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ESPECIAL ELECCIONES

¡Se pifiaron!

Los resultados electorales muestran un contundente fracaso de los pronósticos hechos por las firmas encuestadoras. Ellas tienen sus explicaciones.

31 de mayo de 2010

Desde los primeros boletines de la Registraduría los resultados mostraron una tendencia que se mantuvo hasta el final de la jornada: Juan Manuel Santos por encima del 45 por ciento de los votos y Antanas Mockus cercano al 20 por ciento. Un resultado al que no le apuntó ninguna de las encuestadoras, ni siquiera incluyendo el margen de error. Mientras boletín a boletín se martillaba en la protuberante diferencia, crecía la indignación en la gente que creyó en el empate técnico pronosticado, los que reclamaban una explicación.

La última medición del Centro Nacional de Consultoría fue la menos desatinada en sus resultados comparada con las otras tres firmas (ver gráficos). Sus resultados publicados el 23 de mayo mostraban una ventaja de Santos de 5 por ciento sobre Mockus. Su director, Carlos Lemoine, le dijo a SEMANA que él se sentía seguro de que no había una mala medición, sino que la dinámica política de los últimos días es muy grande y la última semana por ley ellos no pueden publicar su trabajo.

Para sustentar lo que dice, pone como ejemplo el crecimiento de Mockus el último mes: "Pasó de un 3 por ciento a estar por encima del 30. Es como si subiera un punto diario, imagínese los cambios que puede haber la última semana", dice Lemoine. De hecho, las otras firmas en sus últimos informes se aseguraron de incluir una "nota metodológica" en la que hacían una salvedad de una eventual diferencia con los resultados, apoyados además en que había un 9 por ciento de indecisos; esto sucedió por lo menos con Ipsos-Napoleón Franco. Pero aún si este porcentaje se incluyera, no daría tan contundente diferencia.

Para los encuestadores sus mediciones son fotografías de una carrera de caballos en diferentes momentos, pero son los últimos 500 metros los que le dan la victoria a uno de ellos. "Los cambios no los hacemos nosotros sino la gente", dicen. "Más que un margen de error, lo que tenemos es un margen de silencio de una semana donde cualquier cosa puede pasar, como quedó demostrado", comenta Napoleón Franco.

Y en parte tienen razón. No hay duda de que este proceso electoral ha sido uno de los más dinámicos de la política colombiana. También es cierto que el voto para la Presidencia puede llegar a ser muy volátil, pues a pesar de que los candidatos son apoyados por partidos políticos estos aún no muestran una clara consolidación y no logran mantener una masa de seguidores fieles. Esto, por ejemplo, explicaría en parte el repunte de Germán Vargas contra los resultados en descenso de Noemí Sanín. De ahí que pese a los resultados de la primera vuelta, no se descarten cambios para lo que queda de la competencia.

Napoleón Franco defiende los resultados de sus encuestas argumentando que lo que ellos mostraron fue clave para que algunas campañas reaccionaran con más publicidad y usaran estrategias más exitosas mientras que otras siguieron en lo mismo.

Lemoine dice que los resultados no pueden llevar a las encuestadoras a la picota. Acepta que las técnicas usadas no son precisas ni exactas, "si hay alguna forma de medición mejor entonces que se use. Es eso o lo que diga cada quien", dice. Una reflexión que aunque tenga mucho de cierto, dejará siempre con un sin sabor a quienes orientaron su decisión de voto con base en lo que estas iban mostrando, y maltrecha la confianza en esta herramienta para una segunda vuelta en la que la mayoría de las firmas daban por ganador a Mockus. Los nuevos resultados de las próximas encuestas igual solo alcanzarán a retratar lo que sucede hasta una semana antes de la segunda vuelta, y con las explicaciones que dan ahora los encuestadores sus pronósticos serán cogidos con pinzas pues siempre habrá la explicación de que no son infalibles y que tan solo son una foto tomada a destiempo.