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El Dovio. | Foto: SEMANA

VALLE

Se agudiza vendetta política en El Dovio, Valle del Cauca

En menos de 36 horas asesinaron a dos hermanos del alcalde. El último ataque ocurrió este martes temprano, cuando sicarios dispararon en pleno velorio. El saldo: dos muertos y dos heridos. Radiografía de una guerra anunciada entre 'Machos' y 'Rastrojos'.

2 de octubre de 2012

La aparente tranquilidad que reinaba en El Dovio (Valle del Cauca), quedó sepultada varios metros bajo tierra tras la reciente incursión armada y que dejó como saldo dos muertos y dos heridos.

Pero las trompetas de guerra de esas vendettas ya habían sonado desde 2011 con el asesinato de un exalcalde que buscaba repetir, y el horrendo crimen dentro de la iglesia del pueblo, de una señora de 70 años de edad; ocurrido en agosto pasado.

La sevicia criminal nuevamente se vio reflejada este martes a las 10:30 a. m. hora en que ocurrió el ataque sicarial en pleno velorio y cuando decenas de familiares y amigos del alcalde Miguel Guzmán García, lloraban el crimen de uno de sus diez hermanos, Freddy Guzmán García, asesinado el pasado domingo en la noche en un corregimiento de Guacarí, otro pequeño pueblo del Valle.

La ráfaga de disparos con armas cortas que protagonizaron dos sicarios motorizados, tenía como objetivo a Uriel Guzmán García, otro hermano del alcalde que estaba en el velorio. Uriel llevaba 30 años viviendo en Cali y murió en el ataque que además cegó la vida de otro hombre cuyo nombre aún se desconoce, e hirió a una mujer y su acompañante.

Miembros de la familia Guzmán García están indignados con las autoridades, porque según ellos, desde ayer (lunes) pidieron escolta policial para el velorio "pero sólo vinieron anoche y justo hoy cuando ocurrió el ataque, no se asomaron por aquí", dijo un allegado quien exigió omitir su nombre por razones de seguridad.

Sin embargo, el coronel Nelson Ramírez, comandante de la policía en el Valle desmiente esa versión y aclaró que por el contrario el sitio del velorio tenía asignada una patrulla, "lo que pasa es que recibieron una llamada al 123 y se movieron. De hecho, ya capturamos a la persona con el celular desde donde se hizo la llamada para mover la patrulla policial. La investigación avanza por buen camino", aseguró el oficial.

Como se recordará, El Dovio es el municipio donde nació, creció y amasó sus poder el narcotraficante Iván Urdinola Grajales. Urdinola murió en febrero de 2002 cuando estaba en prisión, al parecer envenenado por sus enemigos.

Desde entonces el pueblo se convirtió en cuna de mafiosos, en especial por su cercanía al mítico Cañón de Garrapatas, considerado un santuario cocalero, ya que es una zona agreste y selvática limítrofe entre Valle y Chocó, que brinda las condiciones perfectas para el cultivo, procesamiento y tráfico de coca hacia el océano Pacífico.

Por décadas el dominio territorial de El Dovio fue de Los Machos, como se les llamó a los mercenarios del capo Diego Montoya, alias 'don Diego' y con los que se enfrentó a Los Rastrojos, el ejército de su archienemigo Wílber Varela, alias 'Jabón'. Con la muerte de Uridinola, la captura de Montoya y varios de sus lugartenientes, el pueblo fue cambiando de bando y ahora es dominado por Los Rastrojos.

Tradición mafiosa

En medio de esa hegemonía criminal el maridaje entre mafia y política se hizo más evidente. La mejor radiografía del problema quedó reseñada en un Consejo Extraordinario de Seguridad desarrollado en agosto del 2011, ad portas de las elecciones territoriales, y que contó con la presencia de la cúpula de las fuerzas militares y el entonces ministro de Defensa, Rodrigo Rivera.

En esa reunión, insólitamente los políticos de El Dovio se sacaron los trapitos al sol y entre acusaciones quedó claro que en el municipio la mayoría de dirigentes tuvieron o tienen algún nexo con narcotraficantes.

El más afectado con los señalamientos resultó ser el actual alcalde Miguel Guzmán, de quién se dijo era el hermano del nuevo jefe de Los Rastrojos en la zona. La delicada acusación fue formulada y sostenida por el exalcalde y hoy subsecretario de educación del Valle, José Gustavo Padilla. El señor Guzmán se defendió en su momento negando las acusaciones y argumentando que su hermano no vive en el pueblo desde hace varios años. (ver nota)
 
De ahí que muchos en El Dovio piensan que los crímenes contra los hermanos del alcalde, son una clara retaliación de sus contrincantes políticos, que respaldados por Los Machos y aliados con Los Urabeños, intentan recuperar el territorio perdido.

Los trompetas de guerra sonaron desde mayo del 2011 cuando el exalcalde y precandidato a la alcaldía, Luis Fernando Morales, fue asesinado. Para entonces, nadie dudó que el crimen lo ordenaron Los Rastrojos. Morales sería avalado por el PIN y pertenecía a la cuerda política de Henry Rodríguez Perea, también exalcalde y cuñado del capo Urdinola.

Después de ese crimen El Dovio retornó a una aparente calma, pero el pasado 19 de agosto la guerra fría tocó fondo cuando una mujer de 70 años de edad fue ultimada a bala al interior de la iglesia del pueblo, minutos después de terminada la misa y frente a los demás feligreses.

La víctima era Nelly Perea González, prima hermana de Henry Rodríguez Perea, el exalcalde de El Dovio fallecido y cuñado del capo Iván Urdinola. Lo curioso es que pese al horrendo crimen, a la gente le indignó más el sitio donde se cometió el homicidio y no la víctima. De hecho, ese día los pobladores continuaron celebrando sus fiestas aniversarias y sólo dos días después las autoridades reaccionaron y suspendieron la programación ferial. La parroquia por su parte cerró sus puertas 40 días en señal de desagravio.

En El Dovio creen que el crimen de la señora Perea fue una retaliación de Los Rastrojos, "porque no le perdonaron que en su casa alojara a presuntos Machos", dijo una fuente.

Algunos funcionarios de la alcaldía de El Dovio y concejales de ese municipio consultados por SEMANA, dijeron estar preocupados, porque temen que las vendettas se extiendan a todo aquel que pertenezca a la administración “no descartamos pedir que se refuerce la seguridad de todos o abandonar el pueblo”, aseguraron.

A juzgar por lo ocurrido, todo parece indicar que en El Dovio las diferencias políticas se resuelven como en la mafia, a bala.