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JUSTICIA

Prueba de fuego

A pesar del éxito de la captura de 'Simón Trinidad', condenarlo a muchos años de cárcel no va a ser tan fácil.

12 de enero de 2003

El jueves de la semana pasada el presidente Alvaro Uribe recibió desde Washington una llamada de su colega George W. Bush, quien le telefoneó exclusivamente para aplaudirlo por la captura de 'Simón Trinidad': "Lo felicito por los recientes éxitos de Colombia en contra de los narcoterroristas de las Farc", le dijo. Antes de colgar los dos jefes de Estado intercambiaron opiniones sobre las consecuencias de esta detención, que a primera vista son positivas, tal como se evidenció en el tono de satisfacción que primó en la animada charla. A esa hora, en otro extremo de la ciudad, reinaba el silencio. El grupo de fiscales que habían hecho las indagatorias al detenido tenía poco trabajo a la hora de escribir sus respuestas: "Me reservo el derecho de guardar silencio", decía después de acusarlo de algunos de los crímenes más sonados en la historia reciente del país. "¿El sindicado quiere agregar algo más?", se le añadía. "No", decía escuetamente antes de proceder a firmar: Simón Trinidad. Jamás Ricardo Ovidio Palmera Pineda, como en realidad fue bautizado este hombre nacido en Valledupar y que el próximo 30 de julio cumplirá 54 años de edad. A su lado, su abogado, Oscar Emilio Silva Duque, asentía con tranquilidad. El silencio de 'Simón Trinidad', único huésped transitorio por estos días en los siete calabozos de la Fiscalía, contrastaba con el alboroto mediático creado a su alrededor. El despliegue periodístico es natural pues sin duda es la figura de mayor peso capturada en la historia de la guerra entre el Estado colombiano y la guerrilla de las Farc. Así lo entendió una opinión pública que se llenó de júbilo al ver en esta detención el mejor augurio de lo que puede significar el año 2004. Sin embargo, para que la dicha sea total ahora viene una etapa compleja para al final aplicarle a 'Simón Trinidad' un castigo ejemplarizante por sus acciones en contra de la sociedad. La tarea que tienen las autoridades no es fácil y el primero en advertirlo fue el propio 'Trinidad', quien a pesar de que el propósito elegido en su vida es el de querer tumbar al Estado, él mismo saca provecho de éste para eludir su responsabilidad. Así, por ejemplo, él sabe que la filosofía del sistema judicial colombiano pasa por probarle al sindicado la responsabilidad de sus acciones a diferencia de legislaciones de otros países, como la anglosajona, donde es al sindicado a quien le corresponde demostrar su inocencia. De esta manera y aunque el rostro de 'Trinidad' se había vuelto popular pues como militante de las Farc fue figura central durante la fallida negociación de paz con la administración Pastrana, ahora la justicia debe probar que sí pertenecía a la cúpula guerrillera. "Nada de eso", dice su abogado. "El dice que prestaba una asesoría pedagógica en un comité educativo en el interior de las Farc". De la misma manera 'Trinidad' se acoge a las normas del Estado colombiano para confrontar a los fiscales. Durante su primera semana de detención, los fiscales le hicieron preguntas relacionadas por algunas de las 45 órdenes de captura que tiene en su contra por delitos que van desde toma de rehenes, apoderamiento de aeronaves, secuestros como los del ex gobernador del Meta, Alán Jara, o el del senador Eduardo Gechen Turbay, pasando por asesinatos como el de la ex ministra de Estado Consuelo Araújo 'La Cacica' y hasta muertes de niños con bicicletas bomba. En todos optó por no decir nada. "La Fiscalía no pudo seguir abordando el tema, por cuanto él tenía una posición respetable de guardar silencio", explicó su abogado. Para el abogado defensor todas las acciones de las Farc que han llenado de sangre y dolor a miles de hogares colombianos no pueden atribuírsele a 'Simón Trinidad', así se demuestre que él era uno de los jefes de la agrupación. "Es como decir que el comandante del Ejército es responsable del alijo de coca que se guardaron 16 militares de bajo rango. El derecho penal es de acto, de personas de carne y hueso y no de una comunidad u organización", argumentó Silva Duque, un abogado de 37 años de edad egresado de la Universidad Libre. "La actitud de Trinidad es lógica porque en el derecho constitucional los colombianos tenemos el derecho a no autoinculparnos. De tal manera que guardar silencio en una indagatoria es una actitud legítima. Por lo tanto, la gran responsabilidad será la de la Fiscalía para demostrar la comisión de los delitos en el marco de un sistema acusatorio", explicó el ex ministro de Estado Néstor Humberto Martínez. Es evidente que a la Fiscalía no le va a quedar fácil probar que 'Trinidad' es el autor intelectual de varios de los homicidios y secuestros que se le imputan. Seguramente ha cometido esos y muchos más crímenes pero el desafío para la justicia colombiana es demostrar que los cometió. Pero en una organización como las Farc donde ninguna orden se da por escrito, donde reina la informalidad, donde los frentes tienen grados de autonomía y donde la estructura de mando se ha atomizado, va a ser difícil encontrar pruebas técnicas. Quizá habrá testimonios de guerrilleros que han desertado. Pero los colombianos han visto cómo son de frágiles los casos construidos con base en testimonios que van cambiando según las presiones, los sobornos o las amenazas. Hasta ahora lo único que ha aceptado 'Trinidad' es el delito político y de rebelión. Aunque sea difícil de entender para un país que lleva 40 años de conflicto armado, el delito para quienes se levantan en armas contra el Estado es uno de los de penas más leves, que van desde seis hasta nueve años, y pueden ser menos si se acoge a beneficios como estudio y trabajo. En el caso de 'Trinidad' al haber confesado la rebelión tiene de entrada derecho a una rebaja de la tercera parte de la pena. Para algunos esto significa que el pez gordo de mayor peso podría quedar libre a la vuelta de la esquina. La misión de la Fiscalía, sin embargo, es la de demostrarle que en la opción de vida que eligió sembró con sangre y dolor a miles de personas, por lo que debe merecer una sanción mayor. Por eso, para el ex ministro Martínez, "quien está a prueba no es Simón Trinidad, quien desde la insurgencia, como es sabido por todos los colombianos, es responsable de múltiples delitos; quien de verdad está a prueba es el Fiscal General, quien es el que deberá demostrárselos".