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QUIEN MANDA A QUIEN

Investigación sobre la verdadera identidad del supuesto jefe de las autodefensas:son más los interrogantes que despierta que los que resuelve.

31 de julio de 1989

Si el caso Wanumen dejó mal librada a la Inteligencia Militar,las revelaciones sobre el ex capitán del Ejército,León Guillermo Tarazona, supuesto jefe de las autodefensas, dejó bien parados a los servicios secretos ante la opinión pública.
El aparente jefe de las autodefensas hizo su aparición en un reportaje del periodista Germán Castro Cayceda -censurado por el gobierno-,se presentó con el nombre de Luis Arturo Ramírez, pero, tres días después, el propio jefe de prensa del Ministerio de Defensa, coronel Eduardo Arévalo, reveló que Luis Arturo Ramírez era, en realidad, el capitán (r) Luis Guillermo Tarazona.
Con sorprendente eficacia y rapidez, los servicios secretos se dedicaron a cotejar voces, rasgos físicos,manifestaciones sicológicas y actitudes y lograron establecer que se trataba de un antiguo miembro de esa institución, que había sido retirado del servicio activo en noviembre del año pasado por mala conducta y graves faltas a la disciplina militar.Tarazona, de 36 años, casado y con dos hijos, durante los últimos meses de su carrera se desempeñó en la Escuela de Armas y Servicios de Bogotá.
Ante estas evidencias, Inteligencia Militar pasó la información a los altos mandos del Ejército. Estos, sin pensarlo dos veces, dieron la orden de que se hiciera pública, con la clara idea de que antes que perjudicar a la institución, lo que se hacía era "fortalecerla con una medida ejemplarizante". Lo curioso de todos estos episodios no fue el hecho de que la propia Inteligencia Militar hubiera sido quien puso la voz de alerta sobre el supuesto jefe paramilitar. Lo sorprendente resultó ser el paquete de argumentos por los cuales fue retirado de su cargo. Según informaciones enviadas al alto gobierno por los servicios secretos del Ejército, las fallas a la disciplina y el desacato del ex capitán Tarazona se basan principalmente en su "reconocido anticomunismo".
Que un militar sea anticomunista nadie lo considera motivo de destitución. Sin embargo, SEMANA pudo establecer cuál es el quid de esta argumentación. Según uno de los altos mandos militares que conoció el "expediente" de Tarazona,"las Fuerzas Armadas son antisubversivas, pero el hecho de que algunos grupos subversivos sean comunistas no quiere decir que nosotros tengamos que ser anticomunistas. Si no fuera así,hace rato habríamos dado la orden de capturar a los dirigentes del Partido Comunista. Pero contra ellos no tenemos nada, porque son un partido legal". SEMANA, entonces, intentó determinar por qué Tarazona era considerado anticomunista y por que esta condición lo hacía susceptible de sospecha."En su hoja de vida aparece que entendió mal la tarea de combatir a la subversión. Y eso es una falta contra la moral y el prestigio de la institución militar", le dijo a SEMANA una alta fuente militar, que reconoció también que en el curriculum de Tarazona había serios indicios sobre su vinculación con grupos paramilitares.Tarazona entendió tan mal la tarea de combatir a la subversión, que llegó incluso a tener "comportamientos sospechosos". De acuerdo con las "pruebas de lealtad" que se le hacen a todo miembro del Ejército sobre el cual se tienen indicios de vinculaciones con algún grupo delictivo, el capitán Tarazona estaba comprometido con actividades non-sanctas para la institución. Y aunque los indicios no constituyen pruebas legales para un proceso judicial, sí son suficiente motivo para llamarlo a calificar servicios. Y a pesar de que la vigiliancia que se le montó y los seguimientos que se le hicieron no arrojaron nada que lo pudiera comprometer penalmente, sí se encontraron "conductas poco éticas dentro del Ejército".

RELACIONES PELIGROSAS
Las "conductas poco éticas" no las define con exactitud el Ejército,pero SEMANA ha podido establecer que,según informaciones de los organismos de seguridad y del alto gobierno, estas se refieren a las relaciones amistosas entre Tarazona y Gonzalo Rodríguez Gacha. Esta relación no era desconocida por el gobierno y fue uno de los principales argumentos para que el Consejo Nacional de Televisión tomara la decisión de no permitir la emisión de "Enviado Especial", de Germán Castro, el 20 de junio. El gobierno tenía conocimiento de que el ex capitán posee un buen número de fincas en las regiones de Yacopí y Puerto Parra, gracias a los favores de "El Mexicano". Además, dentro de la información que tiene el gobierno, Tarazona se desempeñó durante algún tiempo en las zonas del Magdalena Medio boyacense y fue allí donde hizo "buenas migas" con el mayor Meléndez y el conocido líder anticomunista Pablo Emilio Guarín ambos asesinados por las FARC en los últimos años.
Todos estos hechos, sumados a la petición expresa del director del DAS general Miguel Alfredo Maza Márquez, de que el programa no se pasara "porque crearía confusión",hicieron que el gobierno y los militares impidieran que el narcoparamilitarismo,como ellos mismo lo dicen,"les metiera un gol".Según lo ha podido establecer SEMANA, la consideración fundamental que se hizo en torno al programa no fue propiamente la de la apología al delito, ni la de que entrevistar personas al margen de la ley se considere como un hecho generador de violencia en sí mismo. El interrogante que se plantearon los miembros del Consejo de Televisión fue sobre el grado de ingenuidad del periodista, para no darse cuenta de que su entrevistado era un testaferro. Lo cierto es que las entrevistas hechas por los periodistas, tanto la de Castro Caycedo, posteriormente publicada en El Tiempo, como la de Manuel Vicente Peña, publicada en La Prensa, pretenden mostrar a un inofensivo campesino, víctima de las FARC, llevado por la fuerza de la necesidad a convertirse en jefe nacional de las autodefensas. Según los reportajes, estas no han participado en ninguna matanza, no usan armas de uso privativo del Ejército, no han asesinado a ningún miembro de la UP, no son anticomunistas, no se financian con dineros del narcotráfico, no conocen los entrenamientos paramilitares dirigidos por comandos israelíes y no tienen nada que ver con acciones fuera de la ley ni de la Constitución. Son supuestamente inofensivos campesinos que se autodefienden con escopetas y armas fabricadas por ellos mismos, víctimas de la mala prensa y del director del DAS que, según el jefe de las autodefensas, hacen montajes, compran testigos, arreglan jueces y, en general, todo lo que sí está por fuera de la ley. Si para ser objetivo, el periodista Germán Castro Caycedo entrevistó también a los jefes de las FARC, lo que sí parece fue que se equivocó de contraparte. Pues Ramírez, lejos de ser un inocente campesino, es un feroz paramilitar. La pregunta es por qué se dejó meter gato por liebre.
Aparte de todas las consideraciones hechas, lo que más peso tiene en este momento para el gobierno es el hecho de que ya no se puede establecer una diferencia entre autodefensas y paramilitares, porque si bien las autodefensas nacieron con propósito autodefenSivo y con una sana intención de colaborar con las Fuerzas Armadas contra la subversión, poco a poco fueron degenerando en el paramilitarismo, que ya no sólo enfrenta a la subversión, sino que desafía al Estado. Lo que hay ahora son verdaderos grupos de sicarios que, precisamente por la acción de la guerrilla, se fueron gestando en sitios como el Magdalena Medio, en donde los tradicionales dueños de las tierras, desplazados por el boleteo, la extorsión y el secuestro, fueron remplazados por los narcotraficantes. Estos llegaron a la región a comprar tierras baratas e introdujeron sus propios ejércitos y, como lo decía el general Maza, "le imprimieron su propia versión a las autodefensas, dando origen a los grupos paramilitares ".
Según estos presupuestos y luego que la propia Corte Suprema de Justicia hiciera claridad al declarar como ilegales a las autodefensas,es díficil considerar por aparte estos dos fenómenos y si se trata de buscar a los jefes de las autodefensas, estos no son otros que los jefes paramilitares. Y si se trata de buscar a los jefes paramilitares, de acuerdo con los organismos de seguridad,se tiene que buscar a los jefes del cartel de Medellín, sindicados por la justicia de ser los autores intelectuales de este nuevo foco de subversión de derecha.