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A R T I C U L O    <NOBR>O N L I N E</NOBR>

Salud sexual y reproductiva en zonas marginadas

Profamilia acaba de finalizar la primera encuesta de salud sexual y reproductiva en zonas marginadas destacando la situación de las mujeres desplazadas.

24 de septiembre de 2001

Profamilia acaba de finalizar la primera encuesta de salud sexual y reproductiva en zonas marginadas destacando la situación de las mujeres desplazadas, o sea, aquellas personas que por distintas razones se han visto obligadas a abandonar su lugar de residencia, sus propiedades y pertenencias, su ocupación y en muchas ocasiones hasta su familia, para trasladarse hacia otro territorio, donde normalmente son ajenas, relegadas y usualmente carentes de los servicios básicos y oportunidades.

La investigación es la primera de este género que se desarrolla en el país y estuvo encaminada a analizar todos los aspectos relacionados con: seguridad social, uso de métodos anticonceptivos, cáncer del cuello uterino y seno, enfermedades de transmisión sexual y sida, violencia intrafamiliar y en general todas aquellas variables relacionadas con la salud sexual y reproductiva.

Entidades como la Red de Solidaridad, la Defensoría del Pueblo, las personerías municipales, las alcaldías, etc., suministraron la información actualizada sobre población marginada y desplazada en Colombia, que sirvió de marco de muestreo.

En total se entrevistaron 1.749 hogares y 2.072 mujeres entre 13 y 49 años. Para la recolección de la información se utilizaron dos cuestionarios, uno de hogar y otro individual, a través del primero se identificaron las características de las residencias y de cada uno de los miembros del hogar y por medio del segundo todas las variables relacionadas con las mujeres, en los aspectos estudiados en la investigación.

Los principales resultados se pueden resumir de la siguiente manera:

El tamaño promedio de las familias entrevistadas fue de 4,9 miembros. El 73 por ciento de las familias tenían jefatura masculina y un 27 por ciento contaba con una mujer como cabeza del hogar. Los hombres y mujeres menores de 15 años representan el 46 por ciento del total de la población entrevistada, es decir, prácticamente una de cada dos personas en los hogares son niños o adolescentes, mostrando quizá que son los más afectados por el problema de desplazamiento y marginalidad.

Entre el total de la población estudiada y mayores de 6 años, el 21 por ciento no ha tenido ninguna educación, el 57 por ciento ha cursado algún año de educación primaria y el 21 por ciento ha logrado alcanzar la secundaria. La formación universitaria es prácticamente inexistente entre esta población ya que menos del 1 por ciento ha podido tener algún contacto con la educación superior.

El 56 por ciento de la población está afiliado al sistema de seguridad social en salud, el 28 por ciento a través de las administradoras del régimen subsidiado (ARS), un 20 por ciento está vinculado al mismo régimen subsidiado y solamente el 8 por ciento pertenece al contributivo. El 44 por ciento se encuentra sin protección alguna en caso de enfermedad u hospitalización.

Solamente el 62 por ciento de los hogares cuenta con servicio de acueducto y una de cada tres familias no tiene sanitario. El 48 por ciento de las viviendas tiene piso de tierra y el 42 por ciento de cemento, el material predominante del techo de las viviendas son tejas de barro o de zinc y las paredes en su mayoría son de ladrillo o de madera sin pulir.

Entre las 2.072 mujeres entrevistadas, el 37 por ciento ha sido desplazada por causa del conflicto armado que vive actualmente el país, el 17 por ciento siempre ha vivido en el lugar y el restante 46 se ha tenido que marchar de su hogar por otras razones diferentes como son las familiares, laborales, de salud u otro motivo.

De las mujeres que han tenido que movilizarse por causa del conflicto armado, cuatro de cada cinco han tenido que vivir en más de un municipio y la gran mayoría, 91 por ciento, ha abandonado su residencia habitual en los últimos cinco años.

El 68 por ciento de las mujeres desplazadas entrevistadas en este estudio denunció los hechos que la forzaron a desplazarse, las personerías municipales, la Red de Solidaridad y la Defensoría del Pueblo son las entidades a las que la mayor proporción de mujeres acuden a exponer su condición.

El nivel educativo más alto alcanzado por la mayor proporción de estas mujeres es primaria (57 por ciento) y en segundo lugar secundaria (33 por ciento). El 10 por ciento de las mujeres entrevistadas no ha asistido a la escuela o colegio. Solamente el 33 por ciento de estas mujeres trabaja actualmente y entre las mujeres desplazadas por el conflicto armado este porcentaje llega solamente al 28 por ciento.

Se encontró en este estudio que las mujeres entre 40 a 49 años han tenido durante toda su vida reproductiva un promedio de 5,3 hijos, cuando este valor a nivel nacional llega solamente a 3,4 hijos, lo cual indica que las mujeres de las zonas marginales tienen cerca de dos hijos más que el promedio nacional en ese grupo de edad.

Un hecho significativamente importante, es que el 30 por ciento de las mujeres entre 13 y 19 años ya son madres o están embarazadas de su primer hijo y el 68 por ciento de las niñas cuando llegan a la edad de 19 años ya son madres o están embarazadas de su primer hijo. Estos datos están muy por encima del promedio nacional. En un país como Colombia, en donde el nivel educativo de la mujer y su participación en el mercado laboral se están incrementando, la posibilidad de una mejoría en el nivel de socioeconómico de estas mujeres se ve truncada por la maternidad.

El 8 por ciento de las mujeres entre 15 y 49 años se encontraba embarazada en el momento de la encuesta, casi el doble de la proporción reportada para el nivel nacional en la Encuesta Nacional de Demografía y Salud del año 2000. De las mujeres actualmente embarazadas, solamente una cuarta parte deseaban el embarazo en ese momento, una tercera parte lo quería pero más tarde y cerca de la mitad lo reportaron como francamente no deseado. Este fenómeno se presenta a pesar que el conocimiento de los métodos anticonceptivos es casi universal y que el 69 por ciento de las mujeres que están casadas o en unión libre manifestaron estar usando un método de planificación familiar. El problema de embarazos no deseados se presenta especialmente entre la población adolescente.

El conocimiento del período fértil de la mujer es un elemento fundamental de la salud sexual y reproductiva y un concepto fácil de enseñar. Sin embargo, solamente una cuarta parte de las mujeres entrevistadas contestaron en forma correcta esta pregunta.

Otro hecho que señala las debilidades de la educación sexual en nuestro país, es que cerca de dos terceras partes de las mujeres no saben absolutamente nada acerca de la infecciones de transmisión sexual o no conocen por lo menos un síntoma. Sin embargo, el 14 por ciento de ellas se quejaron de haber tenido infecciones vaginales delicadas en el último año.

El conocimiento del VIH/sida es muy generalizado mas no así, las forma de contagio y prevención, en donde aún existen faltas de conocimiento y muchas lagunas.

Este desconocimiento se hace extensivo a otras prácticas importantes como son el de la citología vaginal, en donde más del 40 por ciento no la conoce o nunca se la ha practicado y del 75 por ciento que no conoce o no se ha practicado el autoexamen del seno.

En relación con la violencia intrafamiliar, el 63 por ciento de las mujeres casadas o unidas se quejan de haber recibido gritos y regaños de su compañero, el 46 por ciento con palabras ofensivas y el 32 por ciento con humillaciones. Más de la mitad (52 por ciento) ha sido víctima de maltrato físico y la gran mayoría (57 por ciento) de ellas, se quejan de secuelas de esos maltratos, que van desde moretones hasta fractura de huesos o pérdida de órganos.

El 14 por ciento de las mujeres en unión ha sido violadas por sus esposos o compañeros y el 9 por ciento del total de mujeres por otras personas diferentes,

El 63 por ciento de las madres castigan a sus hijos con golpes diferentes a las palmadas y este porcentaje entre los padres o padrastros llega al 57 por ciento.



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La investigación es la primera de este género que se desarrolla en el país y estuvo encaminada a analizar todos los aspectos relacionados con: seguridad social, uso de métodos anticonceptivos, cáncer del cuello uterino y seno, enfermedades de transmisión sexual y sida, violencia intrafamiliar y en general todas aquellas variables relacionadas con la salud sexual y reproductiva.

Entidades como la Red de Solidaridad, la Defensoría del Pueblo, las personerías municipales, las alcaldías, etc., suministraron la información actualizada sobre población marginada y desplazada en Colombia, que sirvió de marco de muestreo.

En total se entrevistaron 1.749 hogares y 2.072 mujeres entre 13 y 49 años. Para la recolección de la información se utilizaron dos cuestionarios, uno de hogar y otro individual, a través del primero se identificaron las características de las residencias y de cada uno de los miembros del hogar y por medio del segundo todas las variables relacionadas con las mujeres, en los aspectos estudiados en la investigación.

Los principales resultados se pueden resumir de la siguiente manera:

El tamaño promedio de las familias entrevistadas fue de 4,9 miembros. El 73 por ciento de las familias tenían jefatura masculina y un 27 por ciento contaba con una mujer como cabeza del hogar. Los hombres y mujeres menores de 15 años representan el 46 por ciento del total de la población entrevistada, es decir, prácticamente una de cada dos personas en los hogares son niños o adolescentes, mostrando quizá que son los más afectados por el problema de desplazamiento y marginalidad.

Entre el total de la población estudiada y mayores de 6 años, el 21 por ciento no ha tenido ninguna educación, el 57 por ciento ha cursado algún año de educación primaria y el 21 por ciento ha logrado alcanzar la secundaria. La formación universitaria es prácticamente inexistente entre esta población ya que menos del 1 por ciento ha podido tener algún contacto con la educación superior.

El 56 por ciento de la población está afiliado al sistema de seguridad social en salud, el 28 por ciento a través de las administradoras del régimen subsidiado (ARS), un 20 por ciento está vinculado al mismo régimen subsidiado y solamente el 8 por ciento pertenece al contributivo. El 44 por ciento se encuentra sin protección alguna en caso de enfermedad u hospitalización.

Solamente el 62 por ciento de los hogares cuenta con servicio de acueducto y una de cada tres familias no tiene sanitario. El 48 por ciento de las viviendas tiene piso de tierra y el 42 por ciento de cemento, el material predominante del techo de las viviendas son tejas de barro o de zinc y las paredes en su mayoría son de ladrillo o de madera sin pulir.

Entre las 2.072 mujeres entrevistadas, el 37 por ciento ha sido desplazada por causa del conflicto armado que vive actualmente el país, el 17 por ciento siempre ha vivido en el lugar y el restante 46 se ha tenido que marchar de su hogar por otras razones diferentes como son las familiares, laborales, de salud u otro motivo.

De las mujeres que han tenido que movilizarse por causa del conflicto armado, cuatro de cada cinco han tenido que vivir en más de un municipio y la gran mayoría, 91 por ciento, ha abandonado su residencia habitual en los últimos cinco años.

El 68 por ciento de las mujeres desplazadas entrevistadas en este estudio denunció los hechos que la forzaron a desplazarse, las personerías municipales, la Red de Solidaridad y la Defensoría del Pueblo son las entidades a las que la mayor proporción de mujeres acuden a exponer su condición.

El nivel educativo más alto alcanzado por la mayor proporción de estas mujeres es primaria (57 por ciento) y en segundo lugar secundaria (33 por ciento). El 10 por ciento de las mujeres entrevistadas no ha asistido a la escuela o colegio. Solamente el 33 por ciento de estas mujeres trabaja actualmente y entre las mujeres desplazadas por el conflicto armado este porcentaje llega solamente al 28 por ciento.

Se encontró en este estudio que las mujeres entre 40 a 49 años han tenido durante toda su vida reproductiva un promedio de 5,3 hijos, cuando este valor a nivel nacional llega solamente a 3,4 hijos, lo cual indica que las mujeres de las zonas marginales tienen cerca de dos hijos más que el promedio nacional en ese grupo de edad.

Un hecho significativamente importante, es que el 30 por ciento de las mujeres entre 13 y 19 años ya son madres o están embarazadas de su primer hijo y el 68 por ciento de las niñas cuando llegan a la edad de 19 años ya son madres o están embarazadas de su primer hijo. Estos datos están muy por encima del promedio nacional. En un país como Colombia, en donde el nivel educativo de la mujer y su participación en el mercado laboral se están incrementando, la posibilidad de una mejoría en el nivel de socioeconómico de estas mujeres se ve truncada por la maternidad.

El 8 por ciento de las mujeres entre 15 y 49 años se encontraba embarazada en el momento de la encuesta, casi el doble de la proporción reportada para el nivel nacional en la Encuesta Nacional de Demografía y Salud del año 2000. De las mujeres actualmente embarazadas, solamente una cuarta parte deseaban el embarazo en ese momento, una tercera parte lo quería pero más tarde y cerca de la mitad lo reportaron como francamente no deseado. Este fenómeno se presenta a pesar que el conocimiento de los métodos anticonceptivos es casi universal y que el 69 por ciento de las mujeres que están casadas o en unión libre manifestaron estar usando un método de planificación familiar. El problema de embarazos no deseados se presenta especialmente entre la población adolescente.

El conocimiento del período fértil de la mujer es un elemento fundamental de la salud sexual y reproductiva y un concepto fácil de enseñar. Sin embargo, solamente una cuarta parte de las mujeres entrevistadas contestaron en forma correcta esta pregunta.

Otro hecho que señala las debilidades de la educación sexual en nuestro país, es que cerca de dos terceras partes de las mujeres no saben absolutamente nada acerca de la infecciones de transmisión sexual o no conocen por lo menos un síntoma. Sin embargo, el 14 por ciento de ellas se quejaron de haber tenido infecciones vaginales delicadas en el último año.

El conocimiento del VIH/sida es muy generalizado mas no así, las forma de contagio y prevención, en donde aún existen faltas de conocimiento y muchas lagunas.

Este desconocimiento se hace extensivo a otras prácticas importantes como son el de la citología vaginal, en donde más del 40 por ciento no la conoce o nunca se la ha practicado y del 75 por ciento que no conoce o no se ha practicado el autoexamen del seno.

En relación con la violencia intrafamiliar, el 63 por ciento de las mujeres casadas o unidas se quejan de haber recibido gritos y regaños de su compañero, el 46 por ciento con palabras ofensivas y el 32 por ciento con humillaciones. Más de la mitad (52 por ciento) ha sido víctima de maltrato físico y la gran mayoría (57 por ciento) de ellas, se quejan de secuelas de esos maltratos, que van desde moretones hasta fractura de huesos o pérdida de órganos.

El 14 por ciento de las mujeres en unión ha sido violadas por sus esposos o compañeros y el 9 por ciento del total de mujeres por otras personas diferentes,

El 63 por ciento de las madres castigan a sus hijos con golpes diferentes a las palmadas y este porcentaje entre los padres o padrastros llega al 57 por ciento.



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Encuesta Nacional de Demografía y Salud Año 2000 (Profamilia)



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La investigación es la primera de este género que se desarrolla en el país y estuvo encaminada a analizar todos los aspectos relacionados con: seguridad social, uso de métodos anticonceptivos, cáncer del cuello uterino y seno, enfermedades de transmisión sexual y sida, violencia intrafamiliar y en general todas aquellas variables relacionadas con la salud sexual y reproductiva.

Entidades como la Red de Solidaridad, la Defensoría del Pueblo, las personerías municipales, las alcaldías, etc., suministraron la información actualizada sobre población marginada y desplazada en Colombia, que sirvió de marco de muestreo.

En total se entrevistaron 1.749 hogares y 2.072 mujeres entre 13 y 49 años. Para la recolección de la información se utilizaron dos cuestionarios, uno de hogar y otro individual, a través del primero se identificaron las características de las residencias y de cada uno de los miembros del hogar y por medio del segundo todas las variables relacionadas con las mujeres, en los aspectos estudiados en la investigación.

Los principales resultados se pueden resumir de la siguiente manera:

El tamaño promedio de las familias entrevistadas fue de 4,9 miembros. El 73 por ciento de las familias tenían jefatura masculina y un 27 por ciento contaba con una mujer como cabeza del hogar. Los hombres y mujeres menores de 15 años representan el 46 por ciento del total de la población entrevistada, es decir, prácticamente una de cada dos personas en los hogares son niños o adolescentes, mostrando quizá que son los más afectados por el problema de desplazamiento y marginalidad.

Entre el total de la población estudiada y mayores de 6 años, el 21 por ciento no ha tenido ninguna educación, el 57 por ciento ha cursado algún año de educación primaria y el 21 por ciento ha logrado alcanzar la secundaria. La formación universitaria es prácticamente inexistente entre esta población ya que menos del 1 por ciento ha podido tener algún contacto con la educación superior.

El 56 por ciento de la población está afiliado al sistema de seguridad social en salud, el 28 por ciento a través de las administradoras del régimen subsidiado (ARS), un 20 por ciento está vinculado al mismo régimen subsidiado y solamente el 8 por ciento pertenece al contributivo. El 44 por ciento se encuentra sin protección alguna en caso de enfermedad u hospitalización.

Solamente el 62 por ciento de los hogares cuenta con servicio de acueducto y una de cada tres familias no tiene sanitario. El 48 por ciento de las viviendas tiene piso de tierra y el 42 por ciento de cemento, el material predominante del techo de las viviendas son tejas de barro o de zinc y las paredes en su mayoría son de ladrillo o de madera sin pulir.

Entre las 2.072 mujeres entrevistadas, el 37 por ciento ha sido desplazada por causa del conflicto armado que vive actualmente el país, el 17 por ciento siempre ha vivido en el lugar y el restante 46 se ha tenido que marchar de su hogar por otras razones diferentes como son las familiares, laborales, de salud u otro motivo.

De las mujeres que han tenido que movilizarse por causa del conflicto armado, cuatro de cada cinco han tenido que vivir en más de un municipio y la gran mayoría, 91 por ciento, ha abandonado su residencia habitual en los últimos cinco años.

El 68 por ciento de las mujeres desplazadas entrevistadas en este estudio denunció los hechos que la forzaron a desplazarse, las personerías municipales, la Red de Solidaridad y la Defensoría del Pueblo son las entidades a las que la mayor proporción de mujeres acuden a exponer su condición.

El nivel educativo más alto alcanzado por la mayor proporción de estas mujeres es primaria (57 por ciento) y en segundo lugar secundaria (33 por ciento). El 10 por ciento de las mujeres entrevistadas no ha asistido a la escuela o colegio. Solamente el 33 por ciento de estas mujeres trabaja actualmente y entre las mujeres desplazadas por el conflicto armado este porcentaje llega solamente al 28 por ciento.

Se encontró en este estudio que las mujeres entre 40 a 49 años han tenido durante toda su vida reproductiva un promedio de 5,3 hijos, cuando este valor a nivel nacional llega solamente a 3,4 hijos, lo cual indica que las mujeres de las zonas marginales tienen cerca de dos hijos más que el promedio nacional en ese grupo de edad.

Un hecho significativamente importante, es que el 30 por ciento de las mujeres entre 13 y 19 años ya son madres o están embarazadas de su primer hijo y el 68 por ciento de las niñas cuando llegan a la edad de 19 años ya son madres o están embarazadas de su primer hijo. Estos datos están muy por encima del promedio nacional. En un país como Colombia, en donde el nivel educativo de la mujer y su participación en el mercado laboral se están incrementando, la posibilidad de una mejoría en el nivel de socioeconómico de estas mujeres se ve truncada por la maternidad.

El 8 por ciento de las mujeres entre 15 y 49 años se encontraba embarazada en el momento de la encuesta, casi el doble de la proporción reportada para el nivel nacional en la Encuesta Nacional de Demografía y Salud del año 2000. De las mujeres actualmente embarazadas, solamente una cuarta parte deseaban el embarazo en ese momento, una tercera parte lo quería pero más tarde y cerca de la mitad lo reportaron como francamente no deseado. Este fenómeno se presenta a pesar que el conocimiento de los métodos anticonceptivos es casi universal y que el 69 por ciento de las mujeres que están casadas o en unión libre manifestaron estar usando un método de planificación familiar. El problema de embarazos no deseados se presenta especialmente entre la población adolescente.

El conocimiento del período fértil de la mujer es un elemento fundamental de la salud sexual y reproductiva y un concepto fácil de enseñar. Sin embargo, solamente una cuarta parte de las mujeres entrevistadas contestaron en forma correcta esta pregunta.

Otro hecho que señala las debilidades de la educación sexual en nuestro país, es que cerca de dos terceras partes de las mujeres no saben absolutamente nada acerca de la infecciones de transmisión sexual o no conocen por lo menos un síntoma. Sin embargo, el 14 por ciento de ellas se quejaron de haber tenido infecciones vaginales delicadas en el último año.

El conocimiento del VIH/sida es muy generalizado mas no así, las forma de contagio y prevención, en donde aún existen faltas de conocimiento y muchas lagunas.

Este desconocimiento se hace extensivo a otras prácticas importantes como son el de la citología vaginal, en donde más del 40 por ciento no la conoce o nunca se la ha practicado y del 75 por ciento que no conoce o no se ha practicado el autoexamen del seno.

En relación con la violencia intrafamiliar, el 63 por ciento de las mujeres casadas o unidas se quejan de haber recibido gritos y regaños de su compañero, el 46 por ciento con palabras ofensivas y el 32 por ciento con humillaciones. Más de la mitad (52 por ciento) ha sido víctima de maltrato físico y la gran mayoría (57 por ciento) de ellas, se quejan de secuelas de esos maltratos, que van desde moretones hasta fractura de huesos o pérdida de órganos.

El 14 por ciento de las mujeres en unión ha sido violadas por sus esposos o compañeros y el 9 por ciento del total de mujeres por otras personas diferentes,

El 63 por ciento de las madres castigan a sus hijos con golpes diferentes a las palmadas y este porcentaje entre los padres o padrastros llega al 57 por ciento.



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