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REGRESO EL CURA

Con más fuerza que nunca, con nuevos aliados y buscando el poder local volvió el cura Hoyos.

7 de abril de 1997

El sábado primero de marzo se armó una gran parranda en los alrededores del estadio Metropolitano de Barranquilla. A diferencia de ocasiones anteriores, esta vez la fiesta no corrió por cuenta de la selección colombiana de fútbol, ni del carnaval, ni del Junior, las tres grandes pasiones de los barranquilleros. Las cerca de 45.000 personas que llegaron hasta allí lo hicieron en parte por razones festivas. Pero de lo que se trataba en el fondo era de política: el lanzamiento a la alcaldía del cura Bernardo Hoyos Montoya, ex alcalde de la ciudad y uno de los hombres más polémicos del país. A los barranquilleros no los sorprendió el hecho de que el cura Hoyos hubiera reunido a cerca de 45.000 personas el día de su lanzamiento a la alcaldía, pues es muy probable que buena parte de ellas asistieran al evento por ver a las orquestas que amenizaron el acto, entre otras Diomedes Díaz y Joe Arroyo. Lo que les impactó fue el discurso del cura. A diferencia del modelo 92, cuando ocupó la alcaldía por primera vez y fustigó duramente a los ricos y a la clase política de la ciudad, el cura Hoyos modelo 97 se mostró mucho más moderado en el tono y más conciliador en sus palabras.Pero lo que más llamó la atención fue su nuevo socio: el senador José Name Terán. Si se tiene en cuenta que el cura y el cacique fueron enemigos políticos a muerte hasta hace muy poco tiempo, no deja de sorprender el verlos abrazados compartiendo plaza y tarima.A juzgar por lo que dijo el día de su lanzamiento, de aquel alcalde que dividió a la ciudad entre ricos y pobres, entre el norte y el sur, los del Prado y los del Rincón Latino, queda muy poco."Nos debemos acordar de los Filipenses sobre la humildad, la creaturidad. Esa humildad, ese reconocernos iguales en absoluto. Iguales todos, mis queridos hermanos. Los del sur y los del norte, los del este y los del oeste. Todos iguales sin distinción ninguna", dijo a la multitud que lo escuchaba sorprendida, para justificar su nueva alianza. No es la primera vez que el cura cambia de bando. Había denunciado a Ernesto Samper en junio de 1995 cuando salió a decir que estaba "asqueado" porque los narcotraficantes de Cali le habían mostrado documentos según los cuales a la campaña samperista habían ingresado cerca de 15.000 millones de pesos. Luego de esta denuncia, y de pedirle la renuncia al Presidente, el cura Hoyos metió reversa y no sólo comenzó a defenderlo por todo el país sino que la emprendió contra la "confabulación urdida por el sector neoliberal gavirista-pastranista, asociado con el gobierno norteamericano", que según él quería tumbarlo.Esta estrategia de prenderle una vela a Dios y otra al diablo fue la que le quitó a Bernardo Hoyos cualquier posibilidad de jefatura nacional después de su exitosa gestión como alcalde de Barranquilla. Lo que está por verse ahora es cuál va a ser la consecuencia de esa actitud a nivel local. Es un hecho que los políticos que lo habían respaldado en 1992 están en estos momentos en la otra orilla y sin ninguna intención de hacer sociedad con Hoyos. Todos se sintieron traicionados por el cura luego de que éste asumiera la alcaldía y empezara a alejarlos del manejo de la ciudad.Es por ello que se da por descontado que sus antiguos socios y hoy enemigos políticos están buscando un buen gallo para trancar el binomio de la virtud y el pecado de Hoyos-Name. Uno de los nombres que está siendo considerado seriamente es el del ex gobernador Gustavo Bell. Si eso sucede, la elección de alcalde en 1997 va a ser la más animada en La Arenosa en los últimos años. Bell es el gobernador más prestigioso que ha tenido el departamento en los últimos años y difícilmente se puede tener una imagen mejor de renovación política en estos tiempos de escepticismo.Pero, por otro lado, nadie puede subestimar a José Name. Año tras año este viejo zorro de la política costeña derrota a todos sus enemigos políticos. Su imagen de cacique clientelista no le ha disminuido su estatura ni en el Congreso ni en su departamento. Y el cura tampoco es manco. Su oportunismo electoral no cambia el hecho de que no sólo fue un buen alcalde sino un ídolo popular.Ahora el reto para llegar a la alcaldía de Barranquilla será mayor puesto que dos de los grandes electores de la ciudad, los senadores Fuad Char y Jaime Vargas, así como la representante a la Cámara por el M-19 Janet Suárez, quienes lo acompañaron en 1992, han dicho públicamente que no están dispuestos a respaldarlo en esta oportunidad. El propio alcalde de la ciudad, Edgar George, quien llegó al cargo gracias al respaldo de Hoyos, partió cobijas hace tiempo con el locuaz sacerdote. Sea como fuere, lo único cierto es que con el lanzamiento del cura por segunda vez a la alcaldía de Barranquilla empezó a subir la temperatura en la capital del Atlántico. Con el rumbonón que formó el día de su lanzamiento se podría decir que Hoyos picó en punta. Ahora todos están pendientes del supercandidato que le están preparando sus enemigos políticos. La pelea, en todo caso, será de alquilar balcón.