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María Angélica González fue liberada en la vereda San José de las Pitas, en la zona rural de Convención, Norte de Santander. | Foto: Hernando Herrera, diario La Opinión

SECUESTRO

“Seguiré luchando por los derechos humanos”

Después de estar quince días secuestrada por el ELN, una de las cuatro mujeres retenidas, la funcionaria del programa de Atención a Comunidades en Riesgo de la Vicepresidencia de la República, María Angélica González, habló con Semana.com

24 de julio de 2010

María Angélica González ha trabajado por la defensa de los derechos humanos desde hace quince años. En su desempeño como historiadora, especializada en etnología, ha pisado territorios dominados por actores armados, sin haber recibido nunca una advertencia que la hiciera sentirse amenazada. Sin embargo, el pasado 9 de julio su situación cambió.

Cuando hacía parte de una misión en la zona rural de Teorama, Norte de Santander, como parte del programa de Atención a comunidades en riesgo de la Vicepresidencia de la República y la Fundación Progresar, María Angélica fue secuestrada por la guerrilla del ELN junto con otras tres mujeres, las investigadoras Lisbeth Jaimes Jaimes, abogada, y las sicólogas Mónica Duarte Rodríguez y Nora Guerrero.

La retención duró quince días y el propósito fue claro desde el principio. Así lo aseguró a Semana.com María Angélica, a escasas horas de su liberación.

Semana.com: ¿Cuál era el propósito de la visita al corregimiento de Teorama?

María Angélica González: Estábamos haciendo una labor de acompañamiento y atención a algunas familias campesinas del sector que trataban de regresar a sus tierras.

Semana.com: ¿De cuántos días era la misión?

M.A.G.: La idea era recorrer varias zonas. La noche que me retuvieron ya habíamos cumplido con la labor de ese primer día. Al siguiente, la idea era partir hacia al municipio de Trinidad, donde continuaríamos con las labores de acompañamiento.

Semana.com: ¿Usted o alguna de las otras tres mujeres que la acompañaban habían recibido algún tipo de amenaza?

M.A.G.: Nunca. Nuestra labor es siempre en zonas de riesgo, donde sabemos que estamos expuestas, pero no amenazadas.

Semana.com: ¿Cómo se dio el secuestro?

M.A.G.: Eran como las diez de la noche, del 9 julio, y estábamos listas para dormir. Nos estábamos quedando en un colegio porque allá no hay hoteles, ni nada de eso. Yo estaba en el mismo ‘cuarto’ con dos profesores y mis otras tres compañeras en el otro. De repente llegaron unos hombres y dirigiéndose a mí dijeron que eran del ELN y que necesitaban enviar un mensaje conmigo, que me fuera con ellos, que sería sólo por dos o tres días. Agarré entonces la maleta y salí con ellos. Afuera estaban esperándonos en dos motos.

Semana.com: ¿Qué pasaba mientras tanto con los profesores que la acompañaban en el mismo cuarto y sus compañeras que estaban también en el colegio?

M.A.G.: Ellos no podían hacer nada. Los hombres les explicaron que se trataba de una retención por pocos días, que esperaran a ver qué pasaba.

Semana.com: ¿Hacia dónde la llevaron y cuál fue la razón que le dieron para retenerla, en principio, solamente a usted?

M.A.G.: Me hicieron recorrer mucho camino hasta que en la madrugada llegamos a una casa, donde había una cama y dos personas encargadas de estar pendientes de mí. Me dijeron que lo único que necesitaban con mi retención era mandar una razón.

Semana.com: Sin embargo, después fueron secuestradas también sus otras tres compañeras...

M.A.G.: Sí, por ellas fueron al otro día. La primera noche la pasé sola. Cuando ellas llegaron salimos de ahí y duramos como cuatro días caminando, subiendo montañas hasta que llegamos a otra casa, ahí estuvimos el resto del tiempo.

Semana.com: ¿Qué pasó durante esos días? ¿Cómo fue el trato?

M.A.G: No nos hablaban mucho, sólo repetían que iba a ser poco tiempo la retención, y que sólo querían que diéramos el mensaje que ellos querían mandar. El trato siempre fue bueno, estaban muy pendientes de la comida.

Semana.com: ¿Cuál fue el mensaje que enviaron?

M.A.G.: Eran dos páginas, pero sobre todo resaltaban su descontento con que la región de El Catatumbo y la provincia de Ocaña sean objeto del desarrollo de la Segunda Fase del Plan Colombia, orientado a generar condiciones políticas, sociales y de seguridad que garantizan el saqueo de los recursos naturales, la implantación de la agroindustria, la adecuación de la infraestructura al servicio de las transnacionales y convierten el territorio en plataforma para la agresión a Venezuela. También decían que el riesgo para las comunidades de esa región lo representaba la intervención militar y paramilitar, que es esta la que deja asesinatos y siembra terror.

Semana.com: ¿Cuándo les dijeron que las liberarían?

M.A.G.: El 20 de julio ya sabíamos que estaba cerca la liberación, aunque no sabíamos cómo.

Semana.com: Además de llevar el mensaje ¿no hubo ningún otro tipo de exigencia para lograr la liberación?

M.A.G.: Ninguno. Era lo único que querían.

Semana.com: ¿Durante el secuestro tuvo la posibilidad de comunicarse con su familia?

M.A.G.: No, ni yo ni ninguna de ellas. Eso era lo que más nos preocupada, lo que estuvieran sintiendo nuestros familiares.

Semana.com: Después de esto, ¿continuará con su trabajo en la defensa de derechos humanos?

M.A.G.: Sí, siempre lo he hecho y eso no cambiará. De eso se trata mi labor.