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“No tengo camisas de fuerza”, dice Rodrigo Lara sobre su giro. | Foto: SEMANA

POLÍTICA

El grito de independencia de Rodrigo Lara

El senador de Cambio Radical ha vivido una transformación política y recientemente ha tomado distancia de varias decisiones que apoyan Germán Vargas y su partido. ¿Qué hay detrás?

5 de octubre de 2018

Rodrigo Lara ha sido en su historia reciente uno de los escuderos más firmes de Germán Vargas. Se puso la camiseta en su campaña presidencial y, entre 2010 y 2014, fue uno de los representantes a la Cámara que más dio de qué hablar en Cambio Radical.  Durante ese periodo, Lara llegó a presidir esa Corporación en el último año gracias al impulso de su jefe político. Entre 2015 y 2017 presidió el partido y se mantuvo al pie del cañón incluso en los momentos en los que esa colectividad fue cuestionada por avales. Lara les puso el pecho a los medios con decisiones como la de haber avalado a Oneida Pinto, la exgobernadora de La Guajira investigada por hechos de corrupción.

Por eso, en el Congreso sorprendió el Rodrigo Lara que asistió a la histórica reunión para discutir el tratamiento de los militares en la JEP. A finales del año pasado, Lara era una de las voces más críticas a ese sistema de justicia transicional. Como presidente de la Cámara, se opuso a varios puntos fundamentales e incluso fue señalado por sus colegas de querer retrasar su aprobación. “Los acuerdos son para cumplirlos y en eso estoy empeñado”, le dijo Santos en octubre a modo de regaño por ese episodio.

En ese momento, muchos explicaban la actitud de Lara en la posición que el mismo Vargas tenía sobre ese nuevo tribunal, en especial sobre el tratamiento que este le daría a los militares y a los terceros.  Por eso, el Rodrigo Lara que estuvo la semana pasada -aliado con los sectores que respaldan la JEP tal como esta-  impresionó a algunos de sus colegas.

Ese día, los mayores antagonistas de la política se sentaron en una misma mesa. La postal de Álvaro Uribe y sus alfiles en diálogo sereno con Gustavo PetroIván Cepeda, Roy Barreras, Rodrigo Lara, Juanita Goebertus y los congresistas de la extinta Farc era de no creer. En esa reunión Lara tuvo un rol esencial. El senador, por ser del ala crítica a la JEP,  fue una de las voces que más pesó para llegar a un acuerdo.

Lara señaló que había un mico en el proyecto según el cual, en defensa del honor marcial, la libertad de los procesados no estaría condicionada a que confesaran la verdad. “Se busca brindar una sanción menor a los militares, de cinco o seis años, bajo la premisa de que no tienen que contar nada, no hablar de ningún político e irse con su sanción para la casa”, aseguró Lara. Agregó que como estaba planteada la reforma los militares podrían quedar expuestos a la Corte Penal Internacional y que entonces esas normas beneficas serían como un “regalo envenenado”.

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Su posición confirmaba el giro de 180 grados que muchos de sus colegas lo han visto tomar en el Congreso. Desde que se posesionó el pasado 20 de julio, Lara ha tomado otro camino. Sigue defendiendo a capa y espada a Germán Vargas en todos los escenarios políticos y porta con orgullo la credencial de Cambio Radical. No obstante, se ha apartado de las decisiones mayoritarias de ese partido en temas cruciales. “He sido independiente”, dice. “No tengo camisas de fuerza”.

Vea en video a Rodrigo Lara hablando del giro que ha dado en estos meses

La primera imagen de ese giro fue el famoso reguetón anticorrupción. La presencia en el popular video de Daniel Samper para apoyar las votaciones del pasado 26 de agosto era predecible en Antonio Navarro y Angélica Lozano, que eran los promotores, pero no en el un miembro de Cambio Radical. Al igual de lo que sucedía en el uribismo, los miembros de esa colectividad tenían un problema personal para ponerse la camiseta por esa iniciativa: Claudia López. La ex senadora le ha cantado la tabla varias veces al jefe del partido Germán Vargas, y por lo tanto, la presencia de Lara en esa causa no se veía bien en esa colectividad. A eso se sumaba que el mismo Vargas aseguraba que la mayoría de las reformas que estaban en la consulta no se necesitaban pues habían sido tramitadas por él mismo en el estatuto anticorrupción que aprobó como ministro en el gobierno Santos.  

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Otro punto en el que Lara tomó distancia fue en la propuesta presentada por Asocapitales para alargar el periodo de alcaldes y gobernadores en aras de hacerlo coincidente con el cuatrenio presidencial. En esa iniciativa Cambio Radical dejó en libertad a sus congresistas, pero como la iniciativa venía de la esposa de Vargas, Luz María Zapata, quien dirige esa asociación, la posición de Lara también sorprendió. El senador hizo un bloque parlamentario con David Barguil y otros congresistas para oponerse a ella. En Cambio Radical había dos grandes voceros de esa iniciativa, el senador Arturo Char y el representante del Atlántico, César Lorduy. Sin embargo, Lara no fue el único que estuvo en contra. Otros de esa colectividad, como el congresista Jorge Méndez.  

Hay otros temas más sutiles en los que también se han visto esas diferencias. Uno es la Reforma a la Justicia. Lara, por ejemplo, critica la propuesta de que el Procurador sea elegido por el Congreso a través de una convocatoria pública. Hoy se elige de una terna conformada por un candidato del presidente, otro de la Corte Suprema y otro del Consejo de Estado. Vargas ha sostenido desde hace años que es necesario quitarle el poder electoral a las altas cortes pues esto hace que cumplan funciones que son ajenas a su tarea de administrar justicia. Otro elemento ha sido la pelea que ha sostenido con Miguel Uribe pues aunque Vargas ha criticado a Peñalosa por su falta de ejecución, Cambio Radical fue uno de los partidos que lo llevó a la alcaldía de Bogotá.    

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Todas esas salidas han hecho que al interior de Cambio Radical se cuestione a Lara, pero también le han permitido al senador ganarse un espacio político que antes no tenía. Lara ha sido históricamente uno de los favoritos del ex vicepresidente. La lealtad de Lara con él  hizo posible que en 2018 fuera la cabeza de lista al Senado por Cambio Radical. Para ese entonces, como congresista, ya había sacado proyectos como el que permitió crear la Ley de Trasplantes, y otras iniciativas relacionadas con temas varios como reforestación, prohibición de uso de agencias de cobranza para cobros prejurídicos en el Icetex y libertad testamentaria. Resultó elegido con más de 90.000 votos, la mayoría de los cuales obtuvo en Bogotá. 

Sin embargo, para Lara no ha sido fácil acomodarse a la nueva realidad de Cambio Radical. El partido del ex vicepresidente ha tomado a su vez un camino que muy seguramente él no comparte: compartir algunas causas con el uribismo. El pasado mes de octubre Uribe y Vargas sostuvieron una cumbre en la que acordaron unir fuerzas para iniciativas concretas. Ese día se habló de dos posibles temas: la reforma tributaria (de la que Vargas se apartó por cuenta del IVA a la canasta familiar) y la reforma a la justicia. En especial en esta última Lara tiene diferencias profundas con el uribismo como la forma de juzgar aforados o la propuesta para modificar la elección del fiscal.

Con esas diferencias de por medio, Rodrigo Lara ha comenzado a colonizar un espacio de centro en el que antes no tenía cabida y se ha convertido en un voto decisivo en esos temas en los que hoy no existen acuerdos.