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| Foto: Diego Santacruz

BOGOTÁ

Regresó el caos a TransMilenio

Regresaron los bloqueos TransMilenio. Congestión, atracos, vendedores ambulantes y falta de autoridad son algunas de las razones de la rabia de los usuarios.

21 de marzo de 2015

La situación de TransMilenio es cada vez más crítica. La semana pasada usuarios bloquearon las troncales en protesta por el mal servicio y colapsaron la movilidad bogotana. A la congestión de pasajeros en horas pico, al mal estado de las vías, a la falta de mantenimiento de las estaciones o los retrasos en las rutas se suman el aumento de los atracos, vendedores ambulantes y colados. En las estaciones, portales y buses impera, al mejor estilo del salvaje Oeste, la ley del más fuerte y la seguridad no es suficiente.

Tal es el grado de anarquía y de inseguridad en TransMilenio, que hace un par de semanas un menor de 12 años hirió con arma blanca a una persona de 30 años al tratarle de robar el celular dentro de un articulado. El 20 de febrero circuló en redes un video en el que seis jóvenes hinchas de Santa Fe se enfrentaron a cuchillo con dos seguidores de Millonarios. El dramático video muestra la angustia de los usuarios que corren despavoridos para evitar ser agredidos por los hinchas y la falta de acción de los policías bachilleres para controlar el enfrentamiento.

Los viajes nocturnos se han convertido en una verdadera angustia para los pasajeros. Basta con recorrer las estaciones de la 22 con Caracas, Avenida Jiménez y Tercer Milenio para comprobar el riesgo que corren los usuarios. Allí las puertas del sistema casi siempre se encuentran abiertas, lo que permite que ladrones entren y salgan con toda tranquilidad.

A la inseguridad se suma el aumento de vendedores informales, limosneros y artistas que diariamente ingresan al sistema para rebuscarse el sustento diario. Vendedores de maní, esferos, chocolatinas y galletas; cantantes de música llanera, ranchera y rap; y personas enfermas pidiendo ayuda atiborran tanto las estaciones como los buses. Según la Policía de TransMilenio, diariamente se suben entre 600 y 700 vendedores informales.

A continuación algunos de los síntomas que muestran la crisis a que ha llegado un sistema de transporte que en años pasados era orgullo de los bogotanos:

Desbordado

El éxito inicial de TransMilenio, que logró enamorar a los bogotanos por la forma ordenada y rápida para movilizarse, se convirtió en su mayor enemigo. El sistema pasó de movilizar 676.000 personas en 2002 a 2.300.000 en 2014, sin que hubiera una expansión acorde de troncales y estaciones.

Mal servicio

Según la encuesta de Bogotá Cómo Vamos de diciembre de 2014, el 71 por ciento de los bogotanos encuestados dice que el servicio de TransMilenio ha empeorado, tanto que en un solo año tuvo un incremento de 40 puntos con respecto a 2013.

Falta autoridad

Nadie sabe aún cómo fue que los vendedores ambulantes se apoderaron de TransMilenio y de los alrededores de las estaciones y portales. Sin embargo, su presencia no es un símbolo de la Bogotá Humana que ha permitido la multiplicación de este tipo de comerciantes por toda la ciudad, sino de una metrópoli sin autoridad, en la que ni la Policía ni la administración actúan para desalojar a los vendedores, que según varias denuncias lideradas por el concejal Miguel Uribe deben pagar a varias mafias para poder estar allí.

Colados

Según los datos de TransMilenio, unas 23.000 personas se meten sin pagar, lo que le puede dejar un hueco que supera los 1.000 millones de pesos al mes en pérdidas. No obstante, algunos concejales y expertos dicen que los colados pueden superar los 65.000 al día. Estas personas, además de hacerle un hueco a las finanzas del sistema, terminan también destruyendo puertas y los sistemas eléctricos.

Retraso en la expansión


Hacia 2017 TransMilenio debería tener según los planes iniciales 388 kilómetros, pero hasta ahora se han construido 110 kilómetros: 80 en las administraciones de Peñalosa y Mockus, y 30 en las alcaldías de Lucho Garzón, Samuel Moreno y Gustavo Petro. En la actualidad, las obras de la troncal de la Avenida Boyacá que representan 35 kilómetros están enredadas, lo que ha hecho que el sistema siga sin rodar por el occidente de Bogotá.

¿Hueco financiero?

La reducción de las tarifas en las famosas horas valle, unido a los subsidios que se están entregando a las personas más pobres, han reducido la capacidad financiera de TransMilenio para mantener las estaciones, portales y el sistema mismo. Aunque la empresa dice que no entrega subsidios, algunos indicadores muestran que la ciudad tuvo que sacar 260.000 millones de pesos para financiar la diferencia que hay entre la tarifa técnica –real– que cuesta montarse al sistema con la que pagan los usuarios. En 2015 esta podría superar los 310.000 millones de pesos.

Falta liderazgo técnico


Dentro de la empresa TransMilenio se había consolidado y formado un grupo técnico relativamente sólido. Sin embargo, durante la administración Petro salieron muchos técnicos y funcionarios que fueron reemplazados por personas que llegaron a aprender. Con este relevo, unido al hecho de que la empresa también quedó a cargo del manejo del Sistema Integrado de Transporte, que tiene 6.000 buses, más de 400 rutas y moviliza más de 1.200.000 personas, las dificultades operativas son mayores. A esto se suman las diferencias que hay entre la empresa y la Secretaría de Movilidad.