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Para evitar el consumo de cigarrillo, países como Brasil y Canadá hacen énfasis en mostrar en las cajetillas los efectos nocivos de fumar. En Colombia la ley sigue siendo muy permisiva

legislación

¿Prohibido fumar?

En cuanto a la regulación del tabaco, Colombia anda como el cangrejo. El rezago frente a la tendencia mundial en este tema es evidente.

11 de junio de 2006

El miércoles 31 de mayo,? se celebró el Día mundial sin tabaco. Mientras la Organización Mundial de la Salud (OMS) aplaudía los grandes avances en la reducción del consumo alrededor del mundo, en Colombia la Cámara de Representantes archivaba, por enésima vez, un proyecto de ley que regulaba de manera seria el problema del cigarrillo.

La verdad es que en el tema del tabaco a Colombia lo dejó hace rato el bus de la regulación. Países como Uruguay, Brasil, Ecuador y Canadá tienen una legislación mucho más progresista en este tema. Colombia opera con una ley de 1986 en la que todavía es legal que los niños de 14 años compren cigarrillos. Y fue uno de los dos países que en toda América ni firmó ni ratificó el Convenio marco de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para el control del tabaco, del que hacen parte 161 países.

¿Por qué este rezago? Los opositores al proyecto afirman que los principales afectados con una medida como ésta son los agricultores del tabaco. Aseguran que se afecta toda la cadena de producción de cigarrillos, y se verían golpeadas empresas como el transporte, las industrias gráficas y de publicidad y, sobre todo, las tabacaleras nacionales. Además argumentan que prohibir totalmente la publicidad haría más apetecible el cigarrillo para los jóvenes. De ahí que no sea conveniente aprobar una ley que regule de manera más fuerte el consumo de tabaco.

Pero lo cierto es que el proyecto era uno de los más completos que se han presentado. De hecho, ha sido el único en los últimos 12 años que no se ha hundido en el primer debate en el Congreso. "No se abordaba sólo el problema de la publicidad sino como un asunto de salud pública, como lo hacen todas las democracias", dijo a SEMANA el representante Jaime Amín, autor del proyecto.

Ante todo, el proyecto buscaba regular el consumo de acuerdo con los estándares internacionales actuales. No permitía la publicidad engañosa, como que los cigarrillos light son 'más saludables', y exigía que las advertencias sobre los efectos nocivos debían ocupar una cara entera de las cajetillas. También establecía un precio mínimo para atacar el contrabando. Sobre todo, era muy exigente en prohibir el patrocinio de cigarrillos a eventos deportivos, musicales o culturales.

No todas las tabacaleras nacionales están de acuerdo con que el negocio se reduce. La posición oficial de Coltabaco, que es la empresa nacional más grande en el mercado, es que "apoya una regulación integral encaminada a reducir el daño ocasionado por los productos derivados del tabaco". Está de acuerdo, además, con que se aliente a los fumadores a abandonar el cigarrillo, al tiempo que se desaliente a las personas para que no empiecen a fumar, y se minimice la exposición de los no fumadores al humo del cigarrillo. Puede parecer absurdo, pero las tabacaleras han entendido que no pueden seguir funcionando en contra de tendencias sociales de carácter mundial. Por eso han decidido apoyar las regulaciones que van en la dirección de reducción máxima del daño y de ofrecer la mayor información posible sobre los riesgos del cigarrillo.

Tampoco es cierto que la economía del país se vaya a ver afectada con una legislación fuerte. "Está demostrado que son peores los efectos del cigarrillo en la salud pública que sobre el empleo", dijo a SEMANA la senadora Dilian Francisca Toro, quien tiene otro proyecto en curso en el Congreso para regular el cigarrillo y prevenir su consumo. Según cifras del Instituto Nacional de Cancerología, las pérdidas por mortalidad prematura y discapacidad por enfermedades asociadas al consumo de tabaco ascienden a 1,2 billones de pesos al año, cuatro veces más que los ingresos que esta industria genera para el país.

¿Por qué no se avanza en una regulación más acorde con las tendencias mundiales? Primero, porque en Colombia está fuertemente arraigada una cultura de permisividad ante la venta y el consumo de tabaco. Y segundo, porque hace falta una clara voluntad política que saque adelante un proyecto más acorde con la regulación internacional.