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¿Se debe acabar Chocó?

La muerte de 49 niños por hambre en lo que va corrido del año puso nuevamente sobre el tapete la viabilidad de este departamento.

31 de marzo de 2007

Para sacar a Chocó del atraso y el aislamiento económico, social y físico, el gobierno del general Gustavo Rojas Pinilla propuso en 1955 repartirlo en dos y anexarlo administrativamente a Antioquia y el Valle del Cauca. Este rico departamento en recursos naturales y biodiversidad, creado en 1944 sin cumplir los requisitos legales, hacía parte de un ambicioso proyecto que el jefe supremo quería hacer para unir a la Amazonia con el Pacífico. Sus planes fueron truncados no sólo por las protestas de los políticos y habitantes de Chocó, sino porque estaba comenzando el fin de su dictadura.

Medio siglo después, la situación de este departamento parece que no ha cambiado mucho. Salvo algunas vías, aeropuertos y nuevos poblados, la pobreza y el atraso campean por uno de los territorios que es considerado uno de los más diversos y ricos del planeta.

Con una periodicidad trágica, Colombia se acuerda de Chocó. Hace un mes Quibdó, uno de los sitios con mayor pluviosidad en el mundo, se quedó sin agua. Esta semana el defensor del pueblo, Vólmar Pérez, denunció que en el último mes murieron 12 niños por hambre en los municipios del Bajo Atrato y el Río Domingodó. La noticia creó una ola de indignación en el país que llevó al presidente Álvaro Uribe y al gobierno a movilizarse para afrontar la crisis en ese departamento. Además de intervenir el sistema de salud, el Presidente designó al ex ministro Juan Guillermo Ángel, como 'gerente' del departamento.

El Ministerio de Protección Social dijo que eran cuatro los menores muertos y que no habían fallecido por hambre sino por infección respiratoria aguda y problemas gastrointestinales. Según la Defensoría del Pueblo, la falta de una buena nutrición ha sido el factor principal que ha ocasionado la muerte de 49 niños en el transcurso de los últimos tres meses en Chocó.

Las diferencias de datos sobre el número de niños fallecidos por desnutrición puso en evidencia la ineficacia del sistema de salud en el departamento y develó una crisis humanitaria, tal y como lo advirtió el Plan Internacional Colombia, que trabaja por la infancia en Chocó.

El modelo de salud no sólo es inoperante, sino que está dominado por la corrupción y la ineficiencia. Las personas tienen un carné de afiliación, pero para llegar a un centro de atención deben recorrer horas en lancha que son impagables por una persona pobre. Una investigación realizada por Fedesalud y el Plan Internacional de Colombia encontró que en 2004, el 44 por ciento de los partos fueron atendidos en una institución médica, cifra que en el resto del país es del 95 por ciento. También halló que sólo se hospitaliza el 4 por ciento de la población y que cinco de cada 1.000 han tenido una cirugía. Así, en promedio un chocoano tiene una oportunidad de hospitalización cada 25 años y de acceder a una cirugía cada 200 años, en promedio. Significa que allí debe operar un modelo en el que el médico vaya donde los pacientes, pues en el actual las ARS se quedan con el dinero del Estado por la poca demanda de servicios que tienen.

Para el defensor del pueblo, Chocó necesita una intervención radical en el sistema de salud. "Los recursos de las transferencias les deben llegar de manera directa a los hospitales y centros de salud, sin mediación de las ARS, que han demostrado total negligencia en el servicio que prestan. Además, se debe evitar el manejo del Gobernador en asuntos de salud, y entregarle a una comunidad religiosa con vasta experiencia en el manejo de la salud".

Las muertes de los niños pusieron nuevamente sobre el tapete la pregunta de Rojas Pinilla: ¿se debe acabar Chocó?

El año pasado este departamento, de 46.530 kilómetros cuadrados, tuvo ingresos por 217.000 millones de pesos, de los cuales 181.000 fueron transferencias de la Nación, en su gran mayoría para educación y salud. Más de 10.000 millones de pesos corresponden a rentas cedidas y solo 21.000 millones son generados por el departamento. Así como produce poco, también gasta más de lo que gana. El año pasado los gastos ascendieron a 232.000 millones, lo que significa que tuvo un déficit de 15.000 millones de pesos. De todos los ingresos, sólo 14.000 millones fueron destinados a inversión, como vías o puentes.

Como está en Ley 550, el régimen de quiebras, el departamento de 440.000 habitantes no tiene capacidad de endeudamiento. "Chocó es el peor del país en el manejo fiscal y no tiene perspectivas de solución, no sólo por la falta de recursos, sino por su desorden de la administración, la falta de información y las inconsistencias permanentes", dijo una importante fuente del Ministerio de Hacienda.

Frente a la ausencia de Estado, la Iglesia cumple un papel muy importante. Monseñor Fidel León Cadavid Marín, obispo de Quibdó, reconoció a esta revista que "en nuestros reportes sabemos que en el alto Andágueda murieron el año pasado 52 niños, al igual que en otras zonas, donde encontrar un promotor de salud o un botiquín es un milagro".

En Chocó hay unas 1.400 comunidades, muchas de las cuales, debido al aislamiento y a la falta de opciones productivas, pasan hambre en algunos momentos del año. No siempre hay pescado, y muchas veces pasan días y semanas comiendo solamente arroz o plátano. En algunas zonas, dice el obispo de Quibdó, no circulan billetes ni monedas, y las transacciones se hacen por intercambio.

"Uno sabe que la plata del gobierno para educación y salud llega a Chocó, pero no a los que les tiene que llegar. Con un poquito de juicio y orden, de control del Estado, ese dinero habría permitido cambiar algo en esta región. Pero sigue estancada y lo único que progresa es la corrupción política, que es una realidad", dijo el obispo Cadavid.

Es claro que el departamento de Chocó no es viable hoy ni puede funcionar bajo las mismas normas y reglas de Antioquia, Valle o Cundinamarca. Para el ex ministro y ex alcalde de Bogotá Jaime Castro, desde cuando Chocó nació empezó a mostrar al poco tiempo que no era factible como entidad territorial autónoma. Presidentes como Ernesto Samper y Andrés Pastrana propusieron que los departamentos y municipios que no cumplieran con ciertos parámetros económicos o administrativos fueran disueltos. Pero Chocó, a pesar de estar en Ley 550 desde 2001 y de depender de los recursos del Estado, sigue existiendo.

"Chocó requiere que se le cree un régimen especial, por sus condiciones étnicas, culturales y económicas, un régimen especial, tal y como lo tiene San Andrés, porque de lo contrario, seguirá en el mismo desgobierno, la falta de administración y la corrupción en las que está", dice Castro.

Para el politólogo Pedro Medellín, la única fórmula que queda es la intervención del gobierno central, mientras el legislador establece un mecanismo que le permita suprimir municipios y departamentos inviables.

Carlos Rosero, miembro del Proceso de Comunidades Negras, que agrupa a consejos comunitarios y comunidades del Pacífico y el Caribe, dice que el problema no es de salud ni de corrupción, que existe, sino de física hambre. "Según el Dane, los municipios más pobres y atrasados del país tienen rostro, el de negros e indígenas que han vivido en una desigualdad histórica que no se resuelve con medidas coyunturales ni con emisarios especiales. Que se cierre la brecha de muchas décadas que hay en el desarrollo que hay entre el interior y estas comunidades".

En el gobierno se están estudiando iniciativas que permitan intervenir directamente las finanzas y la política de Chocó. Incluso se ha planteado la misma idea que propuso Rojas Pinilla, de dividir el departamento entre Antioquia, Valle y Risaralda. Cualquier opción es válida para acercar a Chocó a la modernidad, pues el censo de 2005 muestra que este departamento tiene necesidades básicas insatisfechas mayores a las que tenía el país en 1970.