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Colombia es uno de los países que más crece hoy en la región. Sin embargo, sus niveles de pobreza y desigualdad son muy altos. | Foto: LUIS áNGEL MURCIA-SEMANA

AMÉRICA LATINA

¿Otra década perdida?

En medio de la agitación social, la Cepal alerta sobre el recrudecimiento de la pobreza y la lenta reducción de la desigualdad en la región. ¿Cómo está Colombia?

30 de noviembre de 2019

La ola de protestas sociales que se vive hoy en diversos países de la región parece tener distintos detonantes: el alza del pasaje del metro en Chile o de la gasolina en Ecuador, las elecciones fallidas en Bolivia o unas supuestas reformas en Colombia. Sin embargo, hay un reclamo en común: la búsqueda de unos mayores niveles de igualdad y menor pobreza.

En esos dos factores la región se ha estancado, como lo corroboró esta semana la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

En su informe Panorama Social de América Latina 2019, el organismo regional muestra que la región ha tenido una tendencia al alza de los niveles de pobreza desde 2015 y un estancamiento de la inequidad, tendencias que se habrían recrudecido en el último año.

Seis millones de latinoamericanos caerán en la pobreza extrema este año, según las proyecciones de la entidad multilateral. Esto significa que el número de personas en esa condición aumentaría a 191 millones de los cuales 72 millones estarían en la pobreza extrema. Un alza en las tasas de pobreza y pobreza extrema al 30,8 y 11,5 por ciento de la población total, respectivamente.

Este recrudecimiento proviene del débil crecimiento de las economías regionales, así como de la carencia de programas efectivos de asistencia social y empleos precarios. Según el organismo, la región apenas crecerá 0,1 por ciento este año y 1,4 por ciento en 2020. Con esto, América Latina completaría siete años “mediocres” (incluso hubo dos años de contracción del PIB), traducidos a su vez en un deterioro de los niveles de ingreso per cápita, mayor desempleo y aumento de la pobreza. Por esto, muchos analistas comienzan a hablar de una nueva década perdida para América Latina, como en los años ochenta. cuando la región recuperó la democracia en muchos países, pero explotó una crisis de la deuda.

Para algunos expertos, la región vive el shock externo tras el fin de un boom de las materias primas que permitió altas tasas de crecimiento y sacar a mucha gente de la pobreza entre 2002 y 2014. En ese periodo, la participación de los estratos de ingresos medios creció del 26,9 al 41,1 por ciento, pero su situación sigue siendo muy vulnerable. “Es esa clase media que ahora lucha desesperadamente por no caer en la pobreza”, afirma el analista Moisés Naim a BBC Mundo.

“Es necesario crecer para igualar e igualar para crecer. La superación de la pobreza en la región no exige solamente crecimiento económico; este debe estar acompañado por políticas redistributivas y políticas fiscales activas. El llamado es a construir pactos sociales para la igualdad”, afirmó esta semana Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Cepal durante la entrega del informe.

El estudio también señala que la desigualdad en la distribución del ingreso no solo sigue alta –por lo que sigue siendo la región más desigual del mundo– sino que la tendencia a la baja se “ralentizó”. Mientras entre 2002 y 2014 se redujo 1 por ciento anual, entre 2014 y 2018 cayó 0,6 por ciento por año.

Colombia no sale muy bien librada. El país cuenta con una de las mejores perspectivas de crecimiento, 3,2 por ciento en 2019 y 3,5 por ciento en 2020. Pero tiene hoy una de las mayores tasas de pobreza total, pobreza extrema e iniquidad de la región. Según la Cepal, Bolivia y Colombia encabezan la lista de países con la tasa de pobreza extrema y total más alta de América Latina. La cifra difiere un poco de las oficiales pues tiene en cuenta al 1 por ciento más rico. De la misma manera, Colombia tiene los mayores niveles de desigualdad en la región –medido por el coeficiente de Gini– seguido de Brasil.

Para reducir el desempleo, la pobreza y la desigualdad, Bárcena sostiene que la primera condición es “dinamizar del crecimiento económico”. Pero también aconseja asumir políticas laborales, como “mejorar la preparación de la fuerza de trabajo para aprovechar las oportunidades creadas por las nuevas tecnologías digitales y el fortalecimiento de las políticas de formalización laboral, conjuntamente con una efectiva inspección del trabajo”.

Sin duda, Colombia debe crecer de un modo más acelerado e incluyente para no retroceder en los avances sociales alcanzados en los últimos años.