamenta la reelección tuvieron que ver con él. Para sorpresa del mundo periodístico, la Corte aceptó la prohibición de encuestas electorales en la última semana de la campaña -ya había tumbado la misma prohibición, pero en un período de un mes- y un complejo reglamento para tramitar el derecho de réplica de los candidatos que se consideren que su buen nombre se ha afectado por afirmaciones de sus contrincantes en radio y en televisión. El veto a las encuestas existe en algunos países. Pero es una práctica anacrónica, propia de épocas en que las investigaciones sobre opinión pública se manipulaban y había poco conocimiento en los medios sobre las técnicas estadísticas. Ninguno de estos fenómenos ha desaparecido, pero se han reducido. Y durante años en Colombia se había optado por reglamentar su elaboración y por entregarle al Consejo Nacional Electoral poderes para hacerlo cumplir. La Corte Constitucional avaló la prohibición a la publicación de encuestas electorales en la última semana y lo mismo para las llamadas exit polls, o encuestas a la salida de las urnas. Estas últimas se realizan el día de las elecciones entre personas que acaban de votar, por lo cual tienen muy poco margen de equivocación. Con este método, los medios de comunicación en los países desarrollados le informan al público el resultado de las elecciones minutos después de cerradas las urnas. La justificación para la censura de los sondeos se basa en que su publicación poco antes de los comicios induce a la gente a votar por el candidato que va ganando. Pero en Colombia hay experiencias que contradicen esta teoría. Ni Álvaro Uribe, ni Lucho Garzón, ni Antanas Mockus fueron favoritos en las encuestas. Sus rivales llevaron la camiseta amarilla mucho tiempo. La paradoja es que en la medida en que las encuestas se hacen más cerca de las elecciones, sus resultados se parecen más a los de los escrutinios. Y es en la semana anterior a las elecciones cuando estas investigaciones son más relevantes. Las elecciones españolas, en las que los atentados del 11 de marzo contra los trenes de Madrid cambiaron el resultado, no se podrían producir en un país con un veto a las encuestas. Y las exit polls tienen enormes ventajas cuando hay resultados que no son contundentes o aceptados por todas las partes. Fue el caso del referendo sobre Chávez en Venezuela, en el que hubo un rifirrafe entre el gobierno y la oposición sobre la actuación del Consejo Electoral. Los otros controles a los medios aprobados por la Corte tienen que ver con la réplica. Un candidato puede solicitar tiempo igual para contestarle al Presidente, cuando se considere ofendido. La solicitud primero va al medio, y si este decide que no hay lugar a la réplica, el afectado puede intentar ante el Consejo Nacional Electoral, que tiene la última palabra. En teoría, esta disposición es sana. Pero desde ya se puede prever el cúmulo de solicitudes y presiones que se harán durante la conocida etapa de nerviosismo generalizado que antecede a todas las elecciones. El remedio puede terminar produciendo más confusión que la enfermedad. Lo cual suele ocurrir cada vez que se restringe el trabajo del mensajero para mejorar el contenido del mensaje.