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¿QUIEN ES `BENITIN'?

El cuarto narcocasete sobre intento de soborno a un alto militar parece ser auténtico.

15 de agosto de 1994

NADA QUE MUERE EL EScándalo de los narcocasetes. Aunque el episodio no podía ser más antipático y todo el mundo quiere que acabe, las cosas todos los días se complican un poco más. Es en cierta forma comparable al escándalo de la cárcel de La Catedral donde cada revelación opacaba a la anterior. En ambos casos los colombianos descubrieron en La Catedral mundos que desconocían. Una cárcel de máxima seguridad donde había más jacuzzis que en un club, más armas que en una guarnición, más fiestas que en un carnaval y más bala que en una película de vaqueros. Ahora con los narcocasetes ha salido a flote que el cartel de cali es un centro de poder de unas dimensiones que nadie se imaginaba y con una penetración sorprendente en casi todos los sectores de la vida nacional.
La mente maquiavéliea que ha orquestado la salida a cuentagotas de los casetes, ha puesto en jaque a medio establecimiento dentro del país, y en el exterior no solo ha acabado con la imagen nacional, sino que tiene a Colombia al borde de una confrontación con Estados Unidos. Todo esto ha sido posible solamente porque los casetes son auténticos. Por solidaridad, en un momento de crisis, muchos han tratado de minar su credibilidad presentándolos como un montaje, como una adulteración, cuestionando la legitimidad de sus interlocutores y alegando una oscura motivación detrás de su divulgación. Pero la realidad es que la única crítica válida que se le puede hacer a los casetes es que son editados. Es decir, que quien los divulgó escogió los apartes que más impacto causaran. Esto significa que no todo lo que se dijo esté ahí, pero igualmente significa que todo lo que se ha publicado es real.
El contenido de las grabaciones ilustra la clase de vida que llevaba el periodista Alberto Giraldo con todas sus intrigas, exageraciones y mentiras. El periodista jugaba el papel de puente del cartel de Cali con una serie de personajes de la vida pública del país. De las 1.600 horas de grabación que se sabe que existen, no se han revelado sino cuatro. Y con sólo este porcentaje insignificante han puesto al país a tambalear.
Por tanto el problema que tienen los narcocasetes no es su autenticidad sino la descrecionalidad que tiene su interpretación. Como Alberto Giraldo se reunía por igual con "untados" y con no "untados", se crean fácilmente confusiones sobre quién está en qué. Una cosa es una gestión legítima a nombre de los Rodríguez Orejuela ante un ministro, un fiscal, o un procurador, y otra cosa son los permanentes movimientos de dinero que se desprenden de las conversaciones. Estos dos aspectos están contenidos en los casetes y es difícil establecer una frontera clara entre lo legal y lo ilegal.
En cuanto a las campañas presidenciales una cosa está establecida: los Rodríguez querían financiar a todo el mundo. En cuanto a los candidatos, otra cosa es clara. No existe ninguna evidencia de que hubiera interés en estos recursos ni conocimiento de que pudieron haber entrado en sus campañas. La semana pasada los hermanos Rodríguez Orejuela emitieron un comunicado en el que señalaban que ellos estaban dispuestos a dar financiación pero que ninguna campaña las aceptó. Sin embargo, los Rodríguez Orejuela tienen más credibilidad en casetes, donde sus conversaciones son espontáneas, que en comunicados, donde sus pronunciamientos son oficiales y tienen por objeto tratar de contrarrestar las embarradas de los casetes.
Lo más probable es que en una u otra forma los recursos del cartel de Cali hubieran llegado a ambas campañas. Si no a las tesorerías centrales por lo menos al nivel del Valle del Cauca donde controlan el departamento. También es prácticamente seguro que esto sucedió a espaldas de los candidatos. Todos quienes conocen personalmente a Ernesto Samper y a Andrés Pastrana, que es todo el país, consideran que es absolutamente imposible por razón de sus trayectorias, su honradez o por simple prudencia política, que fueran a autorizar el ingreso de dineros calientes.

EL CASO DEL GENERAL
Con lo que ha sido conocido como el cuarto casete, los militares entraron en escena en el mundo de los Rodriguez Orejuela. Al igual que con los políticos aquí hay de todo. En el primer casete habían aparecido varias referencias al general Miguel Maza Márquez y esas referencias tenían nombre propio y eran comprometedoras. Ahora, puede haberle tocado al comandante de la Policía, el general Octavio Vargas Silva.
Su nombre nunca aparece en el último casete. Sin embargo, el gobierno de Estados Unidos y algunos sectores en Colombia, lo han asociado con hechos graves que han salido a flote en varias conversaciones entre Giraldo y los dos hermanos Rodríguez Orejuela. En estas se registra que Giraldo y los Rodríguez tienen una cercanía con un alto militar a quien llaman 'Benitín'. También se establece que 'Benitín' es ascendido en una transmisión de mando y que después de ésta hay un open house para celebrar. Como dato curioso, Giraldo en la primera conversación se entera de que ya pasó la transmisión de mando. Posteriormente, para impresionar a los dos hermanos Rodríguez Orejuela, les miente diciendo que él estuvo presente en la ceremonia y que el alto oficial lo invitó al open house.
En otra conversación habla con la esposa del coronel España, quien era el tesorero de la campaña del general Miguel Maza Márquez y en esta conversación se hace evidente que quieren darle un regalo a la esposa de 'Benitín' y desean que en la entrega del regalo esté presente su marido.
Otras conversaciones giran alrededor de la llegada de un paquete que va a ser enviado de Cali y que Giraldo tiene que ir a recoger personalmente al Puente Aéreo. En todas las referencias que se hacen a ese "paquete" se entiende que su destinatario es el alto mando que ha sido ascendido. Miguel Rodríguez al darle instrucciones a Giraldo de qué debe hablar al entregar el paquete le dice: " Te la tienes que jugar toda, mijo... Dile que el cariño, el respeto, la distinción... Que nosotros nunca hacemos las cosas en el sentido de reciprocidad. Sino que las hacemos siempre...". Y posteriormente agrega: "Decile: frene por lo menos eso por estos días. Para qué ingratitud con unas personas que están haciendo, aunque han hecho tantas cosas. Tantas cosas que usted sabe que. . . Que frene cuando sea eso para enero o febrero... Tiene un espacio de 30 días porque nosotros en 30 días es mucho lo que podemos mover y conseguir... ".
Todo lo anterior deja una impresión clara: en primer lugar que los Rodríguez Orejuela estaban siendo asediados y querían un espacio para resolver su situación que en ese momento era la de una posibilidad de entrega. En segundo lugar, que el hombre que había sido ascendido en la transmisión de mando tenía la posibilidad de reducir esos operativos y que el encargado de transmitirle ese mensaje era Giraldo quien iba a entregarle "un paquete" con el recado.
Mas de esto no se puede inferir de los casetes. Pero aún así es suficientemente grave. El general Octavio Vargas Silva ha negado que se trata de él con el argumento de que hay muchas transmisiones de mando y muchos open house. Igualmente señala que la transmisión de mando fué el 17 de diciembre de 1993 y el casete en que se pretende incriminarlo tiene una voz anónima que antes de comenzar el texto dice 16 de diciembre de 1993. Es decir, que hay una diferencia de un día entre la posesión de Vargas Silva y la grabación telefónica que supuestamente fue ese mismo día. El otro argumento del General es que el casete no sólo no menciona el nombre específico de nadie sino que no hace referencia al rango, al cargo ni nada de esa naturaleza.
La DEA, por su parte, afirma que ellos tienen pruebas de que el apodo de 'Benitín' era el utilizado por el cartel de Cali para referirse al general Vargas Silva. Aunque a la DEA no es necesario creerle todo, hay suficientes elementos en toda la conversación como para deducir de que sí se trata del general Vargas Silva. En primer lugar se hace referencia específica a que se trata de un alto oficial de la policía. En segundo lugar, no son muchos los oficiales de ese rango que pueden ordenar parar los operativos contra los Rodríguez Orejuela. En tercer lugar, no hay tantas transmisiones de mando y tantos open house en la Policía que les puedan interesar a los Rodríguez Orejuela.
El general Octavio Vargas Silva tiene una hoja de vida intachable y fué ascendido al cargo de comandante de la Policía por ser el héroe en la guerra contra Pablo Escobar. Por lo tanto, encontrarse bajo sospecha como se halla en la actualidad, es una tragedia personal de las mayores consecuencias. Asumiendo que el oficial anónimo sea él, como lo presumen los estadounidenses y muchos colombianos, es conveniente poner algunos elementos en contexto. Primero que todo, que lo que demuestran los casetes es una intención de soborno y no un soborno. Es claro que los Rodríguez Orejuela querían comprarlo. Pero igualmente es igual de claro que cuando eso sucedió los estaba combatiendo. En un aparte de la conversación en que se discutía la posibilidad de sacar avisos en la televisión ofreciendo recompensas por los Rodríguez, tuvo lugar una división de opiniones alrededor de esta estrategia. El general Vargas Silva fué uno de los que apoyó la iniciativa. Como las líneas de teléfono de Alberto Giraldo estaban interceptadas de tiempo completo podría haber aparecido una grabación en la que se registrara que el "paquete" fué recibido. Esa no aparece aunque fueron ocho las conversaciones que tienen lugar alrededor de la decisión de ofrecer.
Las conversaciones hacen alusión a que el oficial mencionado debería tener gratitud con los Rodríguez Orejuela por todas las cosas que ellos han hecho. Esta frase es muy fácil de explicar. Durante la guerra con Pablo Escobar las Fuerzas Armadas y el cartel de Cali quedaron, sin buscarlo, en la condición de aliados en la misma causa. Escobar hizo saber que no iba a parar hasta que matara a los Rodríguez Orejuela, de un lado, y a los generales Maza, Vargas Silva y otros altos oficiales. Una sentencia de muerte de Escobar no es una cosa que se tome a la ligera. Al general Maza le pusieron la bomba del DAS que produjo más de 100 muertos y la bomba de la carrera séptima con cerca de 15 víctimas. Gilberto Rodríguez Orejuela había montado una organización de inteligencia dedicada de tiempo completo a la persecución de Escobar. Y toda la información que recopilaba se la hacía llegar al gobierno que estaba en lo mismo. Varios años de esto desembocaron en la muerte de Escobar y en la experiencia común de sobrevivientes de esa aventura.
Aunque teóricamente la persecución contra el cartel de Cali nunca fué suspendida, mientras Pablo Escobar volaba aviones en pleno vuelo, ponía bombas en centros comerciales y mataba candidatos a la presidencia, la guerra contra el narcotráfcio cedió a la prioridad a la guerra contra el narcoterrorismo. Fué algo parecido a lo que le sucedió a Inglaterra con Rusia durante la II Guerra Mundial. Churchill era el peor enemigo del comunismo, pero ante un Hitler que invadió simultáneamente a la Unión Soviética y a Inglaterra, acabaron de aliados hasta que lo derrotaron.
La causa común entre la fuerza pública y el cartel de Cali no significaba necesariamente vinculaciones económicas, ni siquiera conocimiento personal entre sus protagonistas. El general Vargas Silva afirma que nunca ha conocido a los Rodríguez Orejuela y es muy posible que esto sea así aunque tuviera un correo de brujas para recibir información de ellos durante la cacería a Escobar. Las anteriores circunstancias tenían que conducir a una situación contradictoria: que el héroe del país iba a ser el responsable de la captura de Escobar. Simultáneamente que sus próximos enemigos tenían que ser sus anteriores aliados. Así que de todas las referencias que aparecen en las conversaciones a la necesidad de invocar la gratitud por servicios prestados, hacen alusión a los servicios prestados en la guerra y no personalmente.
Si de casualidad el general Vargas Silva es el oficial anónimo mencionado en las grabaciones hay dos hechos que estarían comprobados: que combatió enérgicamente al cartel de Cali después de la muerte de Escobar y que los Rodríguez Orejuela intentaron sobornarlo. Igualmente, hay dos hechos sobre los cuales no hay evidencia hasta la fecha: que recibió el dinero o que frenó los operativos. Su hoja de servicio al país durante 38 años en la Policía y sus méritos en la guerra contra Pablo Escobar le otorgan el derecho al beneficio de la duda mientras no se demuestre su culpabilidad en la difícil situación por la que está atravesando.

EL LOCO ES UN VIVO
Esta secuencia de llamadas que tuvieron lugar en la misma mañana, ilustran cómo Alberto Giraldo cañaba a los Rodriguez Orejuela

PRIMERA CONVERSACION
Alberto Giraldo: Aló
Señora del coronel España: Aló
A G.: Ah, ¿cómo te va?
Señora: Hola, ¿cómo estas?
A G.: Bien, ¿y tú?
Señora: Bien, gracias.
A G.: Cuéntame, ¿tu marido?
Señora: Salió.
A G.: ¿A qué horas llegará?
Señora: El está como al mediodía más o menos.
A.G.: Ah, bueno. Dile que yo voy a estar en la casa, que yo lo llamó, ¿sí?
Señora: Y qué te iba a decir. ¿Tú fuiste a la transmisión del mando?
A.G.: No.
Señora: Ah, ya.
A G.: ¿A qué horas lo hicieron?
Señora: El estaba allá precisamente, para allá salió. Yo no pude ir.
A G.: Ah, ¿pero se está haciendo a esta hora?
Señora: No. Ya pasó, ya pasó

SEGUNDA CONVERSACION
Alberto Giraldo: Aló
Miguel Rodríguez:Hable.
A.G.: ¿Qué hubo?
M.R.: ¿Qué hubo, cómo estás?
A.G.: Hermano, perdóname que te llame, pero es que estuve en la transmisión del mando de este señor. Muy generosamente me llamaron ayer para que fuera esta mañana y se hizo muy temprano M.R.: ¿Sí?
A.G.: Ya el tipo asumió.
M.R.: Sí señor.
Ahí.: Pero yo no sabía que era como una especie de celada. Me dijo la señora qué hubo, cómo le va. Pues yo no supe qué contestarle. Pero quedé de llamarla ahora para ver si hay reunión o no.
M.R.: Pero por eso, pero si él va a estar porque la gracia es que él esté.
A.G.: Por eso. El está porque yo no le entrego eso a nadie más.
M.R.: Yo voy a conseguir eso como sea hoy o mañana.
A.G.: Entonces, ¿pongo la cita a las ocho?
M.R.: Sí. mijo

TERCERA CONVERSACION
Alberto Giraldo: Esta mañana estuve en la transmisión de mando de la Policía, no...
Gilberto Rodríguez: Sí, sí...
A.G.: Y el tipo bien querido. Dijo, ahora sí yo creo que hemos coronado y tal. Me dijo le espero esta noche en la casa.
G.R.: Sí...
A.G.: Entonces la señora después que colgó me dijo que yo iba a poder estar con ellos a las ocho y media u ocho porque la fiesta comienza a las nueve.
G.R.: Sí...
A.G.: No sé ustedes qué han pensado. Ya te dije que la cita..
G.R.: A mí me gustaría mejor ir personalmente, mijo.
A G.: No, pero ya. Miguel le dijo. Yo lo llamé, pues esta señora...
G.R.: Hay que ser muy cuidadoso en esas llamadas
A.G.: Sí, sí. No por eso. Entonces...
G.R.: Hay que ser muy cuidadosos en esas llamadas. A mí me gustaría que no habláramos de eso. Ya lo que hablaste...
A G.: Y él me dijo que esta tarde mandaba un paquete.
G.R.: Bueno. Porque mira. Porque eso, eso, es muy delicado por teléfono. Yo te ruego ese favor que este tema de ese señor no lo toquemos por teléfono. -