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P O L I T I C A

Pulso de encuestas

Unas dicen que gana Serpa, otras que Noemi. Y en todas Uribe Vélez sube como espuma. Qué está pasando?

28 de mayo de 2001

El mejor indicador de que la campaña presidencial arrancó es que también despegó una verdadera guerra de encuestas. Desde la semana pasada se empezaron a divulgar casi simultáneamente toda suerte de resultados, en múltiples barras y tortas, y cada uno revelaba un ganador diferente. Muchas de las encuestas han sido realizadas por las mismas campañas de los aspirantes y no hay candidato con opción que hoy no cargue bajo el brazo su propio estudio de posibles resultados. Primero fue la publicación de una encuesta contratada por la Dirección Nacional Liberal (DNL) el pasado 18 de abril, realizada por el Centro Nacional de Consultoría (CNC). En ella el precandidato Horacio Serpa ganaría en la primera vuelta con el 36 por ciento frente a Noemí Sanín, quien tendría el 29 por ciento, y a Alvaro Uribe Vélez, que sacaría el 19 por ciento. De acuerdo con esta encuesta del Partido Liberal, realizada entre 9 y el 16 de abril en grandes y pequeñas ciudades en las cinco regiones del país, Horacio Serpa obtendría el 36 por ciento de la votación, seguido por Noemí Sanín, con el 29 por ciento, y Alvaro Uribe con el 19 por ciento. No votaría el 9 por ciento. Si en la baraja estuvieran otros candidatos los resultados serían: Serpa, 37 por ciento; Noemí y Uribe empatarían con 21 por ciento; Rosso José Serrano lograría un 5 por ciento, Enrique Peñalosa e Ingrid Betancourt figuran con un 3 por ciento cada uno y Angelino Garzón con el 2 por ciento. Una de las cosas que más llamó la atención de esta medición es que en la segunda vuelta, por primera vez, Serpa podría ganarle a Sanín. Es decir, que si hay una segunda ronda electoral porque ninguno de los aspirantes obtiene la mitad más uno de los votos Serpa quedaría con el 41 por ciento y Noemí con el 38 por ciento, casi un empate técnico con ligerísima ventaja de Serpa, dado que el margen de error de esta muestra es del 2,8 por ciento. Si quedaran finalistas Serpa y Uribe Vélez, el primero barrería con 47 por ciento versus 27 por ciento, entre todos los votantes, y contando sólo los que en efecto votarían con esta opción, Serpa lograría el 53 por ciento y Uribe el 32 por ciento. La de Noemi Como era de esperarse, la publicación de la encuesta por los liberales en la que salía Serpa triunfador produjo roncha en las toldas de la independiente Noemí Sanín. Al día siguiente los estrategas de la ex canciller hicieron pública una encuesta contratada por la misma campaña política con Invamer Gallup y que se había realizado entre finales de febrero y principios de marzo en 49 municipios de todo el país. En esta encuesta Sanín obtenía el 40 por ciento de los votos, frente al 36 por ciento de Serpa. Con un margen de error máximo de 3 por ciento, la ventaja de Sanín resulta significativa aunque pequeña. Uribe Vélez, en cambio, aparecía con el 16 por ciento de favorabilidad, un porcentaje menor que en la encuesta de los liberales. Según la encuesta de Invamer, en el hipotético caso de que quedaran Noemí y Serpa como candidatos, la ex canciller tendría el 48 por ciento contra el 40 por ciento de Serpa. El mismo estudio señala que si la confrontación fuera entre Serpa y Uribe Vélez el 51 por ciento votaría por el primero de ellos y el 24 lo haría por el segundo. El primer resultado difiere del obtenido por el Centro Nacional de Consultoría considerablemente; el segundo, por el contrario, tiende a coincidir. El 9 de abril SEMANA publicó una tercera encuesta —realizada con una técnica diferente, la de interceptar personas al azar en la calle, y con un margen de error más alto, del 4,8 por ciento— que contrató con Napoleón Franco. Según ésta Horacio Serpa lograría el 29 por ciento, Noemí el 26 por ciento y Alvaro Uribe Vélez el 19 por ciento. El 8 por ciento votaría en blanco y el 6 por ciento no votaría. Esta encuesta, además, sólo revela la opinión en las cuatro principales ciudades. A estas encuestas se sumó el viernes 27 de abril otra: la del Opinómetro, contratada por El Tiempo y La FM de RCN. En ésta, ante la pregunta ¿quién cree que será el próximo Presidente de Colombia? (que es distinto a “usted por quién votaría si las elecciones fueran el domingo”) un 33 por ciento respondió que va a ganar Horacio Serpa, un 26 por ciento piensa que será Uribe Vélez y un 15 por ciento dice que la presidenta será Noemí. Muchos partidarios de Uribe se entusiasmaron pero, claro está, se trata de quién cree la gente que puede llegar a la Presidencia y no de por quién van a votar. Esas preguntas distintas dan resultados diferentes que no son comparables. De ahí que en la misma encuesta una leve variación semántica de la pregunta cambió las cargas. Cuando se les preguntó ¿quién quiere que sea el próximo presidente de Colombia?, un 31 por ciento respondió que Serpa, un 20 por ciento que Noemí y un 17 por ciento dijo que le gustaría más como jefe de Estado a Alvaro Uribe. Encuestas y longanizas Tantas cifras tan variadas, tantos resultados que ponían a uno o a otro arriba o abajo con diferencias de dos días de publicación puso a los colombianos, como es usual, a sospechar de los motivos de encuestadoras y campañas. Una vez más cobró vigencia la frase de Alvaro Gómez según la cual las encuestas, al igual que las longanizas, son muy sabrosas pero es mejor no saber cómo se hacen. No obstante la realidad es que todas las encuestas pueden estar mostrando verdades diferentes. Como sostiene Carlos Lemoine, presidente del Centro Nacional de Consultoría, “las firmas encuestadoras se juegan su prestigio y su clientela en el acierto de sus cálculos. En consecuencia, no es lógico pensar que los datos estén manipulados”. Y, en efecto, al mirar con atención las encuestas, se descubre que sus diferencias no se deben a manipulaciones sino a razones más claras y sencillas. Primero, porque todas se hicieron en días distintos. La encuesta de Invamer, contratada por Noemí, fue realizada casi un mes antes que la del Centro Nacional de Consultoría, pagada por la Dirección Nacional Liberal. Más aún, fue hecha antes de que Horacio Serpa lanzara su candidatura presidencial. En efecto, entre el 19 de febrero y el 9 de marzo —cuando se efectuó la medición— Serpa no había expresado públicamente su deseo de volver a lanzarse a la Presidencia de la República. Su nombre, aunque se daba por descontado, todavía hacía parte de las expectativas. En cambio la encuesta del CNC se realizó a los pocos días del lanzamiento de la candidatura de Serpa. “Las encuestas son una fotografía de la opinión pública en un momento dado, y la opinión pública es dinámica. Si no hubiera cambios a este nivel bastaría con hacer una medición al comienzo de cada proceso que se desee evaluar para tener el panorama completo”, dijo a SEMANA Javier Restrepo, director asociado de la firma Napoleón Franco. Así que no fue que las dos encuestas se contradijeran, sino más bien que mostraron que la opinión pueden estar moviéndose hacia Serpa y cobrándole a Sanín su silencio. Lo segundo que hace a las encuestas diferentes es la técnica utilizada. Mientras que el CNC utilizó la modalidad telefónica Invamer la realizó de manera personal, casa por casa, lo que, según varios analistas, se puede traducir en una muestra en la cual no se contemple igual la opinión del 30 por ciento de los hogares del país que carecen de líneas telefónicas. “En Colombia la mitad de los votantes están en las ciudades capitales y la otra mitad en las ciudades no capitales y en los pueblos apartados. Hay sitios en los que sólo hay un teléfono en el marco de la plaza”, afirmó el presidente de una firma encuestadora. Las otras dos encuestas, la del Opinómetro y la de SEMANA, utilizaron una técnica que tiene aún más debilidades que la telefónica, y es la de interceptación en la calle. Además esas encuestas sólo tuvieron en cuenta la opinión de las grandes ciudades mientras que las de Invamer y del CNC incluyeron pueblos y ciudades intermedias donde, por lo general, pesan más los partidos tradicionales y sus maquinarias electorales. Las encuestas que no incluyen la opinión de estas zonas pueden darle más peso a los candidatos independientes, como Sanín y Vélez, y menos a aspirantes partidarios como Serpa. Aunque con distintos resultados, las encuestas coinciden en señalar a Uribe Vélez como un tercero con opción real pues aparece con un porcentaje nada despreciable de la opinión: entre el 16 y el 19 por ciento. Los resultados de Invamer revelan, además, algo bien interesante sobre la aspiración de Uribe Vélez. Si bien su discurso está muy orientado por el tema de la guerra y de la paz la gran mayoría de sus seguidores no están en las ciudades más pequeñas o entre los más pobres, o sea entre quienes pueden ser los más afectados por el conflicto, sino en las grandes ciudades. Así, en las capitales tendría el 20 por ciento de la opinión a su favor y en ciudades no capitales, en cambio, sólo tendría el 12 por ciento. También en las clases media y alta de las capitales tendría el 38 por ciento y en la clase baja un 13 por ciento. De todas maneras, y a pesar de la batalla de encuestas, la elección presidencial está a más de un año de distancia y todavía la opinión es muy volátil. En parte, por eso mismo, las encuestas reflejan resultados tan disímiles, tan cambiantes, de una semana a otra. Sólo hasta que se acerque 2002 los ciudadanos decidirán y las opciones de los aspirantes se definirán. Las encuestas de hoy apenas revelan dónde está la opinión de hoy. Todo lo demás es pura especulación.