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SEGUNDO 'ROUND'

Los cambios en la cúpula militar, que la semana pasada tuvieron un inesperado capítulo, terminaron fortaleciendo al general Camilo Zúñiga y debilitando al general Harold Bedoya.

18 de diciembre de 1995

A DIFERENCIA DE LOS AÑOS anteriores, en 1995 los cambios en la cúpula de las Fuerzas Armadas no generaron mayores expectativas. Especialmente porque el día del sepelio de Alvaro Gómez, el gobierno anunció su decisión de mantener en sus puestos a los actuales comandantes de las Fuerzas Militares y del Ejército, la Armada, la Fuerza Aérea y la Policía. Por eso, las noticias emanadas de la Casa de Nariño y del Ministerio de Defensa los días 4,11 y 15 de noviembre, pasaron inadvertidas y escasamente fueron registradas por los periódicos y no merecieron espacio en los noticieros de televisión.
Sin embargo, no solo sí ocurrieron profundos cambios en la línea de mando castrense, sino que este año será recordado porque por primera vez en mucho tiempo el remezón dejó en el camino a 10 generales del Ejército, a tres almirantes de la Armada, a un general de la FAC y en los próximos días, posiblemente, a tres generales de la Policía. Por considerar que se trata de una situación sui generis, SEMANA consultó a expertos en el tema y a fuentes militares de entero crédito para hallarle una explicación a lo ocurrido, especialmente en el Ejército, institución que ha sido epicentro de múltiples problemas en las últimas semanas.
Después de dialogar con numerosos oficiales del Ejército resulta forzoso concluir que tras el obligado remezón anual es evidente el fortalecimiento del comandante de las Fuerzas Militares, general Camilo Zúñiga Chaparro, en contraste con el aparente debilitamiento del comandante del Ejército, general Harold Bedoya Pizarro. Y aunque los dos oficiales mantienen una buena relación personal, es claro que en los últimos meses habían surgido diferencias entre ellos.
Los oficiales y los expertos consultados por SEMANA aseguraron que el general Zúñiga resultó ganador en este episodio porque obtuvo el pleno respaldo del gobierno para proponer los cambios y determinar quiénes salían y quiénes se quedaban. Y es que hasta ahora el veterano oficial ha logrado salirse con la suya merced a su inquebrantable lealtad hacia el presidente Ernesto Samper, quien ha tenido en Zúñiga a un aliado incondicional. "Eso es así, hasta el punto de que no han pesado en su contra la sanción que le impusieron por la irregular adquisición de 50.000 pares de botas y el escándalo en el que se vio involucrado por la estafa al Ejército de 800 millones de pesos a manos de la señora Jaller", sostuvo uno de los voceros.
En la otra orilla está el general Bedoya, quien desde julio de este año ha afrontado numerosos problemas. Primero fue la publicación en SEMANA de un documento suyo que cuestionaba la desmovilización de Uribe para unos eventuales diálogos de paz con las Farc. Y aunque ya quedó claro que el oficial no tuvo que ver con la divulgación del documento, lo cierto es que en su momento el gobierno pensó en llamarlo a calificar servicios. Luego fue el casete que contenía una presunta conversación entre el presidente de la Comisión de Acusaciones de la Cámara, Heyne Mogollón y un funcionario de un banco en Córdova y que acabó por costarle el puesto al jefe de inteligencia del Ejército, una de las personas más cercanas a Bedoya. "Para afrontar semejantes líos él ha tenido que dedicarle buena parte de su tiempo a aclarar estos hechos para demostrar que no era responsable de esas filtraciones -sostuvo una de las fuentes de SEMANA-. Es decir, él casi estuvo arriba, casi lo sacan del puesto y finalmente quedó en la mitad. Tiene más vidas que un gato porque lo que ha hecho es sobrevivir".
Además, las fuentes señalaron que Bedoya ha quedado en una especie de sándwich entre Zúñiga y el general Jesús María Vergara, segundo comandante del Ejército, quienes son amigos inseparables desde hace muchos años. "Lo que ha ocurrido en la práctica es que por cuenta de esa alianza entre el número uno y el número tres, al número dos le han ido quitando poco a poco los oficiales de su total confianza ", concluyó la fuente.

LOS CAMBIOS: ¿NORMALES?
Pero el asunto no termina ahí. Los relevos en la estructura jerárquica del Ejército y las Fuerzas Militares también han generado una enorme polémica interna que solo es perceptible hablando privadamente con la oficialidad. SEMANA recorrió durante varios días los pasillos y las oficinas del viejo edificio desde donde despachan los militares y encontró que hay una gran confusión y falta de respuesta a numerosas preguntas. "Todo esto lo podemos dividir en tres partes: empezaron a salir, a cuentagotas, los generales de cuatro en conducta; premiaron a algunos que no lo merecían y castigaron a otros que estaban haciendo su trabajo bien", dijo un coronel que pidió la reserva de su nombre.
Y es que si se revisan los nombres de los generales que salieron de las filas castrenses, no es difícil hallar cosas muy interesantes: lo primero tiene que ver con el documento de Bedoya sobre la desmilitarización de Uribe. Así, aunque puede ser una mera coincidencia y ninguna fuente oficial lo confirmó, es claro que tres de los cuatro generales que acompañaron a Bedoya a entregar el memorando en el comando de las FF.MM., virtualmente están fuera del Ejército. Se trata de los generales Rodolfo Torrado Quintero, hasta ahora inspector de esa arma y a quien en la nueva línea de mando no le asignaron cargo alguno. Su permanencia en el servicio activo será definida esta semana por el ministro de Defensa, Juan Carlos Esguerra. También fue sacado de la línea de mando el general Eduardo Camelo Caldas, lo que significa su retiro automático de las filas castrenses. Y aunque el general Bernardo Urbina -que también participó en la entrega del memorando de Bedoya- fue retirado hace dos semanas por entregar el casete de Mogollón, las fuentes señalaron que de todas maneras el gobierno pensaba retirarlo en este remezón.
Las fuentes consultadas por SEMANA comentaron igualmente la designación de los generales Ramón Niebles Uscátegui como nuevo jefe del Estado Mayor Conjunto de las FF.MM. y del también general Raúl Rojas Cubillos, enviado como representante del Ejército ante la Junta Interamericana de Defensa en Washington. Sobre Niebles, las fuentes señalaron que cuando ocupaba el cargo de comandante de la XIII Brigada del Ejército en Bogotá ocurrieron dos hechos sobre los cuales debió responder: primero, la operación de Altos del Portal, ejecutada por patrullas militares que al parecer trabajaban para Gonzalo Rodríguez Gacha y que culminó con la muerte de varias personas. Segundo, la participación de un sobrino suyo en el robo de varias caletas de dólares pertenecientes a 'El Mexicano'. Además, en su edición número 126, la revista Cambio16 dijo que Niebles era uno de los oficiales que según altas fuentes de Estados Unidos tenía "presuntos vínculos con organizaciones cuestionadas por agencias internacionales". No obstante, Niebles tiene el respaldo del ministro Esguerra.
Con respecto al general Rojas, los oficiales consultados por SEMANA dijeron que era sorprendente cómo habían premiado a uno de los oficiales más cuestionados del Ejército y quien afronta una investigación por enriquecimiento ilícito.
Así, no soplan buenos vientos por estos días en el seno de las Fuerzas Militares. Y mientras en las altas esferas se sostiene que lo que ocurre es normal, la oficialidad que mira los toros desde la barrera está convencida de que todavía hay días peores por venir.