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Petro cruzó la línea de la labor válida de informar a la ciudadanía y pasó en ocasiones a la instigación e incluso a la apología de hechos graves.

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¿Se le fue la mano a Petro en medio de las violentas protestas?

El senador no es el responsable del incendio social que estalló esta semana. Pero sí le está echando gasolina.

12 de septiembre de 2020

En el marco de las protestas de la semana pasada, muchos políticos, ciudadanos y líderes de opinión calificaron la actitud del senador Gustavo Petro como incendiaria y provocadora. Algunos incluso llegaron a decir que el líder de la Colombia Humana estaba detrás de estas manifestaciones como una especie de mano invisible que todo lo dictaminaba y controlaba. Sobre esto último, por supuesto, no hay prueba alguna.

Las acusaciones contra Petro, en ese sentido, no son más que señalamientos de tinte político que, hasta ahora, no tienen fundamento. Sin embargo, bastaba con ver el perfil de Twitter del líder político para percatarse de que el tono y el contenido de muchos de sus mensajes no parecerían corresponder con los de un hombre que aspira a llegar al Palacio de Nariño. No se puede negar que algo grave y de fondo está pasando en la Policía y que la indignación ciudadana está más que justificada. Pero precisamente en momentos como este el país necesita más de la serenidad y del liderazgo responsable de sus más notorios dirigentes. Eso, en Petro, definitivamente no se vio. Él no empezó el incendio, pero sí le está echando gasolina.

Desde su tribuna en las redes sociales el dirigente, más activo que nunca, se dedicó a reproducir todos los videos de lo que estaba ocurriendo en la capital y en las principales ciudades del país. Eso, como hecho aislado, no tendría nada de malo. El problema fue que Petro cruzó la línea de la labor válida de informar a la ciudadanía y pasó en ocasiones a la instigación y hasta a la apología de hechos graves que se estaban presentando a lo largo y ancho del territorio nacional. Las imágenes y videos que rondaban las redes sociales evidenciaban que en esta tanda de protesta no hubo quien hiciera las cosas bien.

Se equivocó la Policía y se equivocaron también muchos de los manifestantes que salieron a acabar con todo lo que encontraron a su paso. No obstante, condenar los evidentes abusos policiales y rechazar la manera equivocada en la que una parte de la ciudadanía salió a manifestarse no eran labores excluyentes. Pero Petro se quedó solo en lo primero. En algunos de sus trinos expresó que las protestas, para tener fuerza, deberían ser pacíficas. Pero en otros se le fueron las luces. El senador llegó al punto de replicar en su cuenta un video de varios policías apedreados con el título “les traigo poesía”. Eso, hay que decirlo con todas sus letras, sí constituye una actitud incendiaria y provocadora.

Otros de los trinos difundidos por Petro llevaban la etiqueta #PolicíaCriminal. El líder de la Colombia Humana también reprodujo en su cuenta de Twitter docenas de imágenes con los CAI de Policía en llamas. Sin embargo, esas fotos no iban acompañadas de un comentario para rechazar esa manera indebida de protesta. Al contrario, cuando publicaba esos desarrollos lo hacía para pedirles a los ciudadanos sumarse a los manifestantes. En otros mensajes también escritos en su perfil de Twitter, Petro calificaba el accionar del Gobierno Duque como el de un régimen dictatorial y eso, en Colombia, no es el caso.

Aunque tenga las falencias conocidas, este país tiene la democracia más antigua de América Latina. Eso es una obviedad que hasta sobra resaltar. Nadie duda que Petro está en todo su derecho de usar sus redes sociales para expresar lo que se le antoje. El senador ha dejado claro que está jugado a fondo contra el orden institucional vigente. Su estrategia no es constructiva, sino anárquica. Sin embargo, un líder de ese nivel de relevancia nacional bien podría ser mucho más responsable a la hora de difundir mensajes que se pueden entender como una incitación al caos y a la violencia.

En los últimos años ha quedado claro que Petro no tiene su tribuna en los grandes medios ni en los mecanismos de difusión de la política tradicional. Lo suyo son las redes, la calle y la plaza pública. En ese terreno, el senador se mueve como pez en el agua. Pero ese es un escenario que debe manejar con todo el rigor y la responsabilidad. De lo contrario, siempre que se presenten desmanes habrá un sector de la opinión que le eche el agua sucia a Gustavo Petro. Eso no solamente no le conviene al país, tampoco al senador, que aspira a llegar a la Presidencia.