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Samuel Hoyos será el candidato del Centro Democrático en Bogotá, una ciudad en la que Iván Duque perdió a pesar de haber ganado en la mayoría del país.

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Samuel Hoyos: ¿Será el que dijo Uribe para Bogotá? ¿Repetirá la fórmula Duque?

El representante es la carta favorita del Centro Democrático para la alcaldía de la capital. A ese partido, le espera una campaña difícil en una ciudad en la que tradicionalmente ha ganado la izquierda.

30 de diciembre de 2018

En toda elección popular existe una posición tan criticada como codiciada: ser el que diga Uribe. Quien lleva las banderas del Centro Democrático suele cargar con buena parte de los adversarios que tiene el expresidente, pero también con sus millones de seguidores. Con lo bueno y lo malo, es claro que en la política no existe un mejor trampolín que ese. Por eso, la noticia de que esa colectividad elegirá pronto su candidato para Bogotá en 2019 marca definitivamente lo que será la campaña por el Palacio de Liévano. Se sabe que en la arena electoral se lanzarán verdaderos titanes como la exsenadora Claudia López y el exalcalde Antonio Navarro. El uribismo, por su parte, parece decidirse por repetir la fórmula que lo llevó a quedarse con la Casa de Nariño y presentará una figura joven, con trayectoria pero sin años de experiencia en esas lides. 

Con lo bueno y lo malo, es claro que en la política no existe un mejor trampolín que ser el candidato de Uribe.

Este lunes, el representante Samuel Hoyos presentará su renuncia al capitolio. Él tendrá ahora que competir con otros dos aspirantes, por ahora Ángela Garzón y Diego Molano, en un mecanismo interno que por ahora parece ser una encuesta. Pero al interior de Centro Democrático, Hoyos es el favorito. El joven político se había convertido en una de las personas más cercanas al expresidente y por eso su nombre no es ninguna sorpresa. El mismo Uribe lo había lanzado ya como una de las posibilidades más certeras para llevar esas banderas hace unos meses cuando aseguró que se trataba de "una revelación de las nuevas generaciones de colombianos". En ese momento, el exmandatario había señalado que esa elección interna se daría entre él o Paloma Valencia. 

Inclinar la balanza para cualquiera de los dos lados era para Uribe algo así como una encrucijada en el alma. La senadora se ha convertido en una de las voces más importantes de esa colectividad en el Congreso y trabaja de la mano con Uribe en casi todos los proyectos importantes. Esa que era una de las razones de peso para elegirla, terminó siendo el principal factor para decidir a favor de Hoyos. 

En el Centro Democrático cuentan que en la decisión primó el hecho de que el partido no podía perder a una de sus voceras más importantes en el Congreso. Menos aún cuando tantos proyectos del gobierno están en juego el año entrante. El mismo Uribe dijo en privado que si Paloma faltara, él se sentiría cojo. Otras personas manifestaron que ella podría ser un activo muy valioso para las elecciones presidenciales. 

A diferencia de las elecciones de mayo pasado en las que el uribismo tenía una enorme baraja que se definió en varias rondas internas, en estas el pulso era una amigable conversación entre Hoyos y Valencia. Entre los dos llegaron al acuerdo de que no tenía sentido que renunciaran ambos a sus posiciones y que lo mejor era definir de una vez quién tendría la misión de representar al uribismo en la contienda de 2019. 

Eso lo dejó claro la senadora Paloma Valencia en una carta que publicó en la mañana del lunes 31 de diciembre. "Samuel Hoyos tuvo la gallardía de ofrecerme su apoyo si yo decidía aspirar a la Alcaldía, a su generosidad le respondo apoyando con todo entusiasmo su candidatura", dijo. Agregó que asumió el compromiso de ser senadora con unos propósitos concretos como proteger a los militares de una justicia que ella no considera imparcial como la JEP y garantizar la reforma a la justicia. "Irme ahora sin haberlo logrado, o al menos intentado nuevamente, sería fallarle a mis ideales", puntualizó.

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El pulso entre los dos comenzó a darse en forma en los debates sobre la reforma tributaria. En una de las reuniones que existió entre la bancada con el ministro de Hacienda, Hoyos tomó la palabra para hablar de una propuesta alterna al IVA a la canasta familiar. Al terminar, Uribe no se refirió al contenido de la reforma, sino que soltó un comentario: "Samuel nos va a hacer mucha falta, pero usted debe ser nuestro candidato a la alcaldia".  

La llegada de Hoyos a la contienda por la alcaldía a muchos les evoca otro nombre: Iván Duque. El hoy presidente también era uno de los congresistas más juiciosos de esa bancada y llegó a la Casa de Nariño con solo la experiencia pública de haber sido un senador muy destacado por cuatro años. Con Hoyos, seguramente Uribe le está apostando a repetir esa fórmula. 

La capital del país ha demostrado que vota distinto y casi al contrario que las mayorías nacionales.

Hoyos llegó al Congreso al mismo tiempo que Duque y también ha sido destacado. Al comienzo fue una de las voces más visibles de la oposición y en especial del gobierno de Gustavo Petro. De hecho, él fue el gerente del proceso de revocatoria de esa alcaldía en el cual se recogieron cerca de 600.000 firmas, pero que se desvaneció luego de que al exalcalde le dieron medidas cautelares en la CIDH. El líder de la Colombia Humana cuando Hoyos era representante lo denunció ante la Corte Suprema, pues este dijo que se vivía un fenómeno de corrupción de parecidas proporciones al del carrusel de la contratación. Respecto a la ciudad, Hoyos también es uno de los autores del proyecto que propone una segunda vuelta para Bogotá y de la reforma al Código de Policía. Hasta este lunes, y ya con la camiseta del partido de gobierno, se desempeñaba como presidente de la Comisión Primera que es donde pasan las más importantes reformas del Estado.  

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Pero el escenario en Bogotá es mucho más díficil. Y para Hoyos el panorama no es el mismo que para Duque. La capital del país ha demostrado que vota distinto y casi al contrario que las mayorías nacionales. En las elecciones de 2018 eso quedó en evidencia. En ese escenario, los números no juegan a favor del uribismo, sino de la izquierda. 

La primera elección de marzo en la que se definieron las caras para las presidenciales fue un ejemplo. Petro fue el ganador indiscutible con 678.000 votos. No solo multiplicó por cuatro los apoyos de su rival directo, Carlos Caicedo, sino que obtuvo 60.000 más que Iván Duque, quien en la votación nacional le sacó más de un millón de diferencia. En esa misma jornada sorprendieron los resultados también del Congreso en los que por ejemplo, Antanas Mockus quien al cierre de la jornada se llevaba 539.747 votos; 400.000 más que el mayor elector de Cambio Radical, Arturo Char; o casi 300.000 más que Jorge Robledo, el congresista más fuerte del Polo. 

Las presidenciales demostraron la misma tendencia. Iván Duque fue elegido, pero no pudo ganar en Bogotá, la ciudad en la que nació en agosto de 1976, pues allí también quedó de primero Gustavo Petro, con un 53,35 por ciento de los votos. La tendencia no era predecible si se tiene en cuenta que en la primera vuelta en la ciudad había ganado Sergio Fajardo con el 33,7 por ciento, quien finalmente votó en blanco. Pero es lógica si se analizan las históricas votaciones de Bogotá y si además se suma que los principales electores de la ciudad como Antanas Mockus, Claudia López y Angélica Lozano adhirieron a Petro al final.

Iván Duque fue elegido, pero no pudo ganar en Bogotá, la ciudad en la que nació en agosto de 1976, pues allí también quedó de primero Gustavo Petro, con un 53,35 por ciento de los votos.

Todo esto ha hecho pensar que el año entrante el triunfo en la ciudad se lo llevará la izquierda. Esa creencia que juega tanto en contra del uribismo en este momento, podría beneficiarlo en el largo plazo. O al menos, a eso es a lo que apunta la estrategia del Centro Democrático. Allí saben bien que en la capital la pelea es más reñida y que las maquinarias fuertes y los partidos tradicionales tienen lo suyo, pero las figuras nuevas y las tendencias de centro y de izquierda son más fuertes que en ningún otro lugar del país.

Por eso, la apuesta del Centro Democrático no será llegar solos. En los meses que vienen el partido adelantará unas consultas internas, quizás por medio de una encuesta, que permitan ratificar a Hoyos como candidato, pues existen otros concejales que están dispuestos a pelearle ese lugar. Una vez superado eso, la misión del uribismo será repetir parte del éxito de la fórmula Duque: una consulta interpartidista. 

En la capital la pelea es más reñida y que las maquinarias fuertes y los partidos tradicionales tienen lo suyo, pero las figuras nuevas y las tendencias de centro y de izquierda son más fuertes.

Parte de la victoria del hoy presidente se explica en el hecho de que solo quienes participaron en una elección previa llegaron a la final. El hecho de medirse en las urnas antes de la votación final da dos cosas que todo político necesita: plata y pantalla. En el caso de las presidenciales, los grandes pesos pesados que estaban en juego como Sergio Fajardo, Humberto de la Calle y Germán Vargas decidieron no medirse en marzo. Esa decisión hizo que llegaran debilitados a la primera vuelta. 

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El uribismo sabe que necesita llegar unido y tendrá un lema que también pega en unos sectores de la ciudad: derrotar a la izquierda. Se sabe que del otro lado, una posible elección entre Claudia López, Antonio Navarro, Hollman Morris y Jorge Rojas haría que un candidato de esa tendencia llegue casi imbatible. En el uribismo aseguran que la centroderecha debería lograr algo similar con el candidato de Germán Vargas y quienes han sonado hasta ahora como David Luna, Miguel Uribe o Carlos Fernando Galán. 

Casi nadie anticipaba que un 31 de diciembre se diera el primer paso para esa enorme pelea.