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SAMPER ABRE LA PUERTA

LA PROPUESTA DEL PRESIDENTE DE ACORTAR SU MANDATO Y ANTICIPAR LAS ELECCIONES NO TUVO MUCHA ACOGIDA, PERO PUEDE SER EL PRIMER PASO DE UNA NEGOCIACION POLITICA PARA SU RETIRO.

22 de abril de 1996

El presidente Ernesto Samper Pizano nunca había realizado tantas consultas ni tantas reuniones en una sola semana en sus casi 20 meses de mandato. Pero la apretada agenda de la semana pasada estaba plenamente justificada por el objetivo que perseguían los contactos del jefe del Estado: buscar apoyo para una serie de propuestas de reforma constitucional con miras a adelantar las elecciones presidenciales para fines del 96 o principios del 97 y recortar así su período en más de año y medio. Aunque la idea estaba contenida en un menú de opciones que iban desde la financiación estatal de las campañas políticas hasta alternativas jurídicas a la ley de punto final que puedan cobijar a parlamentarios y ministros, pasando por un pacto con el sector empresarial para evitar que la crisis política siga afectando la economía, la propuesta que acaparó las discusiones, como es obvio, fue la de adelantar la contienda presidencial.Eso se debe a que era, sin lugar a dudas, una significativa ruptura en la tradicional actitud del primer mandatario, quien hace pocos meses le había asegurado al Washington Post que sólo dejaría la Casa de Nariño "al terminar mi mandato, o muerto", y quien, en su más reciente alocución televisada el viernes primero de marzo cuando Colombia fue descertificada por el gobierno de Estados Unidos en la lucha antidrogas, había rematado sus palabras con un contundente "aquí estoy y aquí me quedo".Samper había tratado de mantener el contenido de los contactos en secreto, pero su filtración a los medios se volvió inevitable una vez que una docena de dirigentes y figuras nacionales conocieron del asunto. Fue así como antes de que se agotara la agenda de reuniones del Presidente, el público fue enterado no sólo de con quiénes se había reunido el mandatario, sino incluso, del intercambio de ideas en cada una de las citas. Uno de los primeros contactos lo sostuvo Samper con el ex presidente conservador Belisario Betancur quien, según fuentes del gabinete, se mostró "entusiasta y ofreció su pleno apoyo". Las mismas fuentes gubernamentales aseguraron el jueves que Samper había recibido también el respaldo del ex presidente Alfonso López Michelsen. Pero según pudo establecer SEMANA, hasta el viernes en la tarde el ex mandatario liberal no había hablado del asunto con el jefe del Estado. Samper y López habían conversado por última vez el sábado 16, en el curso de una llamada telefónica entre Barranquilla, donde se encontraba el ex presidente, y Bogotá, donde estaba Samper, pero en la conversación no se tocaron estos temas. El viernes en la noche, en entrevista con el noticiero CM&, López abonó en favor de Samper el hecho de que con su propuesta de recortar su período estaba demostrando que no anteponía sus intereses personales a los del país. Pero cuestionó la viabilidad de la idea al decir que ésta tenía "problemas de constitucionalidad" debido a la coincidencia que la Carta consagra entre los períodos del Presidente y del Congreso, lo que haría imposible anticipar las elecciones del primero sin hacer lo mismo con el segundo. Y para hacer esa reforma constitucional, agregó López, harían falta dos legislaturas del Congreso, algo que tomaría bastante tiempo.Ronda cartageneraSamper también sostuvo contactos con el escritor Gabriel García Márquez, a quien explicó su propuesta el miércoles en la noche durante una cena en la Casa de Huéspedes en Cartagena. Según un ministro del gabinete que conversó con él, el Nobel reconoció que era un primer paso en la dirección correcta, pero expresó su molestia por el hecho de que en su opinión todas las propuestas de Samper parecen siempre encaminadas a vetar como sucesor al vicepresidente Humberto de la Calle. Ese mismo día en horas de la mañana antes de viajar a Cartagena, el Presidente había debatido sus iniciativas con el ex ministro Juan Manuel Santos. Hubo gran cordialidad después de meses de distanciamiento y el ex ministro expresó su deseo de apoyar cualquier salida seria. Pero en cuanto a la idea específica de adelantar las elecciones, Santos se mostró escéptico, porque en su opinión eso por sí solo no soluciona nada en relación con la crisis.El plato fuerte de las conversaciones se sirvió el jueves a la hora del desayuno en la Casa de Huéspedes, cuando Samper y su antecesor, César Gaviria, se sentaron a manteles a solas. La conversación duró más de dos horas, entre siete y nueve de la mañana, y comenzó con un planteamiento de Samper en el sentido de que había que evitar a toda costa que la crisis política afectara a la economía. Gaviria respaldó la iniciativa y lo dijo públicamente horas después. Pero en los demás temas, la cosa fue más difícil. Sobre la reforma constitucional que incluye la iniciativa de anticipar las elecciones, Gaviria expresó dudas sobre las reales posibilidades políticas de sacar adelante un cambio a la Carta en tan pocos meses y sin el apoyo del conjunto de las fuerzas políticas. Además, según fuentes cercanas al secretario general de la OEA, Gaviria no entendió muy bien la relación entre esa iniciativa y la urgencia de superar la actual crisis. Para él, tal y como lo expresó en las distintas entrevistas, "la Constitución contiene las fórmulas para superar la crisis", lo que en plata blanca quiere decir que si Samper se retira lo debe suceder De la Calle.El postre de esta charla fue una oferta formal de Samper a Gaviria para que, a partir de un acuerdo de unidad liberal, media docena de amigos del ex presidente entraran a formar parte del gabinete. Para Samper, entre él y Gaviria conseguirían en el Congreso el suficiente respaldo para sacar adelante las reformas en muy pocos meses. Pero Gaviria rechazó esta posibilidad, alegando que no es jefe de ningún grupo parlamentario y por ello mismo, no cree tener capacidad de aportar respaldo congresional alguno. La ronda final de contactos tuvo lugar entre el jueves en la tarde y el viernes en la mañana. El almuerzo del jueves, con el Presidente ya de regreso en Bogotá, fue con el fiscal Alfonso Valdivieso. Samper trató de buscar su apoyo para el anticipo de elecciones, basado en el hecho de que Valdivieso ha venido sosteniendo que sería bueno que la Constitución incluyera dicha posibilidad que es propia de los regímenes parlamentarios. Pero el Fiscal le respondió que al no estar hoy esa opción en la Carta, era difícil incluirla pues una reforma como esa tomaría bastante tiempo. Además, le dijo que prefería no pronunciarse públicamente en favor de esa u otra salida política, pues no deseaba salirse del marco de sus tareas justamente para que no lo acusaran de estar haciendo política. Al día siguiente, Valdivieso declaró públicamente que si se adelantaban las elecciones y se levantaban las inhabilidades para que los actuales funcionarios pudieran ser candidatos presidenciales, él pediría oficialmente que se las mantuvieran a él. El mismo jueves, el Presidente remató sus consultas en encuentros con algunos miembros de la Dirección Liberal y con dirigentes conservadores como Fabio Valencia Cossio. Este último valoró el viernes en declaraciones a los medios el gesto del Presidente de buscar salidas distintas a las de su permanencia en el cargo hasta 1998. ¿Luz en el túnel?Al final de la semana, la propuesta de adelantar las elecciones parecía haber conseguido buena aceptación a nivel popular, pero no a nivel de clase dirigente. Mientras en las encuestas un 58 por ciento de los entrevistados aseguraba respaldar la idea, en círculos empresariales y políticos las dudas dominaban el escenario. Para los primeros, el asunto prolongaría la incertidumbre, con las consabidas consecuencias en la situación económica. Para los segundos, los vientos del adelantamiento de elecciones terminarían llevando _a pesar de la negativa del Presidente_ a recortar también el período del Congreso, algo que los parlamentarios rechazan de plano. Lo anterior, sumado a que prácticamente ninguno de los líderes consultados a lo largo de la semana por Samper brindó su apoyo frontal a la iniciativa, consolidó un sentimiento generalizado de que la propuesta no va a prosperar. Pero al mismo tiempo, el hecho de que por primera vez el Presidente haya abandonado su lenguaje categórico en el sentido de no salir del Palacio bajo ninguna circunstancia antes de cumplir sus cuatro años de mandato, hizo pensar a muchos que todo esto puede ser el principio de una negociación que tal vez desemboque en la renuncia del Presidente. Sin embargo, esa no es precisamente la percepción del jefe del Estado. El menú de opciones que viene analizando contempla todo menos su renuncia. Samper considera que si la Cámara lo acusa, él estaría obligado a retirarse. Pero que si archiva el caso, no existe razón alguna para que él presente su dimisión. En este último caso, insiste, analizará las condiciones de gobernabilidad y afrontará los problemas por una de las tres vías: un gobierno de coalición con todas las fuerzas políticas, una consulta popular para refrendar su mandato o el anticipo de las elecciones. El Presidente rechaza que esta última idea esté motivada en un veto al vicepresidente De la Calle. Lo que significa, asegura, es un rechazo a renunciar si la Cámara se abstiene de acusarlo. Lo anterior llevaría a pensar que la situación puede estar tan bloqueada como antes de las consultas presidenciales de la semana pasada, pues Samper descarta renunciar y la clase dirigente parece descartar el anticipo de las elecciones. Pero una de las partes debe necesariamente ceder, en especial ahora que el mandatario abrió por primera vez la puerta de la negociación para un retiro anticipado, y existe la sensación de que ha sacado la pasta dentífrica del tubo y difícilmente la podrá volver a meter.